En campaña, AMLO ya había presumido sus imágenes religiosas

 

Por Redacción Reversos

Hace dos años, Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República, ya había presumido a sus simpatizantes que algo místico lo cuidaba, que era inmune a todos los ataques a su persona.

El 23 de mayo de 2018, en un mitin de campaña en Autlán, Jalisco, en medio de un intenso calor y casi en la recta final de las giras proselitistas, de cara a la elección presidencial de ese año, el político tabasqueño enarboló una imagen religiosa que, dijo, siempre cargaba en el bolsillo.

Habían pasado tres días del segundo debate presidencial, que se realizó en Tijuana, y el entonces candidato de la alianza Juntos Haremos Historia afirmó que esas estampas lo protegían de “los ataques” y “malas vibras”.

Reversos recupera este texto, publicado originalmente en el periódico El Financiero, el 24 de mayo de 2013, donde se narra ese episodio:

AMLO afirma que su «detente» detiene las malas vibras de sus adversarios

Rivelino Rueda/Enviado

AUTLÁN.– Andrés Manuel López Obrador narra desde el templete su experiencia con la famosa «cartera» en el segundo debate. Hace una pausa, la enseña a sus simpatizantes, y saca de ella una mica, una imagen religiosa conocida como «detente»

«¡Detente enemigo, el corazón de Jesús está conmigo!», lee el político tabasqueño y sus seguidores estallan en júbilo.

Dice, según él, que ese amuleto es el que lo protege contra los ataques de sus adversarios, sobre todo en el episodio que se dio el domingo en Tijuana con el candidato de la alianza Por México al Frente (PAN-PRD-MC), Ricardo Anaya.

Desde esta alcaldía, de donde era originario uno de los fundadores y primer candidato presidencial del PAN, en 1952, Efraín González Luna, el abanderado de la coalición Morena-PES-PT narra esos momentos en su último día de giras por Jalisco.

El tradicional timbre de voz del tabasqueño resuena en una plaza dividida en dos, los que se colocan debajo de una gran carpa para cubrirse del inclemente sol del mediodía, y los que más bien se refugian debajo de los árboles, sentados en las bancas de metal o en las escalinatas del kiosko, aletargados, escuchando a medias el discurso del morenista.

Cuestiona el formato del segundo debate presidencial y compara el evento del domingo, específicamente el de la «cartera» con el panista, con un debate presidencial entre el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, en las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos.

«En ese debate Trump se paraba enfrente de la señora Clinton y la amedrentaba, poniéndose enfrente de ella, y lo mismo sucedió en el debate con ‘canallita’, que trató de amedrentarnos, pero yo cuidé mi cartera porque ya saben cómo son los de la ‘mafia del poder’, y aquí está», relata López Obrador entre carcajadas y vítores de sus seguidores, que le festejan todo.

Pero esto no queda ahí. En la entrevista después del mitin vuelve a machacar las propuestas de Anaya Cortés. Reitera que lo critican por ser viejo y populista, pero que copian sus ideas.

Luego pasa al tema del álbum Panini Rusia 2018 y la polémica generada por una foto que subió el panista a sus redes sociales, acompañado de su hijo.

“’Canallín” dice que mis ideas son viejas, pero me copia”, porque un día antes del primer debate “me puse a pegar las figuritas con Jesús (Ernesto, su hijo menor) en el álbum, que ya por cierto le falta una, y después Anaya aparece copiándome con su hijo, pero le dijeron que el álbum que tiene es del campeonato pasado en Brasil 2014″, se mofa.

López Obrador se despide en medio de un enjambre de reporteros y seguidores. Termina una gira de cuatro días por Jalisco. Restan 37 días para los comicios y el tabasqueño carga en su bolsillo con su «detente», esa estampita que, dice, «para las malas vibras de sus adversarios».

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