Por Marco Jiménez
En la actualidad parece que la sociedad mexicana esta más dividida entre chairos y fifís, sin embargo, nuestra sociedad tiene toda una historia de división, desprestigio, racismo, discriminación, prejuicios e intolerancia hacia lo que no es igual a lo que cada persona cree que es lo correcto.
Algunos ejemplos de dicha división está en los siguientes adjetivos, muy comunes en nuestros días: chairos, fifis, fachos, nacos, fresas, indios, güeros de rancho, liberales, conservadores, malinchistas, etc.
Remontándonos a la historia de México, podríamos creer que la división de la sociedad comienza cuando la “Malinche”, o “Doña Marina”, como también se le conocía. Se trataba de una mujer olmeca nacida en Veracruz. Hablaba el náhuatl, maya y español. Este último, lo aprendería durante la Conquista, lo cual le ayudó a ser la intérprete de Hernán Cortés no solo en decisiones de importancia trivial, sino en decisiones de inteligencia militar.
Por el conocimiento de las costumbres de las diferentes culturas que existían en el país, sin duda fue una pieza clave para la Conquista española. Por otro lado, aquí es donde se olvida la objetividad de la historia. Y es que desde aquellas épocas ya existía una división entre culturas. Ahí radica el hecho del por qué Malintzin no es una traidora.
En la actualidad se usa peyorativamente la palabra “malinchistas” a las personas o persona que prefieren costumbres o cosas extranjeras en lugar de las nacionales.
Tal vez por tener una teoría de que Malintzin es una traidora y por eso se logró la Conquista y evangelización del territorio mexicano, pero ¿Cómo ser una traidora a su patria si anterior a la conquista no había una patria que defender?
Los mexicas eran la cultura dominante a la llegada de los españoles, y cuando conquistaban un pueblo los hacían esclavos, prisioneros y abarcaban una mayor parte del territorio nacional dentro de las culturas de aquel entonces.
Entre estas estaban los tlaxcaltecas, mayas, totonacas, cholultecas, purépechas. Todas culturas diferentes y con menor presencia territorial. Viéndolo de esta manera, se visualizaba una clara división de un país que todavía no sentaba las bases para ser formado ni constituido por una sociedad culturalmente parecida, una economía que desarrollará una nación como la que se constituyó hasta la primer Constitución de México, la de Apatzingán, en 1824.
Para hablar de historia debemos ser objetivos en los hechos y en la época en que sucedieron los sucesos. En aquel entonces Malintzin era esclava y quería una mejor vida y ayudar a los enemigos de sus enemigos. Era la forma de tener esa mejor vida y por supuesto que lo tomó. ¿O usted no lo haría en condiciones de esclavitud?
La sociedad mexicana no ha cambiado mucho desde entonces. Hay una división muy visible, racismo, discriminación e intolerancia hacia nosotros mismos. Hoy es más notable por las redes sociales, que dejan ver este tipo de acciones y que van pasando de generación en generación, al modificar palabras, actualizándolas al momento en que se emplean, y que dejan ver lo peor de una sociedad que parece resentida consigo misma.
Esa sociedad que no ha aprendido a aceptarse, a ver que sus diferencias son mentales y no culturales, que pertenecen a una misma sociedad y país, y que sólo con las desgracias parecen hacer una tregua
Esa tregua que se ve pocas veces, como en el terremoto del 19 de septiembre de 2017, donde dejaron sus diferencias, color, clase social y, hombro a hombro, trabajaron incansablemente para dejar ver lo que unidos podrían ser como país.
Hoy todo eso es sólo un recuerdo que está en la memoria de muy pocos, sin embargo, ¿qué pasaría si todos los días se actuara como aquel 19 de septiembre?
Parece que la respuesta es una utopía, pero México sería algo que ni su misma población podría creer.