Estados Unidos redefine sus estrategias contra el neoliberalismo

Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

Estados Unidos se encuentra actualmente en la definición de sus estrategias políticas de cara al 2020, particularmente entre los dos bandos que definirían el futuro del mando gubernamental en aquel país.

Por un lado “los demócratas”, quienes a la fecha no encuentran un perfil claro que pueda hacer frente a los excesos de Donald Trump, por lo menos desde el espectro mediático, y por otro lado “los Republicanos” que, aunque no han anunciado quien será su próximo candidato, todo apunta a que el magnate neoyorkino que dirige el país desde la Casa Blanca a la fecha seguirá siendo el elegido.

Y es que están claros los parámetros de Donald Trump para seguir conduciendo la política económica estadounidense, por un lado, mantener esas disputas comerciales que le dan mensajes de calma parciales pero eficientes a una inmensa mayoría de productores estadounidenses que desearían poder realizar su satisfacción de mercado sin compartir ganancias con el extranjero,

Y por otro lado, mantener un esquema de control de gasto eficiente, priorizando ciertos gastos de guerra y de subsidios a áreas trascendentales como la digital, la tecnológica, la ciberespacial y la gama de industrias extractivas, acereras, industriales y de bienes de indistinto orden.

Al parecer, y por los próximos años, Estados Unidos mantendrá una clara relación distante con el mercado crediticio comercial, y con los sectores especulativos en general, porque la agenda se concentrará en darle mayor volumen de prioridad a aquellas áreas que le generen valor agregado real e inmediato a la balanza comercial y al PIB Nacional de este país.

El ritmo del ciclo económico mundial vuelve a descansar en los aspectos reales de la economía de mercado.

Además, está claro que el paradigma internacional apunta a un creciente y progresivo rediseño de pautas económicas cercanas al nacionalismo económico, con especial atención en los sectores que demandan mano de obra calificada y bienes manufacturados necesarios para la industria tecnológica y el paradigma novedoso de la era digital. Eso incluso ha sido anunciado por el Presidente Macrón de Francia.

Tanto el Estado en sus facultades políticos como el gobierno económico, englobados en las mismas autoridades de cada país, y en especial Estados Unidos, mantienen un ritmo progresivo de medidas cercanas al fascismo, no tanto porque el Estado imponga respeto otra vez, sino porque se agudizan las muestras de desafío al lenguaje, por momentos contradictorio, del liberalismo, y además, en muchos países que en la actualidad se muestran como panaceas del nuevo orden económico mundial existe un desafío consistente al común devenir de la democracia.

Para ejemplos concretos de lo anterior se tienen a China y Rusia, por cierto, rivales y acompañantes de Estados Unidos en el espectro geopolítico internacional.

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