Trump y los migrantes en el mundo

Por Alex PM

 

Un domingo 12  de mayo del 2002, el entonces vicepresidente del gobierno español, Mariano Rajoy, concedió una entrevista al diario El País, el coruñés afirmó: «La inmigración no puede ser infinita porque, a veces, un exceso de inmigración puede llevar a la marginalidad, y en ocasiones esa marginalidad lleva a la delincuencia.» Este miedo a la posible delincuencia producto de los migrantes ha llevado al mundo moderno a un nuevo capítulo. Europa y Estados Unidos empiezan a inclinarse hacia la extrema derecha buscando proteger sus ideales de la cantidad masiva de migrantes, creando así una tensión justificada que divide a las sociedades, como podemos observar en los casos Trump -en EU-  y Le Pen -en Francia- .

Durante el último año, el mundo entero se ha escandalizado con el discurso del candidato republicano a la presidencia: Donald Trump. El magnate norteamericano ha llegado a la contienda presidencial a base de declaraciones derechistas, racistas, xenófobas y excluyentes. Una de sus principales propuestas es levantar un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, garantizando que el país latinoamericano pagará por su construcción. Durante un discurso en Manhattan en el 2015, Trump pronunció las siguientes palabras: «México no es nuestro amigo. (…) México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores.» Estas afirmaciones causaron gran revuelo a nivel global, recriminando al político de fascista. Lo que el mundo no preveía es el hecho de que un año después, el magnate está en la carrera presidencial. Y al momento, su rival, la demócrata Hillary Clinton, no lo tiene nada fácil. De acuerdo a una encuesta publicada por el diario Univisión (29/08/16)*, Donald Trump cuenta con un 40.3% de los  votos. Esto simboliza que aproximadamente 99,000,000 de estadounidenses** apoyan las políticas del republicano. A pesar de que la favorita a la Casa Blanca es Clinton, el politólogo de la Universidad Internacional de la Florida, Eduardo Gamarra, advierte: «No está definida la carrera».

No es la primera vez que el país de las barras y las estrellas se ve envuelto en polémicas racistas durante la última década. En 2010, la gobernadora del estado de Arizona, la también republicana Jan Brewer, legalizó la llamada Ley Arizona. Esta ley declara que las personas ajenas al estado de Arizona que no carguen con sus documentos de ciudadanía estadounidense serán procesadas bajo el título de delito menor. Además, le da poder a cualquier agente de policía de reclamar los papeles migratorios a cualquier persona que levante la sospecha de ser ilegal. Esta acción causó gran alboroto a nivel nacional e internacional. Cientos de migrantes a lo largo de Estados Unidos salieron a las calles de más de 70 ciudades a protestar. Los críticos de esta ley afirman que es una clara consigna de racismo. El hecho de basarse en la subjetividad  para hacer cumplir una ley es bastante polémico. El ex presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa declaró que esta ley atentaba directamente contra los derechos humanos, asegurando que su administración no iba a pasar esta acción por alto. El presidente de los Estados Unidos, el demócrata Barack Obama, desde un principio se declaró rotundamente en contra de esta ley.

Este miedo y racismo a la migración no es exclusivo del país norteamericano. En los últimos meses, el viejo continente se ha visto envuelto en distintas polémicas en torno al recibimiento de los migrantes. Este miedo ha provocado que la extrema derecha vuelva a estar presente en los gobiernos europeos. (No, no estamos en el siglo XX.) Después de los ataques terroristas perpetrados el 13 de noviembre del 2015 por el DAESH en Paris, la xenofobia aumentó entre la sociedad francesa. Esto provocó que el partido político Frente Nacional liderado por la francesa ultraderechista Marine Le Pen se viera sumamente favorecida en las elecciones regionales de diciembre de 2015. A pesar de no gobernar en ninguna de las regiones francesas, el Frente Nacional será la principal fuerza opositora en el país, consiguiendo así gran influencia en la política gala. De acuerdo a un artículo publicado en 2015 por el diario La Razón, si las elecciones presidenciales se hubieran efectuada en el mes de septiembre de dicho año, Le Pen sería la ganadora de la contienda electoral. El discurso nacionalista y antiinmigrante de Marine Le Pen ha conseguido gran popularidad entre el pueblo franco.

Este movimiento de ultraderecha no está presente únicamente en Francia. En Alemania, Dinamarca, Austria, Países Bajos, Hungría y otros países, la ultraderecha está cada vez más presente en los gobiernos. El caso más claro es Finlandia. El Partido de los Auténticos Finlandeses ha mostrado su apoyo a un nuevo movimiento social ultraderechista. Este movimiento social es llamado “Los Hijos de Odín”, que buscan la protección de los finlandeses contra “la invasión musulmana”.  Sin embargo, la ultraderecha no se limita a los gobiernos nacionales. El Parlamento Europeo cuenta hoy en día con la presencia de Partidos Ultraderechistas. Los eurodiputados del Parlamento Europeo son seleccionados de manera democrática por los ciudadanos de la Unión Europea en elecciones celebradas cada lustro. En 2015, se consiguió formar el grupo de eurodiputados de ultraderecha llamado Europa de las Naciones y Libertad. Este grupo velará, de acuerdo a una de sus impulsoras Marine Le Pen, por la lucha contra la inmigración masiva. Más de 25 eurodiputados de más de 7 naciones conforman este grupo que considera la inmigración como “una máquina de destrucción de naciones”.

Se estima que hay aproximadamente cuarenta millones de migrantes en Estados Unidos. Durante el 2015, cerca de medio millón de migrantes entraron a la Unión Europea. El mundo y la sociedad atraviesan un estado de crisis y tensión. El ciudadano se encuentra entre la espada y la pared, sin saber a quien apoyar, si a la conservación de sus valores nacionales o a su sentido humano. Los países buscan en el primer mundo respuestas, pero lo único que encuentran es más división y tensión. ¿Estamos ante un nuevo movimiento fascista? ¿Qué puede hacer la sociedad? En palabras del escritor y filósofo español Miguel Unamuno “El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando.”

 

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