Olvida pasar a media noche por Valle Gómez-Misterios

Texto y Foto: J. Tonatiuh Pérez Cisneros

La siguiente historia es una de las más conocidas y comentadas por el personal de vigilancia, hoy en extinción gracias al exdirector del Metro Adolfo Joel Ortega Cuevas, una crónica que hasta el momento tiene como mínimo tres testigos, tres personas que al mismo tiempo escucharon y sintieron lo mismo. Acontecimientos que marcaron su vida.

Como todos ustedes saben, al finalizar el servicio en el STC-Metro un escuadrón de trabajadores inicia trabajos de mantenimiento, vigilancia, supervisión, entre otras labores para dejar a punto al gran gusano naranja para la jornada del siguiente día.

Uno de los flagelos que tiene el Metro es el robo de cable, que se da en casi todas las líneas. Para combatir a los delincuentes y detectar el hurto, grupos de tres personas (dos vigilantes y un policía auxiliar) recorren las vías después del corte de energía eléctrica.

La Línea 5 del Metro, que corre de Pantitlán a Politécnico, es, será y fue supervisada en todos sus tramos para evitar actos vandálicos. El recorrido se hace caminando, como lo mencionamos con anterioridad. Son tres personas que caminan revisando charolas y los cables de los aparatos de vías. El que va observando el cable de los aparatos de vías va caminando con la vista fija y la cabeza inclinada, lámpara en mano. Los otros dos, como a tres metros de distancia, cada uno, revisan las charolas para observar si no ha sido cortado el cable de cobre.

El recorrido puede iniciar en cualquier estación. El factor sorpresa para detener a los rateros es el objetivo, pero hay un lugar, un tramo, que nadie quiere recorrer y si lo recorren los hacen con audífonos puestos. La zona es la interestación Valle Gómez-Misterios.

¿Qué pasa ahí? Nadie lo sabe, nadie puede dar una explicación lógica. Todos han sentido o han escuchado algo. A más de uno lo han agredido

Alfonso y Cabrera nos confirma lo platicado. Cabrera en espacial nos platica cómo a él lo jalaron del hombro, le picaron el abdomen y le hablaron al oído, fenómeno que también vivieron los policías. De inicio pensaron que se jugaron una broma entre ellos, pero al ver la distancia que los dividía, intercambiaron un diálogo y guardaron silencio.

Muchos que sabían que les tocaría Línea 5 y en específico ese tramo, decidían utilizar los audífonos, pero eso no impedía para que les picaran los hombros o cualquier otra parte del cuerpo.

Todos los compañeros que pasaban por ahí encontraron objetos de brujería, amarres, calzones con fotos, etc. Aún no saben por qué en esa zona en específico dejan esa clase de objetos, pero lo que sí es curioso es que a todos los que han pasado por la interestación Valle Gómez-Misterios les ha pasado lo mismo.

Ya nadie quiere pasar por ahí. Ya nadie quiere sentir un soplido en el oído o que te toquen el hombro. Pican las costillas, lo más tranquilo, o peor aún escuchar un “¡Hey!” “¡Hola!”

Related posts