Historia, Revolución, Arte
Por Sebastián La Mont
“Al fascista no se le discute, se le combate”.
Buenaventura Durruti
¿Qué es la Batalla de Cable Street?
Fue un enfrentamiento entre fascistas y la policía enviada por el gobierno inglés contra contingentes de activistas judíos, clase trabajadora, comunistas, anarquistas y cualquier persona con el sentido común para oponerse al movimiento nazi que se gestaba en Inglaterra bajo el liderato de Oswald Mosley y sus Camisas Negras, la copia de las Camisas Pardas de Adolf Hitler que se convirtieron en la Gestapo y SS en la Alemania Nacional Socialista.
¿Quién era Oswald Mosley?
El fascista más importante que ha tenido Reino Unido. Para darnos una idea, se casó en la casa de Joseph Göbbles, el ministro de propaganda nazi y el segundo hombre con más peso en el Tercer Reich, incluso Adolf Hitler estuvo presente como invitado. También tuvo ligas con el dictador italiano. Existen fotos de él con Benito Mussolini.
Fue veterano de la Primera Guerra Mundial, con una trayectoria poco memorable y una cojera terminó la guerra con trabajos de oficina. Después tomó interés en la política y comenzó militando en el partido conservador, luego con los laboristas liberales. Muchos otros miembros del Parlamento se vieron asombrados con sus talentos en la retórica y el discurso, una similitud que compartía con Hitler. También es bien sabido que no usaba notas para dar sus discursos y dedicó su tiempo en la cámara a promover el nacionalismo y la lucha obrera.
Al final, decidió que ninguno le sentaba y comenzó a organizar, pagando con su propio dinero la BUF (Unión Fascista Británica por sus siglas en inglés) para unificar a las corrientes de extrema derecha y que simpatizaban con estas causas. Esa fue su movida social. Del lado de la política fundo el “New Party”, el cual fue popular durante un tiempo hasta que en 1931 no ganó, literalmente, nada.
Tanto las reuniones del partido como las de la BUF fueron teniendo interrupciones por parte de protestantes judíos y comunistas, las cuales se hicieron cada vez más violentas. La respuesta de Sir Oswald Mosley fue la creación de las Camisas Negras, una organización paramilitar para proteger, físicamente, su agenda fascista.
El 4 de octubre de 1936 Mosley celebraba el cuarto aniversario de la fundación de la BUF y para festejar sus Camisas Negras, y simpatizantes protegidos por un enorme contingente policiaco marcharían por White Chapel. La razón era simple, era un barrio judío. Al igual que los antisemitas alemanes e italianos había una plataforma política en la BUF y el New Party contra esta minoría, al calificarlos de seres humanos inferiores, alienígenas e invasores a la cultura británica. Como acto de intimidación tres mil fascistas marcharían afuera de sus hogares para enaltecer la violencia ideológica del nazismo.
Todos contra el fascismo
Decenas de miles estaban determinados a detener a Mosley en su desfile de odio e intolerancia y a los miles de policías que el gobierno había asignado para que la marcha no fuera impedida por las uniones laborales, el Partido Comunista de Gran Bretaña y la comunidad judía, que fueron principalmente quienes organizaron la resistencia de aproximadamente 100 mil personas.
Se prepararon barricadas, en White Chapel, la calle donde la marcha originalmente quería pasar. Los primeros en atacar las defensas no fueron los fascistas, fue la policía londinense con entre seis y diez mil efectivos. Cuando por fin rompieron el cerco hubo violentas confrontaciones entre los agentes de la ley y una multitud. En el enorme zafarrancho hubo heridos y arrestados, pero la gente no cedía. El mensaje era claro: “¡No pasarán!”
Un doctor en entrenamiento, que trabajaba en el Hospital General de Londres, se había infiltrado con el grupo nazi y logró escuchar una conversación entre Mosley y el comisionado de policía. “Hay que desviar la marcha a Cable Street, no podemos pasar por aquí sin derramar sangre”. Oswald accedió. El médico corrió a la cabina telefónica más cercana que pudo encontrar y llamó a los líderes antifascistas. En los altavoces de toda la cercanía se empezó a escuchar “Rápido, todos a Cable Street”.
La marcha y la policía no encontraron paz cuando cambiaron de ruta. Después de la llamada la gente se organizó para una guerra urbana. En la calle se había preparado con armas improvisadas; patas de sillas, tubos arrancados de los postes de calles, piedras. Desde las azoteas les aventaban heces, fruta podrida, cualquier cosa no letal que pudieran encontrar. Los niños aventaron canicas a los caballos para que se cayeran y los animales no pudieran funcionar como arietes.
La policía cargó con caballos. Marchantes y opositores se agarraban a golpes, todo tipo de proyectiles eran arrojados. En algún punto un miembro del sindicato de conductores de tranvías de Londres estacionó su sustento de vida en la calle para evitar que los fascistas pasaran.
Al final la policía se dio cuenta de que no podrían romper las filas de la resistencia y decidieron replegarse a la Torre de Londres. Mosley y sus seguidores tenían dos opciones, enfrentarse a una turba enardecida y decidida a impedirles el paso o darse la vuelta y correr junto con los derrotados oficiales y sobrevivir. Optaron por replegarse.
¿Cuáles fueron las consecuencias de la batalla?
Oswald Mosley perdió apoyo por los eventos suscitados. La BUF nunca volvería a cobrar la fuerza para juntar a miles en sus eventos de organización y/o de partido.
Cuando comenzaron las incursiones expansionistas de Hitler en Polonia y Noruega, Gran Bretaña entró en guerra con Alemania. Mosley y sus seguidores abogarían por la paz, lo cual al principio tendría cierto apoyo de la sociedad inglesa, pero después de unos meses y con el recrudecimiento de la guerra ya no tendría el mismo empuje. Mosley fue arrestado y permanecería así hasta la rendición alemana en 1945.
Intentó postularse para puestos políticos nuevamente. Perdió casi todo.
En tanto los manifestantes, hubo cientos de arrestos. La mayoría solamente tuvieron que pagar cinco libras. Los cabecillas de la resistencia no tuvieron tanta suerte y fueron condenados a tres meses de trabajos forzados.
Cable Street fue también el preámbulo al Acta de Orden Público de 1936, donde la ley dictaminaba que cualquier marcha tenía que ser con consentimiento policial y se prohibía el uso de uniformes con fines políticos en público.
Max Levitas, miembro del Partido Comunista, quien ya había sido apresado por la policía por sus actividades en contra de la BUF, cuenta que nunca olvidará como veía a judíos e irlandeses católicos no solamente pelear hombro con hombro en contra de la tiranía del fascismo, sino también cómo celebraron con gritos de júbilo y ondeando banderas cuando Mosley y la policía se retiraron. “Estaba tan conmovido que quería llorar”.
Muy bonita historia. ¿Y el arte?
En 1976 se comenzó a pintar el mural “¡No pasarán!”, en referencia y solidaridad con el lema del Ejército Republicano Español, quienes usaban la frase para retar al ejército del general Francisco Franco durante la Guerra Civil Española, la cual ya había comenzado. Fue pintado por Dave Binnington, comenzando el trabajo de propuesta en 1976 y, tras ardua investigación de los eventos. concluyó un boceto en 1978.
Para finales de 1979 Binnington comenzó a pintar el mural, sin embargo, fue vandalizado y consignas de ultra derecha fueron pintadas sobre la obra de arte. Se abandonó el proyecto.
No fue retomado hasta 1982, cuando los artistas Paul Butler, Ray Walker y Desmond Rochfort se dedicaran a concluir la obra. El mural cuenta con influencia directa de Diego Rivera, el pintor mexicano, bajo la corriente de “realismo social”.
También ha inspirado a bandas musicales a escribir canciones acerca de los eventos del cuatro de octubre. La banda de punk anarquista, Oi Polloi, compuso el tema “Let the Boots do the Talking”.
“Recordamos a Mosley
Y como la gente de Cable Street luchó contra él
Cuando vemos a los fash
Dejamos que nuestras botas hablen por nostros”.
La banda Pink Floyd en su album “The Wall” hace reminiscencia de Mosley y sus camisas negras con su grupo fascista ficticio.
El cantante inglés Billy Bragg hace referencias en su canción “The Battle of Barking”.
Entre tantas otras obras musicales y de literatura que dan tributo a los miles de hombres, mujeres y niños que participaron para que el fascismo inglés corriera con la cola entre las patas.