México, falta de planeación ante desastres y oportunismo en las tragedias

Por Noel García

¡Y estamos en las mismas! Con motivo del aniversario de los sismos y el desarrollo de otros desastres naturales en el mes de septiembre, es lamentable que aún falte planeación en México para enfrentar estas contingencias.

Desde que recuerdo, durante toda vivida escolar he escuchado, año con año, que se solicitan víveres y alimentos enlatados, medicamentos, brigadas voluntarias de apoyo, etc., para apoyar a los damnificados en ciertas regiones del país afectadas por desastres naturales.

Ante esto hay muchas cosas escondidas. No dudo que el pueblo mexicano tenga la buena fe y la buena voluntad de solidarizarse con su prójimo. Tampoco dudo que existan compatriotas oportunistas para sacar provecho de ello, principalmente para la clase política, para lo cual no sé quién ayuda más, si el que da o el que quita.

Pero realmente, si se quisiera ayudar, se tomarían medidas más eficaces y eficientes que disminuyan el costo social y económico.

México, por su posición geográfica, es reconocido a nivel mundial, y a sabiendas que ocupa un territorio en la cual la naturaleza descarga su ira, nuestros pueblos originarios, como los aztecas, los mayas, entre otras civilizaciones, conocían cuando esto iba a pasar y sabían cómo actuar.

¿Porque nosotros no, cuando se supone que somos una civilización más avanzada? Es una vergüenza que en México no tenga un plan a largo plazo para desastres naturales.

Es una vergüenza ver cómo el gobierno se burla de estas personas en desgracia y una ofensa para el pueblo mexicano ver el desempeño de los gobernantes ante estas catástrofes naturales quienes, al llegar al lugar de los hechos, con toda la protección del mundo para no romperse un dedo, queriendo portarse ante las cámaras como un héroe, comienzan a «dizque» mover escombros entre la lluvia y el fuego para la foto.

Todos dudamos que sepan agarrar un pico y una pala. Pero lo más indignante es que en esos momentos de tragedia hagan falsas promesas de apoyo que nunca cumplirán, mientras a la población no le queda más que aceptar su realidad y esperar de nuevo la catástrofe para el año entrante.

Esto me da a entender que al gobierno no le interesa esa gente, le interesan sus votos o ni eso, porque si año con año pasa los mismo en esos lugares, porque no se toman medias a largo plazo que eviten la desgracia de los mexicanos, eso es lo que realmente quiere la gente.

La población no quiere ayuda humanitaria ni que les regalen comida y agua, lo que quiere es trabajo con buenos salarios que les ayude a construir una buena casa para que el agua no se la lleve; que les alcance para comprarse agua, comida, ropa, medicamentos. La ciudadanía quiere una infraestructura nacional que esté preparada para soportar vientos, mareas, terremotos, inundaciones, incendios.

La ciudadanía quiere un buen sistema de drenaje, un buen sistema carretero, que se desazolven ríos, canales, lagos, drenajes, antes de la época lluvias; tiraderos de basuras bien diseñados; que exista una inversión industrial para que ellos vayan a buscar un buen trabajo con un buen salario.

Y el único responsable capaz de poder hacer esto es el Estado, con ayuda principalmente de buenos economistas. El país requiere de una buena planeación, no de centros de acopio donde se reúnen millones de toneladas que no se sabe si realmente llegara a los damnificados, donde los únicos ganadores son las empresas que venden alimentos enlatados.

Como país, hace falta una planeación que realmente resuelva los problemas que surgen año tras año, en que los subsidios sólo sirven para “taparle el ojo al macho”. Comencemos a planear el futuro de una manera organizada, responsable, pacífica, tolerante, inteligente, buscando el bien común y sobre todo con amor al país.

Comencemos a planear nuestro futuro.

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