Coetzee: Desgracia, o cómo sobrevivir en medio de la pérdida

Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell 

David Lurie, el protagonista de Desgracia, es un hombre de 52 años con dos divorcios a cuestas y que se desempeña como profesor de Literatura en una universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.  

A raíz de una relación que entabla con una alumna, se ve forzado a dejar su trabajo y su vida citadina llena de placeres y se traslada hacia una hacienda apartada donde vive su hija Lucy. En ese sitio, planea dedicarse a escribir sobre Lord Byron. 

Desgracia es un libro que nos muestra varios contrastes: la Sudáfrica urbana y el campo, el ambiente académico y la vida rural, el hedonismo y la existencia bucólica, la realidad de los hombres y las mujeres, todo esto en el contexto del país post apartheid, donde los roles sociales aún conservan rastros de lo vivido durante esta etapa, plasmado esto en el desdén que el profesor Lurie, un hombre blanco de alto nivel académico, siente por las personas de otra raza y con menos educación que él.  

Esta obra literaria de J. M. Coetzee, Premio Nobel de Literatura en el 2003, nos habla sobre la redención y el intento por lograrla, así como la esperanza y la búsqueda, a veces infructuosa, de la misma.  

David Lurie y su hija Lucy tratan de restablecer o entablar por primera vez una relación filial en la que su forma de ver la vida se interpone constantemente, llevándolos a desacuerdos y a distanciamientos, pero siempre reuniéndolos, ya que sólo se tienen el uno al otro.  

Un evento traumático sufrido por ambos sacude sus cimientos desde lo más profundo y los lleva a tratar de entenderse el uno al otro.  

El oficio de Lucy, que es el cuidar perros, sirve de marco para hablarnos sobre la naturaleza del ser humano comparada con la de los animales, la cual prueba no ser tan distinta en cuanto a los instintos y el empleo de éstos para sobrevivir. 

Esta novela, ganadora del Premio Booker en 1999, es cruda en su esencia, como suelen ser algunos textos que hablan del dolor, pero también nos habla de la aceptación de nuestra realidad y del cómo aprender a vivir con lo que se tiene cuando las posibilidades de un mundo mejor se agotan. 

*Texto publicado originalmente en la cuenta de Facebook Radio Gatell 

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