Por Mónica Loya Ramírez
Fotos: Eréndira Negrete
24 de abril de 2016.- Desde las calles que desembocan al Monumento a la Revolución van llegando miles de personas. El ambiente es festivo, la gente se busca, se saluda, se encuentra. Hay mujeres haciendo mantas alusivas al día: “¡El silencio nos mata!” “¡Vivas nos queremos!”
Muchas mujeres vestidas de color morado y muchos hombres acompañando en esta manifestación que pide un alto a la violencia contra las mujeres. Desde hace años el caso emblemático de las muertas de Ciudad Juárez, Chihuahua, nos ha perseguido, conmovido, horrorizado e inmovilizado como sociedad. Sólo que eso, en lugar de haber terminado se ha extendido de manera alarmante por todo el país.
Esos casos que son la culminación de una serie de violencias cotidianas, no vistas, ignoradas por todos, que surgen y se acumulan en las historias de que las mujeres relataron con el hashtag #MiPrimerAcoso, evidencian lo normalizada que está la violencia contra las mujeres en nuestra sociedad.
“Te puedo contar más de cinco anécdotas de acoso en el transporte público”, dice Alejandra. “Una vez hasta me embarró semen un desgraciado cochino, y lo peor es que los demás, aunque vieron, no hicieron nada”.
Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en 2011, 63 de cada 100 mujeres de 15 años y más declaró haber padecido algún incidente de violencia, ya sea por parte de su pareja o de cualquier otra u otras personas.
Se avisa por el micrófono que la marcha empezará a las tres en punto. Inicia el acomodo de contingentes, primero los de mujeres –se les advierte a los hombres que por su seguridad no vayan en ellos-, luego los mixtos. Jaraneras, madres de las desaparecidas, Amnistía Internacional, Universidad Autónoma de México (UNAM) en sus distintas facultades y escuelas, el Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE) y un contingente del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) -a los que por cierto nunca me había tocado ver en una marcha- entre muchos otros.
Un grupo de muchachas gritan con fuerza: “¡Verga violadora a la licuadora!” En nuestro país El 32 por ciento de mujeres han padecido violencia sexual por parte de agresores: actos de intimidación, acoso o abuso sexual (INEGI).
Georgina platica que ella nunca había ido a una marcha, pero que está vez se organizó con sus compañeras de la escuela porque una de sus amigas desapareció. “Salió de la escuela y nunca más la volvimos a ver. Sus papás aún no se resignan. No queremos que nos pase lo mismo”.
El sol resplandeciente acompaña a la multitud. Hoy no llovió ni hubo contingencia. Todos vamos asoleados pero alegres gritando consignas, bailando, brincando al son de “el que no brinque es macho” y es gratificante ver a muchos niños acompañados de sus padres.
Para Pedro, que va acompañado de sus compañeros y compañeras de escuela, es “una oportunidad para apoyar a las mujeres, porque no todos somos machos, hay que exigir que pare la violencia, que encuentren a tantas desaparecidas, que hay y que se respete a las mujeres”

Las cifras no hablan, gritan:
Las mujeres más expuestas a la violencia de cualquier agresor son las de 30 a 39 años: 68 por ciento ha enfrentado al menos un episodio de violencia o abuso. Chihuahua registra 80 por ciento y el Estado de México el 78 por ciento.
La violencia de pareja está más extendida entre las mujeres que se casaron o unieron antes de los 18 años (52.9 por ciento) que entre quienes lo hicieron a los 25 años o más (43.4 por ciento). Entre las mujeres con dos o más uniones o matrimonios el nivel de violencia es mayor (54.6 por cieno), entre aquellas que sólo han tenido una unión o matrimonio (48.7 por ciento). El 32 por ciento de mujeres han padecido violencia sexual por parte de agresores: actos de intimidación, acoso o abuso sexual.
En 2013, las tasas de defunciones por homicidio de mujeres más altas se ubican entre 13 y 6 defunciones por cada 100 mil mujeres en los estados de Guerrero, Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Morelos y Durango.
En promedio se estima que durante 2013 y 2014 fueron asesinadas siete mujeres diariamente en el país.
Entre 2011 y 2013, las entidades que presentan las tasas más altas en homicidios de mujeres son Guerrero, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Durango, Colima, Nuevo León, Morelos, Zacatecas, Sinaloa, Baja California y Estado de México.
La marcha salió de Ecatepec, Estado de México, porque es el municipio donde se registra el primer lugar de feminicidios y concluyó en el Ángel de la Independencia. No sólo nos queremos vivas, nos queremos plenas, felices, realizadas, acompañadas.