Por Guillermo Torres
Quizá sea parte de nuestra idiosincrasia el no saber perder o, mejor dicho, asumir el perder como algo denigrante, cuando en realidad es un proceso de aprendizaje y de superación continua; en lo deportivo, ni hablar, se refleja en todo su esplendor eso que aún no trascendemos.
En lo político, se ha convertido en algo crónico y peligroso, al grado de tachar de “peligro para México” al hoy Presidente de México. En la campaña de 2006 su autor, el operador político del crimen organizado, el patiño de Carlos Salinas de Gortari.
Sí, Felipe Calderón, quien usurpó la Presidencia por medio de un fraude electoral para luego pactar un esquema parecido operado desde Televisa en favor de Enrique Peña Nieto. Lo que solamente le faltó decir a este lúcido personaje es que además de la corrupción, la trampa, la transa, la treta y la mentira son también parte de nuestra cultura.
Al día de hoy, luego de dos años de la rotunda derrota electoral que sufrió la derecha como consecuencia de un espiral de 30 años de crímenes, incluso de lesa humanidad en nombre de la política y, por supuesto, del arduo y enfocado trabajo político de Andrés Manuel López Obrador.
La derecha no alcanza a dimensionar ya la función política que un partido está llamado a jugar en su rol dentro de una sociedad. Están al borde de una locura, aún más acentuada de lo que ya denotaban: violencia, agresividad, odio infundado; una intención de balcanizar el país a toda costa con el fin de recuperar los privilegios que un régimen democrático ha recuperado para el pueblo.
La diferencia, claro, es que cuando se robó la Presidencia operaba sus grupos paramilitares desde las instituciones gubernamentales y hoy, con más razón, estando en riesgo de ser aprehendido por su trayectoria criminal, le resulta más que conveniente convocar de manera abierta y deliberada a la agitación social, misma que no tiene ninguna posibilidad de eco en la mayoría del pueblo mexicano, que es quien eligió al gobierno actual.
Pero su principal apuesta está en el intervencionismo del ala radical de la CIA y anexas, de los grupos reaccionarios que coordina este enajenado del alcohol y sus cuadros de mercenarios.
A no dudarlo, las zonas de mayor riesgo son Guanajuato y Jalisco, ya que siguen siendo gobernados por sus gerentes panistas.
Desde tiempos de Vicente Fox permitieron proliferar el robo de combustible en la zona donde confluye la red subterránea de distribución, con el fin de justificar un robo aun mayor que operaban desde las entrañas de Pemex, todo ello con miras a tener el argumento perfecto para consolidar la privatización de los energéticos. Claro que tenía una doble función de amedrentar al pueblo y desarticular la oposición que su régimen de oprobio pudiera tener.
Como un inocente comentario de Felipe Calderón para medir alcances y repercusiones mediáticas en primera instancia y lo que pudiera generar de eco, manifiesta su llamado a una rebelión armada, cuando en todo caso podría llegar a un golpe de Estado particular de unos cuantos yupies trastornados por las mismas sustancias con las que han lucrado y reprimido.
Con la captura de José Antonio Yépez, “El Marro”, será más que evidente en un momento dado, la red de complicidades y sedición que coordina la derecha desde sus estertores, no como corriente política, que quizá siempre careció de enfoque sobre ello, sino como organización criminal.
Desde el Poder Judicial tan corrompido y cooptado, un poder fáctico que tiene por principal menester hacer negocio con la dignidad humana a cambio de prostituir y dejar en la inoperancia a la justicia mexicana.
Ahora no hay pretexto alguno de “falta de pruebas”, como lo han hecho en su momento con los padres, hermana y pareja sentimental de este socio y aliado clave de Felipe Calderón y su caterva de malandros de cuello blanco en sus filiales y franquicias políticas, incluso en ciernes, como es el caso de otro trastornado mental, como Gilberto Lozano, tenían toda la intención de perfilar su “movimiento” de FRENA en fuerza complementaria del partido que fundaron los Calderón, por cierto con una cantidad exorbitante de firmas falsas avaladas por Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE.
Es inconcebible la desvergüenza de estos criminales que le operan políticamente a la delincuencia, que además de argumentar objeciones al gobierno actual de cosas que ellos mismos fomentaron y heredaron, e incluso las siguen ocupando como modo de golpear a la antes oposición, hoy gobierno.
Y encima asumir un papel de libertadores de la Patria, llamando a una rebelión armada, de la que no solamente no hay legitimidad, ni siquiera aforo, no hay la más mínima vergüenza y sentido del ridículo, luego de que el gobierno actual llegó a donde está por medio de un movimiento pacífico en todo el país, se sufrió persecución, cárcel, muerte, asedio y todo lo que la derecha siempre tuvo por característica principal.
Y ante un triunfo limpio, popular y constitucional, es la respuesta que tienen para el país, esa es su propuesta, es su visión política y social de lo que ha menester en México para salir delante de todos los rezagos que se sufren, lo que quizá no ha tenido en cuenta este prófugo de la justicia nacional e internacional, es que el pueblo en su mayoría es el único soberano que tendrá la última palabra en uno u otro sentido.
Ante ello, debería de preocuparse más por reagrupar su raquítica fuerza política para reenfocar y aportar algo positivo a México, más allá de la pena ajena y la repulsión tan grotesca que pueden llegar a inspirar desde su desmedido berrinche de no tener ya la posibilidad de saquear las arcas del país.
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