Por Irma Yolanda Ramírez Orozco Señorita no puedo comer, lo que pasa es que no tengo dientes. Sí, ya sé que en el cajón del buró está mi dentadura, pero no la voy a sacar y ahorita le voy a decir por qué. Antes, no sea malita, sáqueme de una duda. Me dijeron que usted viene como voluntaria. ¡Ah! Está bien. Ojalá no le guste el chisme, porque de cualquier manera no espere que hable mal de mi vecina, sus razones tuvo para dejarme aquí. En esta casa me tratan…