Por Anahí García Jáquez/Radio Gatell
Norte de Francia. Década de 1860. Étienne Lantier llega a Montsou para ganarse la vida como minero. Ahí es testigo de las condiciones laborales en las que viven los trabajadores de las minas de carbón y promueve una huelga para acabar con ello.
Germinal es un trabajo del escritor francés Émile Zola y es parte de un conjunto de 20 novelas llamadas Los Rougon-Macquart, que tienen en común tanto la temática como la aparición de los mismos personajes en varias de ellas y, este texto en particular, está basado en un hecho suscitado alrededor de esos años.
En este caso, Étienne Lantier es el protagonista pero no está solo en medio de este conflicto, ya que lo acompañará Toussaint Maheu, un minero ya entrado en años y quien es la viva estampa de los estragos causados por el peso del tiempo y del trabajo tan arduo que se realiza en la mina y que, aparte de todo, es bajo las peores circunstancias.
Su hija Catherine atrae la atención del recién llegado pero termina relacionándose con Chaval, quien siente desprecio por Étienne, quien encuentra en Suvarin, un mecánico ruso, a alguien que comparte sus deseos de cambiar el mundo en el que viven. Es así como los mineros se unen para formar un frente común y darles pelea a los patrones en busca de mejores salarios.
El lector está frente a un texto cargado de denuncia social y nos presenta a este grupo de personas, ya que no sólo son hombres, sino mujeres y niños que también se han incorporado a la fuerza laboral y, en aras de sobrevivir, arriesgan su vida por una paga de por sí baja y que disminuirá aún más, por lo que deciden luchar en contra de los abusos que sufren.
Y es a partir de esta anécdota que el autor plasma una realidad que, hasta la fecha, se puede encontrar en uno que otro lugar de este mundo, si no es que en nuestro país.
Este texto es un retrato de la opresión que ejercen los poderosos sobre un sector que vive en la total marginación y que carece de esperanza debido a que no ven la salida ante la situación de pobreza e injusticia que los aplasta y que, al no ser conscientes de sus derechos, se convierten en víctimas de explotación por parte de quienes los emplean, pero que no les garantizan las más mínimas medidas de seguridad, por lo que arriesgan todo por nada.
Étienne y Suvarin representan a aquellos seres que no aceptan el destino que se les ha impuesto y, con el conocimiento que tienen, plantean la idea de un mundo mejor para todos donde el bienestar para el individuo y para la comunidad es posible, pero no será fácil y costará sangre, sudor y lágrimas.
El autor nos explica, a través de ellos, las diversas ideologías que tienen como fin terminar con la desigualdad así como sus semejanzas y diferencias, por lo que el lector distinguirá entre las posturas equilibradas y las muy radicales, así como los caminos, por los que ambos personajes buscan llegar a sus fines.
Germinal está escrito en un lenguaje muy rico, ya que describe ampliamente los paisajes y los escenarios.
El lector se sentirá como si estuviera dentro de esa mina y comprenderá porqué es necesario un cambio para los trabajadores, pero no se detiene sólo en ellos, sino que también nos presenta a los burgueses que son los dueños de la mina para que así podamos conocer los dos puntos de vista.
Este texto es, sin duda, un clásico atemporal que nos obliga a voltear a ver a esos seres que no poseen nada, sólo su deseo de mejorar su presente y su futuro.
Germinal. Émile Zola. 1885. Editorial Alianza.
