Por: RGJC
Foto: Fabiola Garduño
Parece que no fue ayer cuando cientos de miles de mujeres tomaron las calles de la Ciudad de México para buscar terminar con la ola de violencia, tortura, asesinatos o mutilaciones que diariamente ocurren en el país.
Es 9 de marzo de 2020. Es un día de lucha y paro. Un día en que el sol se escondió antes de lo habitual para demostrarnos lo frío que es un día sin ellas.
El paro convocado no fue hecho en su totalidad. Algunas caminan inciertas, otras admiran las portadas de los diarios que llevan por fotos la postal de una marcha sin precedente en el México actual; incluso la gran mayoría viste de morado, la sororidad del sexo femenino que ve diariamente cómo son olvidadas, cómo no tienen seguridad.
Paseo de la Reforma, el corredor económico y empresarial más grande del país, demuestra una cara que conocemos, pero jamás nos habíamos detenido a comprender: sucursales bancarias cerradas, cafeterías sin gente, restaurantes solamente con hombres, que incluso asimilan aquellas cantinas en tiempos tan sexistas como ahora. Una imagen que nos hace pensar, nos hace sentir.
El domingo eran todas. Hoy no hay ninguna. Las voces hacían ecos, hoy hay silencio. Las calles llenas de personas, hoy pocos carros. Las pintas fueron demasiadas, hoy fueron borradas. Había mucha vida, hoy parece muerto. Hoy no están, hoy comenzó una nueva revolución.
Comienza todo a metros bajo tierra, donde no se escucha nada, donde quizá el acoso es mayor a todo. Las encargadas de recibirte en la mañana para pagar 5 pesos por un viaje no están, solamente están las máquinas, mismas no todos saben usar, la entrada al Metro de la capital está colapsada, aunque es evidente que el flujo es mucho menor, los vagones principales lucen casi vacíos.
***
La rutina de un nuevo día. Caminar por Paseo de la Reforma. Las sucursales están cerradas. Del banco azul, del rojo, del morado, de varios en el corazón de la ciudad están cerradas. Hay letreros que solicitan paciencia a los clientes, pero ¿cuándo ellas piden eso se les cumple?
Lamentable ver a lo largo de los últimos días panfletos que hablan sobre las grandes empresas “dando permiso para faltar sin represalia alguna”. Entonces ¿de qué trata un movimiento? ¿Pedir permiso? ¿Ir por el miedo a ser despedida?
— Podría preguntarle, ¿por qué trabajó hoy? — preguntó a una mujer que no tiene más de 50 años, cabello corto, y traje de limpieza, seguramente trabaja por medio de la subcontratación.
—Joven, si faltaba los hijos de la chingada dijeron que me iban a correr, pero se apoya como se puede, ¿no?— responde.
La cafetería está llena de hombres.
—Pero también no es todo sobre ellas. ¿Te has dado cuenta, wey, de la cantidad de hombres que matan? Y nosotros no hacemos esas madres de pintar— dice un tipo antes de poner azúcar a su Latte que pidió minutos antes. Viste de traje negro, camisa blanca, corbata roja, cual burócrata u oficinista.
¿Pero qué carajo tienes en la cabeza? ¿En que nos hemos convertido? ¿A dónde estamos parados? Evidentemente están aquellas que no luchan con sus compañeras. Se respeta, más no se entiende.
***
14:40 horas en la colonia Condesa. El recorrido sigue a fin de ver cómo es este lunes 9 de marzo.
Las principales calles de la ciudad, que usualmente están llenas de autos y tránsito a esas horas, hoy están vacías. En su mayoría, los puestos de comida están vacíos, y aquellas que tuvieron que laborar llevan puesto algo verde o morado. Se comenta sobre el hecho histórico, sobre la gran marcha.
Solamente necesitaba agua para seguir caminando, solamente quería caminar, admirar el paro.
Dos detonaciones se escucharon cerca. Un joven corrió. Dos niños se escondieron. Corrimos a ver si estaba todo en orden. No. Habían asaltado a un extranjero. Le balearon la rodilla. Quedó desangrado en la banqueta, tirado y sin ayuda, vulnerable ante un México de mierda. ¡Iba a comer con su esposa!
Los servicios de seguridad tardaron en llegar más de diez minutos. Éramos todos intentando hacer algo para que la vida prevalecería. Es estúpido y lo sé, pero teníamos entre dos personas la vida de una persona. Pudo haber desangrado, quedado tendido.
El mundo se detuvo justo enfrente. Ella era una doctora. Estaba en paro y salió a ayudar, sin necesidad alguna; de todos modos la ambulancia hubiese llegado.
¿Por qué seguimos sin entender y minimizamos lo que está pasando? ¿Porqué no escuchamos sus gritos de ayuda cuando un maldito loco mental las maltrata? ¿Acaso es necesario la detonación de pólvora para hacer algo? ¿Tan mal estamos que si no hay sangre seguimos caminando como si nada? ¿Por qué reclamamos por pintas y destrucciones cuando estamos destruidos por dentro? ¿Por qué el discurso no cambia? ¿Por qué estamos estúpidamente dañados?
***
A ellas:
Si un día no regresas, ten por seguro que buscaremos en cada rincón del mundo, que serán perros y humanos rascando lo más profundo de la tierra.
Si un día no regresas, ten por seguro que las compañeras saldrán a marchar y destruirán todo, quemarán calles y monumentos y terminará la resistencia.
Si un día no regresas, el mundo habrá perdido a una gran persona, pero no nuestras mentes, no nuestra memoria. Estarás más presente que nunca.
Si un día no regresas, cada quien en su trinchera exigirá soluciones, pues la justicia es un término tan banal que ya no sirve. Al menos en estos jodidos tiempos de la 4T parece que el término es desconocido.
Si un día no regresas, e identificamos a esa persona culpable, la justicia se hará con mano propia.
Y si no regresas, siempre estarás presente, en cada grito, cada llamado y cada consigna que se eleve en el viento, estarás en todas las voces, en cada uno de los rincones.
***
Ya pasan de las 22:00 hora. Ahora la ausencia es más presente. El Metro sigue con los vagones al frente vacíos. Las taquilleras no están.
Las calles no tienen tránsito. La gasolinera está vacía. La salida del subterráneo presenta a dos mujeres que tuvieron que salir a atender, aunque hay muchas caras que, evidentemente, demuestran un rechazo a la negación del paro de actividades por parte de los altos mandos.
Ha sido un día diferente, impactante.
Es muy probable que ella, la que quedó en su casa, pudiese haber desaparecido hoy. No ha pasado. Es muy probable que ella, la que sí salió, no regrese esta noche a su casa. Maldita sociedad demente.
10 de marzo y todo fluirá, pero en un contexto diferente, en un contexto en el que, o empezamos a cambiar, o nos lleva la chingada.
Sí, ellas están hasta la madre.