Está claro que el gobierno estadounidense ha empleado en la actualidad el mismo método que le ha caracterizado su forma operacional en términos geopolíticos desde siempre, aquel vinculado a la Doctrina Monroe y a los afanes expansionistas de los grupos de acumulación de capital que sirvieron como factor desencadenante de la gestación del Gran Proyecto Fundacional estadounidense.
Tiempo después Europa formó parte de las convicciones dominantes de Estados Unidos por el mundo y esto nadie lo puede negar. La época de postguerra es clara en su definición histórica.
Es ahora cuando la influencia de Donald Trump en el movimiento de los “chalecos amarillos”, de aparente “reputación y consigna proletaria” con sentimientos de indignación legítimos (siempre con la defensa personal a ultranza de la clase trabajadora; esto último por convicción personal), pero operado con los métodos mediáticos, financieros y de fervor social más desarrollados de la maquinaria incendiaria estadounidense, orquestada incluso desde la CIA y la NSA, esto último de forma histórica y tradicional en los métodos de espionaje y vigilancia internacional estadounidense.
Es el impulso del tufo Trump hacia la salida poco amistosa del Brexit de Inglaterra en estos momentos, sin disposición de los parlamentos británicos ni los operadores políticos de la socialdemocracia inglesa al diálogo con las autoridades europeas ni los organismos económicos internacionales, sumado al crecimiento de los modelos neonacionalistas de países emergentes en Europa como Turquía, Hungría e incluso Italia (los dos primeros absolutamente ligados a Rusia), los que definen la trayectoria coyuntural a futuro en Europa.
Acá se adhiere el lenguaje militar y agresivo de los países occidentales, animados por la disputa bélica no declarada entre China, Rusia, y Estados Unidos, más las fuerzas militares de los países europeos como Turquía, Alemania, Francia, Inglaterra, Ucrania, España y Hungría.
El modelo de la globalización financierista internacional con matices de desregulación y apertura social y económica se diluye en Europa, a pesar de la reciente firma del Acuerdo de Asociación Económica entre la Unión Europea y Japón (Favor de seguir el siguiente hipervínculo:https://mundo.sputniknews.com/
Han cambiado los paradigmas puramente neoclásicos de los acuerdos comerciales, las alianzas económicas y el mercado financiero: ¿Será este otro indicio más de la derrota progresiva del globalismo financierista internacionalistas en el planeta en estos momentos? ¿A dónde pretenden llevar al mundo?
Estados Unidos redefine de forma indirecta junto a las convicciones imperiales y bélicas de China y Rusia el rumbo de Europa sin encontrar resistencia alguna más que en la retórica derrotista de Macrón y Merkel en el escenario internacional.
No sabríamos distinguir si el mundo se enfila hacia una pretensión fascista militarizada en el mundo, no se tiene aún un diagnóstico preciso sobre las verdaderas pretensiones del nuevo orden internacional.
A la vista hay riesgos de la militarización europea, latinoamericana y la lucha bélica entre Estados Unidos y China con Rusia, pero también hay riesgos significativos de un mundo con más control, más linealidad en sus planos políticos.
La derrota neoliberal no debería verse como una panacea global de un nuevo porvenir, sería ingenuo pensarlo. Los matices bélicos de Estados Unidos, China y Rusia son altamente peligrosos en la actualidad.
Hay una carrera militar, espacial y comercial de gran pánico que define los rumbos modernos sin consideraciones morales de por medio.