Por: Armando Martínez Leal
Estoy decidido va a haber jaleo.
Deberías haberme visto leyendo a Marx
Allen Ginsberg
El pasado 1 de julio de 2018, ganó como presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR. Su triunfo es histórico, en principio porque treinta millones de mexicanos, el 53 por ciento del padrón electoral votó por él; elección histórica y excepcional en la historia del país, debido al consenso que el principal dirigente opositor logró aglutinar, el cual puede explicarse por la ineficacia, ineficiencia y corrupción de los gobiernos neoliberales, pero también porque fue LÓPEZ OBRADOR el único político que entendió los sentimientos de la nación.
El triunfo implacable de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR se debe entre otras razones a la naturaleza misma del dirigente, participó en tres procesos electorales como candidato a la presidencia de la República, durante este período fue el principal dirigente opositor, demostró con hechos que su interés por la cosa pública no reside en el enriquecimiento sino en la vieja idea platónica, de la política como la búsqueda del bien común. Ese bien común tiene su punto de partida en los más pobres.
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, puso como principal política pública: “Primero los pobres”, con ese eje conductor generó políticas públicas para atender a la población pauperizada de la ciudad, de ahí surgen programas que van desde el apoyo económico a los adultos mayores hasta el que va dirigido a las mujeres, pasando por becas para los jóvenes. La jefatura de gobierno de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR marcó historia en la ciudad de México, implicó una ruptura en la manera en que la administración pública labora, redujo el salario de los funcionarios, generó una administración austera y republicana.
Después de décadas de una lucha incansable, la izquierda mexicana logró llegar al poder en México, su batalla fue incansable, frente al fraude y la represión sistemática del régimen político, la izquierda apostó por un cambio institucional, por la consolidación de la democracia mexicana. Si bien, el triunfo de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR no puede entenderse únicamente como un triunfo de la izquierda, si se traduce en una victoria de la izquierda mexicana. Es cierto, como señaló ENRIQUE SEMO que el pasado proceso electoral fue: “la irrupción del pueblo en la cosa pública”… se trata de “…una revitalización de la sociedad civil que se expresa en un cambio de opinión masivo, claro y contundente.”
Es ‘‘un movimiento de una gran heterogeneidad, de humillados, ofendidos y expropiados, de envergadura nacional, local e incluso individual: son las personas que fueron humilladas con dos fraudes electorales nacionales y muchos locales; los que tienen hijos desaparecidos impunemente; son maestros a quienes se trató de culpar injustamente de la crisis educativa que sufre el país; son emigrantes que han sido expulsados de Estados Unidos; comunidades que han visto sus tierras arrasadas por las compañías mineras o expropiadas por grandes empresas turísticas”. (La Jornada 3/08/2018)
Durante décadas, la izquierda mexicana fue acusada de antidemocrática, se hablaba de su atraso y su falta de tradición democrática, se planteaba que el único partido democrático era el conservador Acción Nacional; sin embargo, en los hechos la izquierda apostó por un cambio institucional, si bien, tuvo expresiones que reivindicaban la REVOLUCIÓN, la lucha armada como la ideal forma de transformar la realidad, la izquierda en todas sus expresiones apostó por la transformación pacífica.
La llegada al poder de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y de un sin número de aliados, no debe entenderse como una panacea, si cómo señala, ENRIQUE SEMO, estamos frente a una irrupción de la sociedad civil, esta no debe de regresar a su somnolienta condición sino volverse un actor activo en la cosa pública, señalando críticamente los errores del primer gobierno de izquierda en la historia reciente del país, así como mantener la lucha por la transformación y democratización de México.
El triunfo de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y de la izquierda mexicana ha desatado en principio un desconcierto. La opinión pública mexicana, la autodenominada COMENTOCRACIA, no entiende el triunfo democrático de la izquierda y la irrupción de la sociedad civil. Hoy confrontamos a un PRESIDENTE ELECTO, que da conferencias de prensa y contesta las respuestas de los periodistas; atestiguamos a un virtual presidente electo que ha presentado a su equipo de trabajo y presentado a los gobernados sus proyectos de trabajo para la CUARTA TRANSFORMACIÓN; sin embargo, estos tiempos hemos sido testigos del estupor de las élites y la expresión de una crítica aguda, casi sanguinaria, que roza en el rechazo de las propuestas.
Un rechazo que esconde signos antidemocráticos, ellos tienen la razón y ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR intenta imponer su visión. Lo cierto es que estamos frente a nuevas formas de hacer la política, nuevas formas de expresión de la cosa pública donde todos tendremos mucho que aprender. La crítica es necesaria, el debate, la confrontación de ideas, la posibilidad de escuchar al otro, singularmente aquellos que durante décadas no tuvieron VOZ para ser escuchados.
El neoliberalismo durante más de tres décadas fue la voz hegemónica que se expresó en el espacio público, se convirtió en los hechos en el único proyecto de país. El neoliberalismo no aceptó crítica alguna, no enmendó sus errores, remató la patria, la empeñó en la casa más barata, la dejó profundamente endeudada; incrementó brutalmente la desigualdad social. México está empobrecido al extremo, con más de 53 millones de mexicanos en la extrema pobreza, con el uno por ciento de su población multimillonaria.
México es un enorme cementerio clandestino, con más de 32 mil desaparecidos, con cerca de 270 mil mujeres, hombres, jóvenes, niños y ancianos asesinados víctimas de la guerra letal contra el crimen organizado, la guerra neoliberal. El neoliberalismo corrompió al extremo la institucionalidad mexicana, los políticos vieron el acceso al poder la posibilidad de enriquecerse, de ascender socialmente, con el único mérito de saber hacer trampas, de robar, de corromper. México es hoy país harto de la injusticia.
Sin embargo, la COMENTOCRACIA muestra hoy signos de una élite que se niega a ponerse en los zapatos de los otros, de estar dispuesto a perder sus privilegios… la COMENTOCRACIA ha rechazado la posibilidad de una gobierno austero, defiende en abstracto a un selecto número de funcionarios públicos que ganan entre 180 mil y 160 mil pesos mensuales (sin contar seguros, prestaciones, bonos), un selecto número de funcionarios que ha demostrado en los hechos su ineficiencia. El Estado lo hacen sus instituciones, las instituciones las recrean los individuos, las hacen tangibles; sin embargo, la burocracia mexicana es ineficiente, no ha resuelto ningunos de los problemas que enfrenta la Patria, la desigualdad económica, la inseguridad, la impunidad.
La élite burocrática mexicana, no el funcionario promedio que gana 15 mil pesos mensuales, hoy tiene su principal vocero en la COMENTOCRACIA que cueste lo que cueste quiere mantener sus privilegios, a sus privilegiados hijos en escuelas privadas, mantener sus autos de lujo, sus casas y vacaciones de LUJO. Un lujo que se mantiene gracias a un presupuesto de casi 5 billones de pesos anuales, un lujo que se mantiene gracias al empobrecimiento de millones de mexicanos. ¿Por qué la élite burocrática se niega atenderse en el ISSSTE?, ¿Por qué la élite burocrática quiere mantener sus privilegios cuando ha demostrado cabalmente su ineficacia?, ¿por qué la COMENTOCRACIA se ha vuelto vocero de la élite burocrática?
Cada toma de postura pública es el ejercicio de un interés, es la expresión de una identidad de clase, lo cual es absolutamente legítimo; sin embargo lo que ya no es viable es un México extremadamente desigual, donde sus élites no nos han demostrado porqué merecen ganar más de un millón de pesos anuales, cuando los millones de trabajadores mexicanos gana en promedio menos de 6 mil pesos mensuales.
La critica debe ejercerse cabalmente; sin embargo, hay críticas que representan intereses particulares… representan el mundo de los privilegiados en defensa de su heredado derecho de ser élite. Confrontamos las primeras manifestaciones de la embestida de las élites contra la DEMOCRACIA.