Por Varinia de la Cruz/Poesía Peregrina
Te Amo, te lo digo con el viento
cada vez que mece los árboles
en la callada montaña.
Te lo digo en cada estrella
al titilar tu nombre en alguna
vieja melodía.
Te lo digo en las aguas rápidas
que bajan del río y vivifican la tierra
humedeciendo tu espalda.
Te lo digo al dibujar
el fausto vuelo de las mariposas
sobre la higuera solitaria.
Te lo digo en el dulce canto del ruiseñor azul,
y en el palpitar del apasionado colibrí
sobre la flor de Zarzamora.
Te lo digo en el vuelo de la nocturna papalota
persiguiendo la luz del candelabro
hasta quemar sus alas de plata.
Te lo digo en un suspiro efímero y tibio
que se vuelve un canto de libertad
al escuchar el sonido de tu andar.
Te lo digo con la punta de obsidiana de mi lanza
al denunciar al mundo la injusticia desigual
que padecemos todos.
Te lo digo en cada flor marchita que perece sin ti
en el viejo florero sobre el mesabanco,
Te amo, te lo digo en unánimes cisnes
que tu nombre dibujan en el estanque esmeralda
donde los amores vagan sin miedo a tener alas.
Te lo digo con la lluvia detrás de mi ventana
cada verano eterno.
Así como el sol y la luna, sin beso, ni velos,
sin pecado ni tormento.
Te amo te lo digo entre el fuego sin tregua,
con cadenas y cerrojos de hierro,
mi plegaria son tus ojos sobre mi piel sin tiempo.
Te Amo te lo digo en la nostalgia de cada letra
que vive en mis versos, no mueras tú, sin saberlo.