Estados Unidos: relojes políticos hacia 2020

 

Por Víctor Del Real Muñoz

 

A partir de este mes de enero de 2020, Estados Unidos ha comenzado a formalizar de manera progresiva y contundente sus rumbos electorales, entre otras cosas por la correlación de fuerzas definida por los grupos de poder que le dan dinámica a la agenda política de este país, y que este mismo año han de definir al próximo conductor de las decisiones ejecutivas para el periodo 2021-2025.

 

A pesar de los recientes desgastes que el máximo aparato político estadounidense ha sufrido, contemplando la presencia de las máximas fuerzas que determinan el escenario de este país, está clara la ventaja republicana de cara a las futuras contiendas, lo anterior en función a los índices económicos sobre todo, los mejores en diez años para Estados Unidos por cierto, así como la recomposición favorable de las relaciones comerciales con China, Europa, Canadá y México (estos últimos por la reciente aprobación estadounidense del T-MEC desde el Senado).

 

Donald Trump, por su parte, como firme contendiente desde el bando republicano tiene dos temas pendientes de reciente ejecución y presencia mediática, que pudieran vulnerar sus pretensiones personales y de los grupos económicos que detrás de bambalinas le dan fuerza política, de seguir al mando de la casa blanca.

 

Por un lado, la reciente confrontación con Irán, que de cara a la contienda le puede restar puntos y energía al magnate estadounidense, por las formas “poco diplomáticas”, traicioneras, agresivas y sanguinarias de acabar con la vida de Qasem Soleimani en días pasados, que entre otras cosas causó la división de las voces al interior del congreso norteamericano, así como del Senado, y de la opinión pública nacional e internacional.

 

Para el día de hoy sigue la condena internacional, y dentro de Estados Unidos, pronunciamientos de miles de integrantes de la sociedad civil que cuestionan los argumentos del ataque, a pesar de las explicaciones que recientemente Donald Trump dio para acabar con la vida del líder militar iraní, argumentando un supuesto combate al terrorismo y el radicalismo religioso y militarista que supuestamente reivindicaba Soleimani.

 

Por otro lado, el constante acoso político hacia su figura mediática que los sectores dominantes del Partido Demócrata en el congreso, con la ejecución coordinada de Nancy Pelosi, mediante la puesta en marcha del proceso de “impeachment”, que para el momento en que se escribe este artículo se está en el minuto a minuto de este tenso suceso, del cual se puede especular a reserva de lo que pueda suceder que Trump superará este intento de destitución y logrará seguir como Presidente, pero con un desgaste absoluto, considerando que en política la forma es fondo.

 

Es claro suponer que las posibilidades de destitución de Trump pueden darse, y no está de más acotar que en caso de presentarse este escenario una serie de levantamientos civiles, confrontaciones internas y movimientos negativos de la bolsa de valores, del dólar y de los índices de inversión pudieran completar una serie de sucesos adversos para la estabilidad estadounidense.

 

Sin embargo, más allá de las personalidades, está claro que el momento político del mundo, y en particular de Estados Unidos, está hacia el trumpismo, aun cuando Trump dejara el cargo de Presidente por alguna razón como el “impeachment”.

 

El mundo está revirtiéndose hacia el nuevo nacionalismo, donde las huestes del libre mercado y su filosofía están quedando rezagadas y donde el miedo a la desregulación cada vez más se hace presente.

 

Los rumbos que Europa está tomando, particularmente Inglaterra e Italia, más la continuidad del modelo nacionalista en Rusia (a pesar de la reciente confrontación de los grupos de poder político con el Presidente Putin, expresados en la renuncia de la totalidad de su gabinete), algunos países en desarrollo de Europa como Turquía o Hungría, China y algunos países del continente americano como Brasil, Argentina y México, influyen de forma exógena en el camino que la segunda potencia económica y primer potencia militar de este planeta debe seguir hacia el futuro.

 

Estados Unidos es impulsor hasta el día de hoy del nuevo nacionalismo. La historia de los últimos cinco años lo demuestra coyunturalmente. La política es de símbolos y formas, nada es casual. Por lo tanto, el momento histórico de Estados Unidos pertenece, a lo largo de estos días, al nuevo nacionalismo, a pesar del derrotero que a Trump le pueda esperar. Una cosa es Trump, otra cosa el “Trumpismo”.

 

Es posible establecer, considerando que en política todo es posible, que si Trump logra sortear el reto del “impeachment” se vuelve muy probable su triunfo en las próximas elecciones, considerando la gran base social estadounidense, esparcida en diversos sectores de la clase trabajadora y emprendedora norteamericana, que el sigue teniendo, y por momentos dominando.

 

Lo que suceda en Estados Unidos determinará el rumbo del mundo, simple.

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