Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Rusia. Década de 1880. Iván Ilich es un oficial de la Corte de Justicia que lleva una vida promedio, como todo ser humano promedio. Un día tiene un accidente cuyas secuelas persisten y derivan en una enfermedad que amenaza con acabar con su vida.
Es así como comienza a reflexionar sobre lo que ha sido su existencia.
La muerte de Iván Ilich es una novela corta del renombrado escritor ruso Leo Tolstoi y es uno de sus trabajos más reconocidos, en donde imprime su sello que le caracteriza, esto es, su gusto por hablar a profundidad sobre el ser humano y todo aquello que compone tanto la parte intelectual como la espiritual, ambas importantes para definir la esencia de una persona.
Un narrador omnisciente nos cuenta la historia de un hombre que podría ser como cualquiera, pero que se encuentra en una situación de vida o muerte, literalmente, y por lo tanto empieza a cuestionarse a sí mismo, a su familia y a todo lo que lo rodea, al mismo tiempo que lidia con una enfermedad desconocida y, por lo tanto, intratable.
Se nos presenta al protagonista en un retrato de cuerpo entero: un burócrata casado y padre de dos hijos que, a punto de morir, sólo encuentra compañía y comprensión en Guerásim, su mayordomo, ya que a nadie parece importarle lo que le está sucediendo.
El autor nos muestra que, aunado al insoportable dolor físico que sufre Iván, padece la indiferencia y la falta de compasión de su mujer y su hija, quienes tienen que cuidarlo y, por lo mismo, lo sienten como una carga.
Aun y cuando se mueve en un círculo de gente de una posición social alta, ninguno de ellos se preocupa por su condición y es por eso que se siente verdaderamente solo.
Y es a partir de ahí que comienza un análisis concienzudo, no sólo de su vida, sino de la muerte, esa que nos alcanza a todos tarde o temprano y que no distingue de género, edad, credo, nacionalidad y condición económica.
El narrador nos revela todos y cada uno de los pensamientos y sentimientos de Iván y el lector puede sentirse reflejado ya que, si no ha estado al borde de la muerte, al menos alguna vez se ha preguntado: ¿He vivido o solamente existido? ¿He vivido como debería? ¿Tengo todo lo que deseaba? ¿He logrado todo aquello que me propuse? ¿Realmente he sido amado y querido? ¿Me realicé como persona en todos los ámbitos donde me desarrollé? ¿Aún estoy a tiempo de hacer lo que siempre he querido?
Asimismo, el autor hace una crítica a la insensibilidad que genera la muerte ya que, al verla como algo natural, no genera más que morbo en el entorno de la persona que está por irse, así como también a los convencionalismos sociales que rigen la vida de la gente y le van marcando el camino que deben seguir en la, aun y cuando no sea el que ellos deseen y mucho menos, lo que los haga felices, por lo que les terminará generando una profunda insatisfacción por haber vivido de forma simple y sin sobresaltos.
La muerte de Iván Ilich es el retrato de un muy profundo análisis de conciencia de alguien que ya no tiene nada que ganar ni que perder y que simplemente se sienta a esperar el desenlace inevitable aún y cuando el miedo a lo desconocido lo invade.
Con un lenguaje claro y sencillo, Leo Tolstoi logra involucrar al lector en la historia de Iván y hacer que al menos a alguien le importe lo que le sucede a este hombre y se conduela con su sufrimiento, al mismo tiempo que lo ponga a pensar sobre su paso por este plano y el posible legado que pueda dejar.
La muerte de Iván Ilich. Leo Tolstoi. 1886. Editorial Lectorum.
