Por Guillermo Torres
Está en marcha una operación político-mediática por parte de la derecha mexicana, con Felipe Calderón a la cabeza, y sus operadores: Julián Le’Baron y Javier Sicilia.
El objetivo es posicionar varios partidos de oposición que parezcan una alternativa al PAN y al PRI o, en todo caso, que en un momento dado hagan sinergia con ellos. La idea es disuadir el voto útil, eso hablando en términos electorales.
Pero políticamente hay todo un engranaje engrasado y caminando para que la oligarquía y sus operadores recuperen las prebendas que la Cuarta Transformación terminó para regularizar las finanzas públicas y terminar con la corrupción.
Ahora, con más tiempo y un panorama político quizá más asentado, la derecha, en un sólo bloque disfrazado de distintos colores. Sus artífices y creadores son personajes oscuros del PRI y del PAN, fortalecidos por las “nuevas generaciones” dentro de partidos periféricos, “paleros”, como el PVEM y Movimiento Ciudadano.
Se perfila también el nuevo partido de los Calderón y otro más que se suma a la sombra del autodenominado “Movimiento Antorchista”, que es el órgano que operó la disolución del agro mexicano y el Artículo 27 constitucional.
Con el respaldo de organizaciones y personajes de la ultraderecha en América Latina, han puesto en marcha un “golpe blando”, de la mano con una dispersa y ambigua política exterior por parte de Washington. Todo queda abierto y sobre entendido.
Es tiempo de definiciones políticas, no solamente hacia dentro del mismo gobierno de México, sino del movimiento del que este ha surgido.
La consolidación de un movimiento que no solamente estaba en proceso de asentarse y se había interrumpido dicho proceso, sino que luego de las elecciones de 2018 se quedó en suspenso y a expensas de una serie de grupos y planteamientos totalmente distintos y distantes a lo que es el alma y razón de ser de Morena.
Precisamente, este domingo 26 de enero se llevó a cabo en la Ciudad de México el Congreso Nacional Extraordinario del partido, con la participación de la mayoría mínima de sus consejeros, de acuerdo a sus estatutos. Por fin se define la vía de recuperación y democratización del partido, para que nuevamente enfoque ese planteamiento que le llevó a tener la aceptación de la aplastante mayoría que le dio el triunfo hace un año y medio.
Ahora queda lo más importante, que es la reorganización y trabajo conjunto para que sea contrarrestada la guerra puesta en marcha en contra de AMLO.
Los enviados por el crimen organizado encabezado por Felipe Calderón y Marko Cortés, así como Javier Lozano Alarcón, por mencionar algunos, pretenden ahora, utilizando como argumento principal contrarrestar todo lo que ellos mismos generaron y provocaron durante el tiempo en que fueron gobierno.
Ahora resulta que la táctica de Calderón para reprimir al pueblo y operar para el crimen organizado, todas sus consecuencias, ahora son responsabilidad del presidente de México, porque le sucedió a personajes oscuros que operan para los Salinas, como Julián Lebarón.
Rebote mediático. Temas controvertidos como la portación de arma por la población civil propuesta por el tal LeBaron, y así una serie de situaciones que perfilan un enrarecimiento y crispamiento generalizado entre la población, los alcances pretendidos y demás cuestiones. Solamente estos vagos impresentables disfrazados de activistas, pagados por la mafia, lo saben.
Lo cierto es que la izquierda debe ya ser consolidada de manera definitiva y puesta en marcha en un movimiento popular a escala nacional que vaya más allá de los procesos y periodos electorales.
Toda la participación ciudadana en asuntos de interés público y en la vida política del país es fundamental para que, así como un espacio público se recupera con la presencia y uso de la ciudadanía, la política emanada del pueblo que plantea la Cuarta Transformación, tendrá lugar en el momento que esa lucha incluya en la agenda a todos los movimientos y organizaciones de izquierda, en sinergia trabajando por un Proyecto de Nación, incluyente y plurinacional.
Por mencionar solamente un factor antropológico por las multiplicidad de grupos representados en su tablero político, social, cultural y económico. Sin duda un modelo muy similar al de Bolivia que, al margen de la desinformación de la derecha, es un proyecto de nación exitoso y contundente que ha sentado las bases para que el encuentro de esta dolorida América Latina desencadene en un proceso regional que fortalezca en lo económico, social, político y cultural a sus pueblos; que los integre en una región que compita con cualquier otra del mundo, o mejor aún que la complemente.
Así pues, hay dos temas fundamentales en la agenda política de México: lalegalización de uso recreativo de la marihuana, y la consulta popular sobre la posibilidad de llevar ante la justicia a todos los funcionarios de alto nivel responsables de incluso crímenes de lesa humanidad.
Estos dos factores, sin duda, pueden ser la piedra angular de una modificación radical del status quo en el que se basó la derecha para reprimir al pueblo y disidencia, por medio de grupos de elite militar preparados por Washington a las órdenes de Carlos Salinas de Gortari, con el eufemismo de una supuesta guerra contra el crimen.
Fue la continuación de la guerra sucia de los setenta, a gran escala. Y por todo ello aún hay que hacer justicia, y esta debe ser sometida a consideración del pueblo para llevarse a cabo con la misma legitimidad que todo el proceso de reforma que está experimentando México.