Las modernas palomitas de la paz

Columna: Así de fácil

Por Héctor Saldaña

La angustia y estrés que experimentamos cuando alguno de nuestros contactos, si no es que todos, no han visto lo que ansiosamente les enviamos a través del WhatsApp, se  incrementa  por la impaciencia de saber  cuándo fue la última hora que estuvieron conectados  y la desesperación de observar que justo en ese  instante y por los últimos tres minutos han estado en línea. Esta escena recrea la necesidad básica infantil, ahora virtual, de sentirnos tocados, acariciados, vistos, escuchados,  contenidos, apapachados,  reconocidos y premiados con las palomitas iluminadas de ese esperanzador azul.

Esto lo comparo a la emoción  que sentía  cuando de niño salía de la primaria y compraba mi nieve de     limón, servida en un  vaso con su cucharita azul. Nada menos compensador después de cuatro largas horas de estudio, allá por la década de los 70, cuando el tema educativo no era aún taaan riguroso como ahora lo pretende la famosa “reforma educativa”.

La realidad que, quizá, inconscientemente queremos ocultar  es nuestra incapacidad de estar simplemente con nosotros mismos  y dejar en  un segundo plano el contacto con las personas que nos circundan, dejando en el olvido el contacto físico y con esto, compartir una charla, escuchar la risa o       mirar las lágrimas de nuestro interlocutor en tiempo real.

FA-ModernasPalomitas

Y aunque el uso adecuado y responsable de nuestro aparato móvil y sus aplicaciones puede por    supuesto generar magníficos beneficios, tanto personales como laborales,  más allá del poder hablar     gratis,  es inevitable el costo que nos genera el estrés al no tener las dos palomitas de aceptación por    las cuales pagamos precios estratosféricos a nivel emocional .

Me parece que no estaría por demás  estar  conscientes de ocupar selectiva y sanamente cualquier       medio de comunicación, sacando el  mejor  provecho posible,  sin que dejemos de acercarnos a las         personas con las que conectamos por intereses en común y dejemos de llamar o buscar                             angustiosamente la atención de nuestros amigos virtuales a través de las “selfis” y de la fotos del café     que nos tomamos ,o del platillo que degustamos,  y por si fuera poco, matizarlas con filtros de mal gusto.

En fin, no debe  extrañarnos que a través de estos usos y costumbres  de la moda y del día a día estemos haciendo a un lado el gusto por la plática, por la confrontación y el diálogo…  y  que esté en aumento el uso de un lenguaje monosilábico y de símbolos que -de manera virtual e  ilusoria- nos hace  felices o nos hace sentir  tranquilos y en paz,  pero eso sí, dejando de lado lo que está pasando en nuestro entorno,  o disfrutando lo que nuestros ojos captan, lo que nuestros sentidos permean y lo que nuestros poros         respiran.

De ahí  que venga  esta inconsciente reflexión: Pareciera que estoy con todos, menos conmigo mismo, y el sentido profundo de soledad que no puede ser enviado con un “enter” por mi teléfono, se queda parpadeando y con la pantalla encendida dentro de  cada una de mis células y quizá la frustración de      sentirse incompleto por el gran esfuerzo de tener y estar en la pantalla del celular del otr@ , tratando   de acumular los más likes  o palomitas posibles.

Todo esto puede disminuir con solo espaciar  el uso del  celular, permitámonos en consciencia inhalar y exhalar, sentir el cuerpo, liberar lo que ya no nos contribuye, darle “delete” a las personas que no nos   nutren  y  cada vez  por más tiempo sentir y saberse conectados pero con uno mismo y  estar presentes  a lo que está pasándonos  justo aquí…. así de fácil.

 

john travolta whatsapp seen ignored

Related posts

One Thought to “Las modernas palomitas de la paz”

  1. Carlos Hervas

    Acertada opinión.

Comments are closed.