Luego de que la familia LeBáron pidiera al presidente Donald Trump que designará a grupos del narcotráfico como terroristas, y el canciller Marcelo Ebrard saliera en 26 de noviembre a decir que era exagerado, ese mismo día por la tarde, Trump decidió inclinarse por la propuesta de la familia chihuahuense de origen estadounidense.
Sin embargo, todo esto tiene diferentes vertientes y, por supuesto, conlleva a acciones, consecuencias y una nueva política económica y social dentro de nuestro país.
Una de las vertientes es el mismo narcotráfico que, desde los setenta, inicio en nuestro país y, en los ochenta, fue visible con el cartel de Guadalajara, que fue el primer grupo del narco importante en el país.
Ahí se comenzó con la proliferación de carteles que hasta cierto punto realizaban muchas de sus actividades en las sombras, sin reflectores, pero esto cambiaría con la aparición de “El Chapo” Guzmán, que sería la cara mas visible del narcotráfico por más de una década.
Ahí el narcotráfico tenía una cara y sus actividades eran apenas visibles. Una de ellas fue el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y por la cual se haría famoso “El Chapo” Guzmán, que era realmente al que querían matar un cartel rival.
En 2006 Felipe Calderón, entonces electo presidente de México, decidió declarar la guerra al narcotráfico. Con ello se intensificó la violencia que, hasta el día de hoy, no sólo ha aumentado, sino que ademas hay diferentes carteles y estos han pasado de las sombras a la luz pública, cometiendo todo tipo de crímenes de lesa humanidad.
Lamentablemente muchos de esos crímenes son conocidos por nosotros y por el mundo entero. El narcotráfico ha sido tan visible que no tiene miedo de estar en el foco público como protagonistas. Desde Felipe Calderón, pasando por Enrique Peña Nieto, y hoy con Andrés Manuel López Obrador, no han podido contener la violencia.
El Ejército ha estado en esa batalla junto con la Marina y hoy la Guardia Nacional. Principalmente la Marina había participado en la captura de líderes del narcotráfico y relegado al Ejército en este ejercicio, ya que Estados Unidos sabía que había menos corrupción en esta organización que en el Ejército, y por eso decidieron trabajar con ellos codo a codo. Hoy la Marina ha sido relegada por Andrés Manuel López Obrador.
Hoy la lucha contra el narcotráfico se basa en “abrazos, no balazos”, en no hacer el uso de la fuerza del Estado contra estos criminales; sin embargo, como pudimos observar en la captura y liberación de Ovidio Guzmán, las fuerzas federales están completamente rebasadas en armamento, táctica y organización.
El grupo de narcotraficantes pudo poner en jaque al Estado y lograr su cometido. Cuando se da la liberación de Ovidio Guzmán, las imágenes me recuerdan cuando Pablo Escobar tenía de rodillas al Estado colombiano. Aquí al parecer no ha pasado eso, pero por el tipo de armamento que desplegaron los narcotraficantes es posible que puedan hacerlo.
Debe haber motivos por los que no se desató una guerra tan cruenta como la de la Colombia de los ochenta y noventa en el México de hoy. Hay diferencias, pero sin duda, estamos en un Estado de terror y ahí es donde entra otra pieza de este rompecabezas.
Si Estados Unidos declara a los carteles mexicanos como terroristas, donde quedan las personas que les venden armamento y la pregunta principal es ¿De dónde son las personas que entrenan a estas organizaciones criminales?
Esta respuesta está en la entrevista que dio a conocer Telemundo, donde un ex sicario del CJNG afirmaba que quienes los entrenaban, y cito “eran expertos en tácticas militares, desertores de fuerzas de seguridad mexicanas y extranjeras, así como Navys de los Estados Unidos y fuerzas Delta”.
El Departamento de Defensa estadounidense respondió a Telemundo que “desconocen las actividades de los militares que ya no están en activo”, sin embargo, si Estados Unidos está consciente que su vecino del sur tiene problemas de violencia y quiere nombrar a carteles de la droga como terroristas, tendría que investigar quiénes son esas personas que venden equipo de espionaje, equipo táctico y armas de alto poder a estas organizaciones.
Tal vez habría ciudadanos estadounidenses involucrados en dicho terrorismo y tendrían que actuar siendo juez y parte en esta liberación de México en el narcoterrorismo, que sí existe y lo vemos todos los días en las noticias. Pero también Estados Unidos enarbolaría su clásico discurso de “Libertad” para invadir nuestro país como lo ha hecho toda su historia con Vietnam, Afganistán e Irak, sin nombrar a los que ayudó con golpes militares en Sudamérica.
Otro punto que debe ser tomado en cuenta es la política que se vive en Estados Unidos. Las intervenciones de Donald Trump en Ucrania le pueden costar la presidencia y próxima candidatura para reelegirse, lo cual no quiere que suceda, ya que si se lleva a cabo el proceso de revocación de mandato, prácticamente podría ser procesado y dejaría en nulidad muchas de las propuestas que ha tenido a lo largo de su presidencia.
Por ejemplo, nombrar terroristas a los narcotraficantes mexicanos, la construcción de un muro (que ya existe), y tal vez también se vendría abajo el T-MEC, así como dejar el poder en manos de los demócratas y tal vez la quiebra de sus empresas.
El punto menos visto y que es el más importante es la geopolítica mundial, donde se han dado muchos cambios en los últimos años, sobre todo por el crecimiento de China, que pone en duda el liderazgo económico y político de Estados Unidos en el mundo.
Esto se veía desde que Estados Unidos dejó de importar en América Latina por la extrema pobreza en que se vive. Se dio por hecho que la región no se podría levantar. Brasil fue el primer país en desarrollar su economía y hacer un tratado con Rusia, China, India y Sudáfrica para crear lo que se conoce como los BRICS, y que está formado por economías emergentes, con el cual pueden convertirse dichos países en economías dominantes para 2050.
Sin embargo, Estados Unidos vio con recelo que China y Rusia tomaran un papel protagónico en América Latina. Este hecho también tiene un precedente, que es Crimea, en Ucrania, donde Rusia tomaría esta parte de la península para tener acceso directo, vía marítima, al Mar Negro
Por esta adhesión Estados Unidos comenzó sancionando a Rusia para evitar que su economía crezca, sin embargo, Rusia –siendo un protagonista en Europa– no puede ser bloqueado del todo, ya que ellos son los que proporcionan la mayor parte del gas que usa el continente.
Estados Unidos inició una guerra comercial con China, lo cual ha desatado enfrentamientos arancelarios entre ambas potencias. Hace 20 años Estados Unidos era el rey y señor de sanciones y pasaba por encima de cualquier país. Ahora no lo puede hacer con China, ya que mucho de su comercio depende de la mano de obra barata China y, China, depende de la dolarización de la economía mundial.
Hasta el momento tanto China como Rusia han incrementado la compra de oro en sus reservas, y esto evitaría que entraran en una crisis mayor si la economía mundial se desestabiliza. China actualmente domina muchos mercados con sus productos y avances tecnológicos, y puede competir con cualquier empresa del vecino del norte y superarla.
Como ejemplo están los smartphones, donde Huawei vendió 66 millones de aparatos, lo que se traduce a una ganancia en participación del mercado en 18.2%. Apple, por otro lado, redujo sus ventas en 3% y con una participación de 12.4% del mercado mundial. Así con este ejemplo podemos darnos cuenta qué tan importante y evolutivo se ha vuelto el comercio chino en el mundo.
Actualmente este panorama no le es favorable a los estadounidenses, ya que China, estando tan cerca de mercados americanos, hace que se enciendan las alarmas en Washington y en el mundo.
Por tales motivos se busca que los países americanos, como se ve al día de hoy, estén alineados con el gigante del norte y así poder mantener cierta hegemonía en la región y el mundo.
México, siendo su vecino, esta destinado a cumplir casi cualquier cosa que mande la Casa Blanca. Entre esas cosas podría estar la renuncia de un aeropuerto de primer mundo y, como desde otros sexenios, la intrusión de la CIA, la DEA, el FBI y otras agencias que actúan en nuestro territorio desde hace décadas.
Por último, y como se trató por pocos periodistas sobre este tema, Estados Unidos no podrá nombrar a los carteles mexicanos como terroristas, ya que su sistema bancario tendría que ser investigado por lavado de dinero.
La Asociación Del Rifle tendría que poner mayores restricciones a la venta de armas, lo cual no sucederá. Ningún presidente ha podido regularizar a esta Asociación que, además reparte mucho dinero a campañas, tanto de demócratas como de republicanos. Eso sería el Apocalipsis para aquel país.
Jamás permitirán que se caiga su sistema bancario, la generación de dinero por la venta de armas, legal e ilegalmente, y mucho menos tener un flujo de efectivo como el narcotráfico lo tiene para ambas economías.
A pesar de eso México, con una posible lucha de Estado Unidos a los carteles, no podrá hacer nada porque nuestro presidente no tiene el carácter o las posibilidades de poder decir “no”, de salir con dignidad de cualquier ataque de Donald Trump.
México está inmerso en violencia desde hace 13 años por la adicción de los estadounidenses. Nuestros presidentes en esos años no hicieron nada para disminuir la violencia y, nosotros como sociedad, somos cómplices de esto, por aceptar el incremento de esta violencia sin alzar la voz, sin protestar con gallardía, como lo hacen en otras partes del mundo y como actualmente se hace en Latinoamérica.
Somos cómplices, somos responsables y somos testigos de la descomposición de este país. Hemos perdido la capacidad de asombro, la capacidad de indignación y la capacidad de empatía con las víctimas y sus familias. Se perdió la capacidad de ser humanos.