La incursión de la CIA y el Pentágono en Bolivia; Jeanine Áñez, su artífice

Por Guillermo Torres

Dentro del tablero geopolítico, en el caso de Bolivia era apremiante, como vía de deslegitimación de las causas populares, muy en especial la indígena, y lo que completaba el cuadro es el menester y origen campesino de Evo Morales.

Más allá de un esquema oligárquico cuasi medieval, por el estilo de Atlacomulco en México, reaccionario y recalcitrantemente opositor a todo esquema y agente de cambio, y participación colectiva y ciudadana, el buen gobierno de Evo Morales es un referente democrático y de buena administración pública, un enfoque político emanado del poder popular que, a no dudarlo, reivindica no solamente las causas más justas, sino que se traduce en una eficiencia, eficacia y saneamiento de todos los aspectos de la vida pública de dicho país, especialmente su economía, obras públicas e infraestructura sin precedentes.

Era de extrema urgencia para el estatus quo del medioevo que aún pretenden guardar las oligarquías latinoamericanas, movidas por el liderazgo evidente y enfático de las principales coronas europeas y todo lo que institucional, sistémica y sistemáticamente representan, blanden y reivindican, terminar con el espiral de popularidad de Evo Morales, por convenir así a los planes neocolonialistas en marcha ahora de la mano con Donald J. Trump.

Aquí el rubro energético juega un papel preponderante, ya que desde hace veinte años, en promedio, hay una especial consideración a empresas españolas, especialmente en el calderonato, fue más que evidente el contubernio de su política exterior, emanada en buena medida de las entrañas del Yunque, la ultraderecha mexicana con una línea de vida, un cordón umbilical estrechamente relacionado con su homóloga en España, los exponentes actuales de las falanges franquistas.

Ese acercamiento con lo que hoy aglutina y representa el Partido Popular en España y su estrecha colaboración con la corona española. De entre sus códigos no escritos y de entre los grupos operativos, en los tiempos que Felipe Calderón fue impuesto por medio de un descarado fraude electoral, había la estrecha relación con las nuevas generaciones de la ultraderecha española, particularmente en Galicia.

Ahí, gente del primer círculo de Juan Camilo Mouriño, quien fuera secretario de Gobernación de Felipe Calderón, tuvo participación cercana e involucramiento con actividades ilícitas, en la misma línea que su ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna.

Curiosa y casualmente fue una época en la que de manera épica crecieron los negocios ilícitos entre México y España. Un prolífico negocio de enajenación social. De paso, era la vía para abrir caminos en otros países latinoamericanos en el tema energético y, desde entonces, había quedado pendiente meter mano en Bolivia.

Con el reciente triunfo de la alternativa que puede consolidarse en una izquierda madura, incluyente y participativa en México, ahora más que nunca apremiaba la incursión de un títere al estilo Juan Guaidó en Venezuela, que si bien no había concretado despojar del petróleo a Venezuela, aún queda la alternativa del litio en Bolivia y, de paso, se controlan temas sociales y políticos.

Áñez en Bolivia les resultó la alternativa más viable para dar fuerza a lo que puede ser un golpe blando exitoso en México, a diferencia de Venezuela. Todo lo que fuera del discurso oficial reivindique la vocación imperialista de propios y extraños.

Una izquierda aún no del todo definida en consecuencia con los procesos y movimientos sociales, sin embargo sí permeada por enfoques no muy adecuados a la causa y militancia; una derecha hoy más que nunca influenciada y manejada en gran medida por fuerzas externas que les permiten un breve remanso de legitimidad, a cambio de favorecer y reivindicar el intervencionismo requerido en México por todas las vías para ejercer una oposición golpista, reaccionaria y de ultra derecha, intolerante y racista; artífice del exterminio y el genocidio silencioso en contra del pueblo mexicano, y muy en especial de sus pueblos originarios.

El experimento social luego de siglos de abandono y brecha social de los desfavorecidos en América Latina, el mismo régimen conservador de Estados Unidos auspicia un movimiento migratorio de escala masiva; para desestabilizar y permear de una mayor descomposición social con la infiltración de grupos delincuenciales; una bomba de tiempo que no hubo de resultar como se esperaba.

La contención en México de este tema fue interesante y ecuánime. Así, el siguiente paso era Bolivia. México puede esperar como siguiente paso. A todo esto, el Partido Acciona Nacional y sus principales protagonistas de distintas épocas se decantan y perfilan por una militancia abiertamente de ultra derecha, con un manejo comunicacional y propagandístico de calumnias y noticias falsas, en todo caso para denostar y descalificar sin mayores argumentos a sus opositores.

Además. con el ingrediente particular de estar ya abiertamente coordinados con sectores de ultra derecha en países como Bolivia, Venezuela y Colombia, siendo este último caso de especial cuidado por el grado de infiltración y la manera como ha permeado la excesiva presencia del Washington.

En cualquier caso, la oportuna y tradicional provocación de un conflicto bélico a escala internacional, o mejor dicho, planetaria. Como agente mediático y distractor a un juicio político contra Trump en EEUU, y el intento de reivindicación de reelección, son en todo caso el mejor escenario, mejor que estar en el ojo del huracán en una serie de polémicas complicadas de intervencionismo en América Latina.

El terreno propicio para lo propio en México son los máximos exponentes del PAN y el PRI. Es algo que no debe tomarse a la ligera y tanto la Ciudadanía como el Gobierno de México deben estar muy atentos de tomar pulso a este tema para mantener al margen cualquier situación.

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