Por Redacción Reversos
Ciento tres años después de su promulgación, la Constitución de 1917 perdió el espíritu y los ideales de aquellos que la forjaron e incluso, a partir de 1982 quedó a expensas de los factores reales del poder en México, sostuvo el politólogo Andrés Alejandro Reséndiz Ponce, en el ciclo de conferencias La Metro en el Metro. Un paseo por el conocimiento, que organiza la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La Carta Magna perdió el enfoque nacionalista que ratificaba las garantías individuales y el federalismo; la soberanía popular; el principio de no reelección; la creación del municipio libre; educación laica y gratuita; la reforma agraria; la propiedad exclusiva de la nación sobre sus recursos y territorio; el impedimento de monopolios; los derechos laborales y la libertad de culto, afirmó el licenciado en Ciencia Política por la Unidad Iztapalapa.
En el ámbito educativo ha habido reformas tendentes a la creación de mano de obra calificada más que de seres pensantes y críticos, mientras que en materia energética el Estado perdió la propiedad de los recursos naturales para que empresas privadas –nacionales y extranjeras– exploten los recursos naturales y fuentes de energía, principalmente el petróleo.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sufrido 618 reformas –65 por ciento en el periodo neoliberal– para adecuarla a la visión de los presidentes y del otrora partido único en el poder. Venustiano Carranza reformuló 69 preceptos constitucionales mientras que durante los mandatos de Manuel Ávila Camacho a Gustavo Díaz Ordaz se acumularon 70 modificaciones.
De 1982 a 2000 –Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León– fueron cambiados 198 mandatos, en tanto que Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón acumularon 141 modificaciones y Enrique Peña Nieto concretó 66 reformas al texto constitucional, dijo en su conferencia Un paseo por las Constituciones de México.
Reconocida como producto de la Revolución y como un conjunto de leyes de carácter social único con esa perspectiva en toda América Latina fue muy importante en su momento porque además de recuperar planteamientos de su antecesora de 1857 mantuvo la separación Iglesia-Estado.
En octubre de 1814, recordó, fue promulgada la Constitución de Apatzingán, por el Congreso de Chilpancingo, que tuvo aplicación en los territorios controlados por las fuerzas insurgentes. Los preceptos promulgados bajo la conducción de José María Morelos y Pavón establecían un régimen republicano, reconocían la religión católica como la única en el país todavía en gestación, instauraban la soberanía del pueblo, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y la abolición de la esclavitud.
Sin embargo, con la derrota y fusilamiento de Morelos quedó relegada y al triunfo del movimiento independentista en 1821, cuando surgió el Estado mexicano en la práctica. En 1824 fueron recuperados lineamientos de la de Cádiz y de los estatutos adoptados por Estados Unidos a partir de su independencia, señaló el investigador.
Posteriormente, fue sustituida por la tercera Constitución de 1836, conocida como Las Siete Leyes, que establecía un régimen centralista, suspendía las actividades de los estados y los gobernadores mantenían el puesto sólo si apoyaban al gobierno central; además, declaraba la religión católica como única y establecía un supremo poder conservador, que tenía más poder que el presidente.
También marcaba la distribución de diputados y senadores; establecía ocho años para el período presidencial, convertía los estados en territorios, con lo que en la práctica proponía la restitución de la monarquía.
La cuarta Constitución –en 1857– se concretó con la derrota de Antonio López de Santa Anna y significó el fracaso de los conservadores y el régimen de gobierno centralista, pues restableció el orden federal de 1824, así como las garantías individuales –derechos humanos reconocidos por la Revolución Francesa–, abrogó la religión católica como única y suprimió el poder de la iglesia para cobrar impuestos.
En ese ordenamiento fue instituido el concepto de soberanía popular, decretado un sistema unicamaral que suprimía la Cámara de Senadores, integrada por personajes conservadores muy ricos, fue incorporada la figura de juicio de amparo, instituido el juicio político y fue recuperada la separación entre el Estado y la iglesia.
Las ideas del fundador del Partido Liberal Mexicano, el anarquista Ricardo Flores Magón, que declaró que la Carta Magna había muerto debido a las constantes reelecciones de Porfirio Díaz quien como presidente de México cesó los derechos y libertades del pueblo mexicano, fueron semilla de la quinta Constitución, promulgada en 1917, producto también de las demandas sociales de la Revolución como educación pública y gratuita, defensa de los derechos laborales, el federalismo, el municipio libre y soberano, la defensa de los derechos de la nación sobre los recursos naturales y la libertad de cultos.
A lo largo de 103 años la Constitución que favorecía los derechos de trabajadores y campesinos y promovía el reparto agrario ha experimentado virajes en sentido contrario y estandartes que le daban esencia, como los artículos Tercero, 27, 28 y 123 dejaron de existir.
Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que busca revertir las llamadas reformas estructurales aprobadas en el gobierno de Enrique Peña Nieto, “desde su posición no es del todo posible ya que la Constitución no es dictada por el Ejecutivo sino por los factores reales de poder que en muchos casos están representados por grupos que responden a intereses extranjeros”, concluyó.