Por Rivelino Rueda
“Prepara a los muchachos”, dijo. “Nos vamos a la guerra”.
Gerineldo Márquez no lo creyó.
–¿Con qué armas?—preguntó.
–Con las de ellos—contestó Aureliano Buendía.
Gabriel García Márquez/
Cien años de soledad
Luego del estratégico combate del Uvero, el 28 de mayo de 1957, el Movimiento Revolucionario 26 de se inicia una nueva fase en la lucha guerrillera de la Sierra Maestra. La batalla representa una de las más sonadas victorias de la organización rebelde hasta esa fecha pero, además, las secuelas de este combate producen una paz armada, un respiro. Ni la guerrilla puede operar contra posiciones del ejército batistiano fuertemente definidas, ni éstos se animan a subir a la sierra.
Se hace necesario para los rebeldes reorganizar sus bases y planear nuevas estrategias, todo esto a partir de una nueva infraestructura, que debía ampliarse dadas las condiciones hasta el momento conseguidas por la organización rebelde. Por lo tanto era indispensable resolver los problemas de alimentación, medicina, propaganda, armas y parque para la guerrilla.
En julio de 1957 Fidel Castro valora la necesidad de crear una nueva columna que, a diferencia de la original, cuente con mayor movilidad en la Sierra, pero que además se foguee en el combate para los planes futuros de avanzar hacia el centro de la Isla.
La decisión del comandante en jefe del M-26-7 está tomada de antemano: la responsabilidad de conducir a la columna guerrillera en ciernes recae en Ernesto Guevara de la Serna, El Che, quien ha tenido una destacada participación en los seis meses de campaña rebelde, y la determinación del comandante en jefe lo confirma el arrojo y valor demostrado por el argentino en la última acción guerrillera de resonancia: el combate del Uvero.
Sin más protocolo que el de “ponle comandante”, Fidel Castro asciende de grado militar a Ernesto Guevara, cuando éste tiene que firmar una carta colectiva dirigida al líder del movimiento en las zonas urbanas, Frank País, quien es asesinado a mansalva por los esbirros de la dictadura en Santiago de Cuba, el 30 de julio.
De este modo y casi de soslayo quedé nombrado comandante de la segunda columna del Ejército guerrillero (…) La dosis de vanidad que todos tenemos dentro, hizo que me sintiera el hombre más orgulloso de la tierra ese día. El símbolo de mi nombramiento, una pequeña estrella, me fue dado por Celia (Sánchez) con uno de los relojes de pulsera que habían entregado en Manzanillo.
En los meses de noviembre y diciembre de 1957 la Segunda Columna del Ejército Guerrillero (bautizada Cuarta Columna –según el Che– por razones de enmascaramiento bastante infantiles, pero que también es conocida como Los Descamisados o El desalojo campesino, denotando siempre esa dosis cubana de buen humor ante las adversidades), dirigida por el propio comandante Ernesto Guevara, pasa a ocupar un lugar contiguo a la primera, dirigida por Fidel Castro, esto por razones tácticas.
La comandancia del Che Guevara se ubica en un sitio denominado El Hombrito, “porque vista la Sierra Maestra desde el llano, un par de lajas gigantescas, superpuestas en la cima, semejan la figura de un pequeño hombrecito”.
Ernesto Guevara narra cómo sus hombres fueron dándole forma al campamento guerrillero en los primeros días de diciembre de 1957:
A partir de esa época, nosotros, mucho menos hostilizados, por nuestra menor importancia política, pudimos asentar las bases de las primeras fábricas y de los campamentos estables y acabar con la vida nómada.
El 3 de diciembre comienzan las labores para construir el campamento camuflado, regado en el valle, en el que existía un hospital, una talabartería, para hacer botas y gorras, y la armería, dotada de un pequeño torno. El Che resume de esta forma la organización de la guerrilla a finales de 1957 y, además, hace énfasis en la necesidad de un medio de difusión para la organización rebelde:
En el aspecto organizativo, nuestro Ejército Guerrillero había avanzado lo suficiente como para tener, al final del año, organizaciones elementales de acopio, algunos servicios industriales mínimos, hospitales y comunicaciones formadas. Los problemas del guerrillero eran muy simples, para subsistir individualmente necesitaba comida en pocas cantidades, alguna ropa y algunas medicinas indispensables, para subsistir como guerrilla, es decir, como fuerza armada en lucha, armas y parque, para desarrollarse en el aspecto político, vehículos de propaganda. Para poder asegurar esas necesidades mínimas, era necesario que existiera un aparato de comunicaciones e información.
Es así como nace la idea de crear un medio de información que dé fe de los avances del ejército rebelde, ya no tanto de la existencia de la guerrilla, sino de la influencia de ésta en la Sierra Maestra y, sobre todo, del proyecto revolucionario del Movimiento 26 de Julio. A su vez, la férrea campaña desinformativa de la tiranía de Fulgencio Batista tendría a su contraparte en este medio de comunicación.
Un periódico elaborado por la guerrilla es una de las obsesiones del comandante Guevara; este proyecto sólo se hace posible por medio de visión estratégica y, sobre todo, de explicar a los líderes del movimiento –específicamente a Fidel Castro– que la necesidad de una labor periodística de avanzada dentro del grupo rebelde los ayudará a concientizar a la sociedad cubana, avasallada por un feroz cerco informativo.
El Cubano Libre es el nombre de aquel pequeño periódico que funda el Che Guevara a finales de 1957. El nombre surge de la identificación y el vínculo de la guerrilla cubana con los héroes de la independencia de la isla. Su título fue tomado de la publicación del mismo nombre que se editó en la sierra durante la guerra independentista, primero bajo la dirección de Carlos Manuel de Céspedes, en la guerra de 1868, y más tarde por Antonio Maceo, en la guerra de 1895. Ahora sale de nuevo, inspirado en los mismos propósitos patrióticos de aquella generación de cubanos que dieron su vida en la guerra libertaria contra España.
Ernesto Che Guevara realiza las gestiones necesarias con la organización del llano para obtener un mimeógrafo en el cual se imprimiera El Cubano Libre:
Habían llegado dos estudiantes de La Habana, uno de ingeniería y otro de veterinaria y con ellos empezamos a establecer los planes de una pequeña hidroeléctrica que trataríamos de construir en el río de El Hombrito y a sentar las bases del periódico mambí. Para ello había un viejo mimeógrafo traído del llano en el cual se tiraron los primeros números de El Cubano Libre, cuyos redactores y tipógrafos principales eran los estudiantes Geonel Rodríguez y Ricardito Medina.
El 29 de noviembre de 1957 la cuarta columna, comandada por el Che, sostiene un combate con las fuerzas batistianas en una zona conocida como Dos Brazos del Turquino, cerca de su campamento en El Hombrito; en este enfrentamiento cae uno de los hombres más valiosos del guerrillero argentino-cubano, Ciro Redondo. También, la base rebelde sucumbe en el ataque; no obstante, Ernesto Guevara instala un nuevo campamento en La Mesa, cerca del Hombrito, en donde se levanta una infraestructura similar a la anterior.
Los preparativos para que el primer número de El Cubano Libre salga a la luz están en marcha, para ello, el Che envía una carta a Fidel Castro en la que informa de la muerte de Ciro Redondo y en la que propone su ascenso póstumo:
Envié entonces una carta a Fidel proponiendo su ascenso póstumo (de Ciro Redondo) y poco después se confería ese grado, lo que aparecería publicado en nuestro periódico El Cubano Libre.
Es así como en el primer número del periódico rebelde aparece un artículo firmado por el Che Guevara, en donde el mítico guerrillero recuerda la heroica labor revolucionaria de Ciro Redondo, uno de los 12 sobrevivientes del desembarco del Granma, en diciembre de 1956.
En este escrito, el comandante Guevara hace énfasis en el ejemplo de la lucha guerrillera en la sierra y, además, subraya el valor de hombres como el capitán Ciro Redondo, que entregaron su vida para liberar a Cuba de la tiranía:
Ciro Redondo ha muerto, la Revolución ha perdido con él uno de sus más valiosos capitanes. Hombre valientísimo, audaz y de iniciativa, cayó como caen los de su temple: heroicamente. Luchador incansable, en los últimos cinco años de tiranía batistiana ayudó a organizar y participó en el asalto al cuartel Moncada, sufrió prisión y supo de la amargura del exilio donde volvió tras las rejas por su amor a la libertad de Cuba. Estricto cumplidor y fiel exigente de la disciplina, se captó la admiración y simpatía de los hombres bajo su mando por su valor y decisión en el combate, donde estuvo siempre en primera línea.
De extracción humilde, conoció y sintió las necesidades de su pueblo, la urgencia de luchar vivir y sufrir y, si fuera preciso, morir por darle pan al hambriento, trabajo al desempleado, cultura al analfabeto y, sobre todo, para que la lección cubana no espere de allende sus costas la solución a su lucha y porque nos sintamos y seamos en verdad libres e independientes.
Ciro Redondo, has muerto y ya no verás materializada la idea por la que diste la vida joven y sana, pero nosotros te decimos desde el campo de batalla que la Revolución triunfante hará realidad tus sueños y que tu muerte no será en vano.
Además, en esa misma carta, el comandante Guevara envía a Fidel Castro un borrador del primer número de El Cubano Libre, en el que le pide su aprobación y su colaboración en futuras ediciones:
Te mando el periódico y las proclamas que se han impreso. Tengo la esperanza de que su baja calidad te sirva de shock y lo colabores con algo que tenga tu firma. El editorial sobre el segundo número será sobre la quema de caña. En este número colaboraron Noda, en la Reforma Agraria, Quiala, en la Redacción Frente al Crimen, el médico en la Realidad del Campesino Cubano, Ramiro en Últimas Noticias, y yo, en la explicación del nombre, el editorial y Sin Bala en Directo.
La indicación de los temas los di yo. Se necesita urgentemente todas las noticias de acciones, crímenes, ascensos, etc., y comunicación regular para lo que se puede crear un cuerpo especial.
La aparición del primer número de El Cubano Libre, impreso en un mimeógrafo de 1903 y sin fecha, lleva el siguiente subtítulo: De nuevo en la manigua redentora, Órgano del Ejército revolucionario. Sierra Maestra. Nueva Era. El editorial –escrito por el Che– de este periódico, impreso en papel bond doble carta, tiene el título de Un Nombre Glorioso. Y dice:
Cuando nuestra Patria estaba en los albores de su existencia como nación independiente, surgió de la manigua la voz magnífica del periódico mambí. Su título era una profesión de fe en el futuro: El Cubano Libre.
¿Y qué mejor lema para este momento angustiado de nuestra historia?
El crimen se ha desatado con una violencia que nunca había conocido nuestro pueblo y nunca como hoy es más integral, más científico y sádico el asesinato punitivo, pero nunca desde la época de nuestro hermano mayor, el periódico mambí, se había lanzado tan vibrante y serena la repulsa del pueblo contra opresores.
Con la sangre imperecedera de nuestros mambises conquistó Cuba su Independencia, con la sangre entusiasta de su pueblo se apresta ahora a dejar este estado caótico y ser una nación libre, independiente y soberana.
Por eso cuadra una vez más el nombre elegido y desde la manigua redentora se oye la voz que llama a vencer o morir: El Cubano Libre.
Andrés Meneses Ojeda, capitán de la cuarta columna comandada por el Che, recuerda su impresión al ver desembarcar –en plena Sierra Maestra– un mimeógrafo, máquina de escribir y las herramientas necesarias para la producción del periódico rebelde. También, comenta los pormenores que sufrieron él y otros compañeros del movimiento, para que ese encargo del Che pudiera viajar desde la ciudad de La Habana hasta el campamento rebelde de La Mesa.
El sueño de crear un periódico estaba en marcha y el escepticismo de varios rebeldes, tanto en la sierra como en el llano, se disipa al comprobar que “la locura del Che” iba tomando tintes de realidad. Meneses Ojeda recordó:
Al embarcar la máquina de escribir, el mimeógrafo, la tinta de mimeógrafo, stencil, correctores de stencil y unas tres mil o cinco mil hojas de papel, yo no sabía qué uso iban a tener esos materiales en las montañas. Parece que en la carta que el Che le escribió a Raúl Rodríguez Santos, que era el conducto, le explicó mejor de lo que me explicó a mí el objetivo.
En aquel momento lo único que sabía era que tenía que cumplir con la misión de trasladar aquellos extraños, para mí, materiales de guerra.
Lo embarqué con una dirección supuesta hacia Bayamo y permanecí dos días más en La Habana. Cuando llegué a Bayamo ya el misterioso material estaba allí y con ayuda del Movimiento lo sacamos y lo trasladamos hasta Los Dorados y de allí, en bestia, hacia la Sierra Maestra.
Al llegar, el Che estaba en una hamaca, le dije: “Mire, Comandante, aquí está el material que usted pidió”, Se asombró: ¿Cómo tú tan pronto has llegado? ¿Y dices que traes el material? No lo creía sinceramente y no podía levantarse de la hamaca por la herida en el tobillo. Así que fui y traje la máquina y se la puse delante de los ojos para que viera que el material estaba allí.
Levanta la cabeza y me dice: ¿Tú sabes para qué es eso? Dígole: “Bueno, yo sé que usted me mandó a buscarlo, pero usted no me explicó nada”. Eso es para nuestra imprenta, dice.
¿Imprenta en la Sierra en aquella época? No me imaginaba a unos guerrilleros tirando tiros y corriendo, con una imprenta en la Sierra.
Dice: Sí, eso es para la imprenta, para editar el periódico que editaban nuestros mambises y que se llama El Cubano Libre: va a renacer aquí en la Sierra Maestra.
Es en esta época cuando el Che se convierte en uno de los hombres fuertes de la guerrilla cubana. Comienza a recibir a algunos periodistas y les otorgaba a sus campamentos cada vez más sedentarios un carácter limpio, eficiente y generoso. El comandante Guevara comienza a moldear su leyenda entre la tropa y el campesinado; a su vez, se construye una ideología definida que iría de la mano con él hasta sus últimos días en Bolivia, en 1967. En el libro La vida en Rojo, una biografía del Che Guevara, el autor, Jorge G. Castañeda, explica de forma concreta cómo fueron los días del guerrillero heroico durante esa etapa de la guerra:
Si ésta es la época, entonces, cuando el Che se gana merecidamente la fama de fungir como el “comunista” o radical de la guerrilla, también se construye durante esos meses su reputación como hombre ordenado. El mando claro y el ingenio abundan en su columna. Consolida más que otros comandantes los espacios territoriales. Allí establece clínicas, hornos, pequeños talleres, hospitales y una disciplina férrea. Atiende a los campesinos y organiza y educa a los guerrilleros en sus ratos de descanso. Inicia la publicación del periódico El Cubano Libre y, poco después, las transmisiones de Radio Rebelde.
Desde el primer número del periódico El Cubano Libre, el Che plantea la necesidad de que éste llegue al grueso de la sociedad cubana, también considera necesario que su publicación sirva como herramienta de concientización, tanto para el campesinado de la sierra, como para el mismo ejército batistiano. En los días posteriores a la aparición del primer número, el Che narra en sus Pasajes de la guerra revolucionaria el uso que se le da al periódico mambí para imbuir un efecto psicológico de miedo y, a su vez, de concientización revolucionaria al ejército de la dictadura:
Habíamos hecho preparar el mimeógrafo de nuestro periódico El Cubano Libre, cuyo primer número había salido en esos días, una proclama a los militares para dejarla pegada en los árboles del camino que debían seguir. El día 8 de diciembre por la mañana, oímos desde las alturas del peñón los aprontes de la tropa para subir, caracoleando por el camino, hasta la zona donde estábamos unos doscientos metros más arriba. Mandamos colocar las proclamas, y lo hizo el compañero Luis Olazábal.
En muchas ocasiones, El Cubano Libre tuvo que tirarse desde una cueva, debido a los bombardeos de la aviación de la tiranía batistiana y al cerco del ejército. Como arriba se indica, dos estudiantes universitarios de La Habana trabajaron en la publicación del periódico guerrillero: Geonel Rodríguez Cordoví y Ricardo Medina, ambos cayeron en la Sierra Maestra en combates.
Los escasos recursos con los que se editan los primeros números de El Cubano Libre no impiden que éste se convierta, en poco tiempo, en la voz de la guerrilla que libraba la lucha revolucionaria en la Sierra Maestra. Su impacto es tal, que los pocos ejemplares que se tiran son codiciados y reclamados por las organizaciones del llano y, a su vez, los mensajeros que se encargan de distribuir el periódico en las ciudades, tienen que librar los cercos militares de la tiranía batistiana sin ser descubiertos con esa arma letal que es la palabra escrita.
Sergio Rodríguez, mensajero de origen español y contacto del Comité Provincial del Partido Socialista Popular (PSP) de Oriente en el Ejército Rebelde, es uno de los heraldos de la guerrilla con el movimiento en las zonas urbanas. Su labor es fundamental para que el periódico mambí llegue a las ciudades y, así, contrarrestar la desinformación generada por la dictadura de Fulgencio Batista. Sergio Rodríguez apunta:
El Cubano Libre era pequeño, del tamaño de una hoja de bond o de gaceta, mal impreso, a veces con unos dibujitos e iba cogido con una presitilla. El que no tenía la vista buena no podía entender bien: como todo periódico editado en stencil, las letras estaban picadas, saltadas a veces, y había que adivinar, hacer el artículo uno mismo.
Pero los pocos que se editaban, circulaban bastante y levantaban mucho la moral del soldado rebelde. Los editoriales, que eran del Che, eran de mucho combate y con el lenguaje bravo. El Che escribía también el Sin bala en el directo y lo firmaba con el seudónimo de El Francotirador. Ahí metía mucha ironía, ahí era sin tregua con el enemigo.
Algún material también iba al Llano y se llevaba doblado, metido en las camisas, en los pantalones, en las sayas, en un dobladillo de cualquier cosa. Luego se escondía debajo del colchón, se le pasaba a otro compañero y si la cosa se ponía peligrosa, se le daba fuego o se enterraba. El Cubano Libre se perseguía después como si fuera un jefe guerrillero más.
El comandante Ernesto Che Guevara escribe, además, la sección Sin Bala en el Directo, y firmaba El Francotirador.
En algunos artículos del guerrillero argentino-cubano se destaca la importancia e inquietudes que tenía para la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra (1956-1958) la publicación de El Cubano Libre.
Asimismo, el Che utiliza un estilo irónico en sus escritos y expone en éstos la corrupción y la injusticia social que se vive en Cuba bajo la sombra de Batista. En el segundo número de El Cubano Libre, aparece un artículo del Che firmado con el seudónimo de El Francotirador, en el que se aprecia un periodismo combativo y comprometido con la gesta revolucionaria del pueblo cubano:
SIN BALA EN EL DIRECTO
Por El Francotirador
Los voceros del régimen preparan descaradamente la sucesión presidencial teniendo como base a Batista en el papel de gran titiritero. Para ello, buscan ejemplo en la actualidad americana y se trasladan a México comparando al dictador nada menos que con Cárdenas, el ilustre mexicano que inició la liberación económica de su país y el más grande presidente que hayan tenido nuestros hermanos en este siglo. Los comparan porque ambos dominan con su personalidad (eso dicen ellos) el panorama político del país respectivo y es necesario contar con Batista o Cárdenas para cualquier arreglo nacional.
No para allí el descaro: toman también la base social del gobierno cardenista y se la apropian de modo que el dictador representa tres cosas: educación intensiva, incremento económico y derecho a la salud.
¡Educación intensiva cuando nunca ha sido tan grande el analfabetismo en Cuba y tan fuera del alcance de las masas populares la educación!
¡Incremento económico cuando el obrero cubano está pasando las de Caín para darle de comer a sus hijos, ahogado por la carestía de la vida y la insuficiencia del salario, aunado al desempleo cada día mayor!
¡Derecho a la salud cuando casi no hay centros hospitalarios gratuitos ni seguros obreros ni campesinos organizados ni obras sanitarias que contengan las plagas ni dinero con qué comprar medicinas!
¿O será que los voceros de Batista se refieren no a la nación cubana sino a los protegidos del régimen y a sus aliados latifundistas y explotadores del pueblo? Si es así tenemos que objetar pues esa gente cuenta no sólo con las tres ventajas enumeradas; también tiene derecho a explotar al trabajador, a robar al estado, a matar, violar y maltratar libremente.
Esos tienen derecho a todo. Afortunadamente, son pocos y están por desaparecer.
El 4 de noviembre de 1957, en una carta dirigida a Fidel Castro, el Che exhorta al líder del Movimiento 26 de Julio a publicar algún artículo en el periódico rebelde: Manda el artículo contra recibo, te advierto que esto es un diario serio…nuestros amigos están pidiéndolo para distribuirlo en la zona.
A principios de diciembre, Ernesto Guevara insiste a Fidel Castro y le explica la importancia que representaría para el movimiento un manifiesto firmado por él. También destaca el valor de un medio de comunicación para la Revolución Cubana y, además, para la concientización de la sociedad isleña, manipulada por la desinformación y la censura del régimen de Fulgencio Batista: De las otras cosas es importante que me mandes los temas desarrollados de los puntos en que hay que insistir, pues no quiero hacer planteamientos en el periódico sin contar con tu anuencia. Conviene hacer una proclama firmada por vos, para tirarla por miles. Dentro de poco estaremos en disposición de hacerlas.
Con la muerte de Frank País, el joven René Ramos Latour (Daniel) asume el puesto de dirigente en las ciudades; desde los primeros días se da una clara fricción entre el nuevo líder en las zonas urbanas y el comandante Guevara, ya que según la posición del Che hasta ese momento la participación del llano en la gesta revolucionaria no estaba a la altura de los combatientes de la sierra.
Del mismo modo, el Pacto de Miami –en el que Ramos Latour aprovecha su alianza con Fidel Castro, después de la muerte de Frank País, y con sectores moderados de la oposición batistiana, como Felipe Pazos y Raúl Chibas, incluyendo al ex presidente Carlos Prío Socarrás– profundiza el descontento del Che hacia el nuevo dirigente del Llano. En este pacto se intenta gestionar una mediación de Estados Unidos en la guerra civil cubana, una declaración de independencia de la oposición civil y urbana frente a la militar y rural, y lograr la designación de un presidente provisional, justamente Felipe Pazos.
El pacto es firmado en octubre de 1957 y, a finales de noviembre, Fidel Castro y la guerrilla lo desconocen.
A partir de ese momento, el Che Guevara y René Ramos Latour comienzan a intercambiarse una serie de misivas en la que es notorio el descontento de ambos respecto a su postura frente a la Revolución. En una carta enviada a Daniel (Ramos Latour), con fecha 14 de diciembre de 1957, el comandante Guevara empieza por discutir una serie de puntos técnicos o logísticos; en una parte de la misiva, el guerrillero argentino-cubano muestra además un tono enérgico al explicarle la importancia del nuevo periódico:
Te adjunto el periódico y la proclama. Tú verás que haces con ellos. Son el fruto de un intenso sacrificio de mucha gente. Si te parece que vale la pena el esfuerzo, necesito papel en abundancia, tinta stencil, engrapadora. Si te interesa una foto de Ciro (Redondo), me avisas.
En otra carta al dirigente del llano, el Che pone de manifiesto el esfuerzo y los pocos recursos con los que cuenta la guerrilla para publicar El Cubano Libre; destaca de nuevo la importancia de este periódico para la lucha armada, y no sólo hace énfasis en su humilde producción y distribución, sino que, también, resalta su labor periodística dentro de la gesta revolucionaria:
Ahora paso a informarte de nuestros proyectos, los que están todos en vías de realizarse y necesitan, eso sí, el espaldarazo del Llano.
El mimeógrafo (modelo 1903) es muy deficiente y pequeño, a pesar de todo, tenemos tirada la proclama que te adjunto, la que está siendo pegada al alcance de la vista de los guardias. Hubiera querido que fuera algo medular de Fidel (Castro), pero éste no lo hizo y estructuré lo que buenamente me permitía mi carcumen.
Lo esencial es que se insista sobre los caminos minados, y las bombas están al estallar para corroborar la afirmación. El periódico está todo redactado y pasado en stencil, pero la falta de tinta no lo deja salir, y la falta de papel lo limitará a unos 700 ejemplares. También aquel adolece de lo fundamental de no tener un artículo firmado por Fidel. Luis Orlando ha quedado en ocuparse de eso para darle más tipo de periódico. Conviene que manden con generosidad todo lo que se pide en este rubro, pues creo que el periódico puede ser de gran utilidad. Faltaría para hacerlo mejor un dibujante de papel stencil que tiene posibilidades de quedarse en un lugar seguro, sin necesidad de cambiar mucho.
El Cubano Libre también sirve como un medio para educar a los campesinos de la sierra, para su alfabetización y, también, para exaltar los ideales de los héroes nacionales de la isla; este órgano periodístico es la voz de la guerrilla cubana y la herramienta necesaria para concientizar al pueblo del libertador José Martí.
Che Guevara insiste a los dirigentes del llano sobre el envío de temas históricos que interesen a la nación; asimismo, pide apoyo económico para la publicación del periódico rebelde y destaca la posibilidad de reproducirlo en las ciudades para, así, contar con una mayor cobertura.
En una carta dirigida a Mario Piferrer, dirigente de las zonas urbanas, se demuestra la decisión del Che de darle prioridad al proyecto de El Cubano Libre y, a su vez, imprimirle periodicidad a las publicaciones, pero poniendo de relieve la falta de recursos:
Las cosas fundamentales que tienen que conseguir son: papel mimeógrafo, tinta stencil. Te adjunto unos ejemplares del periódico y de las proclamas que hemos distribuido a los campesinos. Los defectos que verás se deben a la mala calidad del papel que no es el indicado para este tipo de trabajo y el pésimo estado del mimeógrafo. Sería bueno que se reprodujera por allí, sobre todo el periódico. Necesitamos libros de consulta sobre la historia de Cuba y de la vida de (José) Martí, (Antonio) Maceo y (Máximo) Gómez para el periódico.
Andrés Meneses Ojeda, capitán de la Cuarta Columna, quien fue designado para llevar la pequeña imprenta y los materiales necesarios para la elaboración del periódico rebelde desde La Habana hasta el campamento guerrillero de La Mesa, subraya la importancia que tenía su misión, además de señalar la prioridad que para el Che representaba la inclusión de temas históricos en El Cubano Libre. Es por ello que pide afanosamente libros de los héroes independentistas José Martí y Antonio Maceo. El capitán Meneses recuerda:
En mi segunda misión, que fue sobre diciembre de 1957, tenía el siguiente encargo: llevar ejemplares de El Cubano Libre a los organismos del Movimiento 26 de Julio de Bayamo y La Habana. Además, había un nuevo pedido extraño del Che que no entendí tampoco: pedía un torno de mesa pequeño, una grabadora y libros nuevamente.
Le traje dos ejemplares de Martí y uno de Antonio Maceo. Pidió La Edad de Oro y después de buscar se la pude conseguir.
Esta segunda misión yo la pensé más, porque no era un paseo fácil salir por encima del ejército con un rollo de papel encima que era nada menos que el periódico de la guerrilla. La segunda misión se cumplió con éxito: El Cubano Libre llegó a Bayamo y La Habana y de vuelta traje el torno y la grabadora. Por los mismos medios, o parecidos, llegaron a la sierra.
Junto con La Edad de Oro de Martí, traje un diccionario en español y un radio de pilas muy lindo para el hospital.
En los primeros días de enero de 1958 el Che realiza un recuento del primer año de lucha guerrillera. Dentro del plano organizativo, el comandante Guevara destaca el surgimiento de El Cubano Libre como un medio para la difusión de ideas del Movimiento Revolucionario 26 de Julio:
En cuanto a la difusión de nuestras ideas, primero creamos un pequeño periódico llamado El Cubano Libre, en recordación de los héroes de la manigua, del cual salieron tres o cuatro números bajo nuestra dirección para pasar luego a la de Luis Orlando Rodríguez y, posteriormente, Carlos Franqui, que le dio un nuevo impulso. Teníamos un mimeógrafo traído del Llano y con él tirábamos los números.
El estratégico ataque al cuartel de Pino del Agua, ocupado por el ejército batistiano, es de suma importancia para la guerrilla, dadas las condiciones de la censura en los medios y de la resonancia nacional que éste tendría.
El ataque tiene lugar el 16 de febrero de 1958 y es planeado minuciosamente por la guerrilla. La ofensiva rebelde tiene éxito pero, a su vez, resulta una de las más cruentas debido a las bajas del grupo revolucionario; aun así, la prensa cubana se encarga de deformar los acontecimientos y minimiza la victoria guerrillera, en cambio, en el parte de guerra del ejército rebelde se detalla cómo se desarrolló la batalla en Pino del Agua y cuántas fueron las bajas de ambos bandos.
En este episodio de la guerra revolucionaria en Cuba, el Che Guevara resalta la importancia de El Cubano Libre en la guerra de liberación y, a su vez, destaca el contrapeso informativo de éste con el aparato de prensa del régimen batistiano:
Con bastante minuciosidad se prepararon las cosas, el ataque tuvo lugar el día 16 de febrero, el parte de nuestro ejército que saliera en El Cubano Libre y que aquí reproducimos es una síntesis bastante exacta de lo que aquí sucedió.
Pino del Agua es un batey instalado en la cima de la Maestra a un lado del pico la Bayamesa. Estaba defendido por la compañía del capitán Guerra, muy bien atrincherada y fortificada. Es el punto más avanzado sobre la Sierra Maestra. El objetivo del ataque no era tomar el aserrío, sino establecer un cerco que obligara al ejército a mandar tropas en su ayuda (…)
A las cinco y treinta de la mañana del día 16 de febrero iniciaron el ataque fuerzas de la cuarta columna, al mando del capitán Camilo Cienfuegos. El ataque fue llevado en forma tan violenta que se tomaron las postas sin ninguna dificultad ocasionando al enemigo ocho muertos, cuatro prisioneros y varios heridos. A partir de ese momento se intensifica la resistencia enemiga muriendo de nuestra parte, los tenientes Gilberto Capote y Enrique Noda y el compañero Enrique Lien; el compañero Ángel Guevara resultó tan mal herido que murió varios días después en nuestros hospitales de campaña.
(…) La columna del comandante Raúl Castro Ruz debió librar combate en situación muy crítica, pues sus hombres no podían disparar sobre el enemigo, debido a que éste avanzó precedido por una muralla de mujeres y niños campesinos. En esta acción murió el compañero Florentino Quesada. Desconociéndose las bajas sufridas por el ejército.
Horas después de retirarse la columna del comandante Raúl Castro, el ejército avanzó sobre las posiciones nuestras en las que quedaba un grupo de campesinos atemorizados e indefensos que se habían refugiado en unos bohíos para escapar a la batalla. Se ordenó salir a todos los refugiados ametrallándose sin compasión, y matando a trece individuos, la mayoría mujeres y niños. Los heridos hechos en esa “victoriosa” acción del ejército fueron atendidos en Bayamo, y son los citados por los primeros partes no oficiales sobre la batalla.
(…) El parte final es el siguiente: El enemigo perdió de 18 a 25 muertos, un número equivalente de heridos, cinco prisioneros (…) Nuestras fuerzas sufrieron las bajas nombradas, más 3 heridos, uno de ellos el capitán Camilo Cienfuegos, todos ellos leves.
No se realizó en Pino del Agua el total del ambicioso plan concebido por el Estado Mayor de nuestro ejército, pero se obtuvo una victoria completa sobre el ejército, destruyendo aún más su ya claudicante moral de combate, y demostrando a la nación entera la fuerza creciente de la Revolución y de nuestro ejército revolucionario, que se apresta a bajar al llano a continuar su serie de victorias.
De esta forma, El Cubano Libre se perfila como una herramienta indispensable en el movimiento armado que se gesta en Cuba y busca convertirse en un medio de difusión que dé fe del avance rebelde pero, por otro lado, la información del periódico mambí contrasta con los informes que dan los medios de comunicación cubanos, los cuales representan una de las principales armas de Fulgencio Batista para desvirtuar a la guerrilla.
Un claro ejemplo es la información que se da en el periódico El Mundo de La Habana, exactamente un día después de finalizados los combates en Pino del Agua, y el mismo día que aparece el segundo número de El Cubano Libre:
El Mundo, miércoles 19 de febrero de 1958. (Cabeza): Reportan la baja de 16 insurgentes y 5 soldados. (Balazo) Ignoran si hirieron a Guevara. (Desarrollo): El Estado Mayor del Ejército expidió un comunicado, a las cinco de la tarde de ayer, negando que haya tenido una importante batalla con los rebeldes en Pino del Agua, al sur de Bayamo. Admítese asimismo en el parte oficial que “ha ocurrido alguna que otra escaramuza entre patrullas de reconocimiento del ejército y grupos alzados”, admitiendo que al momento de emitir ese propio parte “Las bajas rebeldes ascienden a 16, teniendo el ejército como resultado de dichas escaramuzas, cinco bajas”. “En cuanto a que haya sido herido el conocido comunista argentino Che Guevara, añade el comunicado, hasta ahora no se ha podido confirmar. Sobre la presencia del cabecilla insurreccional en estos encuentros, nada se ha podido confirmar y sí que permanece escondido en las intrincadas cuevas de la Sierra Maestra”.
Si bien es cierto que El Cubano Libre representa para el Che una gran obsesión, también fue un medio por el cual el guerrillero argentino-cubano se moldea como periodista. La publicación rebelde crea vínculos con la población de las zonas urbanas –cada vez más escéptica hacia las publicaciones batistianas– y despeja el camino de la clandestinidad en la Sierra.
El asombro de los campesinos, de la gente del M-26-7 en las zonas urbanas y aun de los mismos guerrilleros en la sierra por observar ese pequeño periódico, por comprender el esfuerzo y la dedicación del Che para que ese medio impreso apareciera en aquellos momentos de guerra, infunde en la totalidad del movimiento un aliento de fortaleza, ya que es un paso más para la victoria final. Luis Crespo, sobreviviente del Granma, que en aquel tiempo combatía en la columna de Fidel Castro, recuerda el momento en el que tuvo en sus manos el primer número de El Cubano Libre:
En la Sierra el Che creó El Cubano Libre. Lo editaba y tenía editado El Cubano Libre por toda la Sierra Maestra. No sé de donde sacó un mimeógrafo, pero sé que el periódico nos llegaba: un mensajero con el periódico del Che.
La primera vez que dicen: “Ahí viene el periódico del Che”, me digo: “¿Cómo que el periódico del Che?” Y enseguida pensé: “Ah, es que el Che está escribiendo su diario y eso”. Pero entonces veo el panfleto, el periódico aquel, con un mapa de Cuba en la parte superior y me digo: “Es cierto, empezó a escribir el periódico”. Y ya la Sierra tenía el periódico que el Che le hacía.
Pero uno de los principales obstáculos del periódico rebelde fue la distribución y su envío a las zonas urbanas. En este periodo ser capturado por los elementos de los cuerpos de represión batistianos con la publicación guerrillera era sinónimo de cárcel, tortura o muerte. Son entonces los mismos guajiros de la Sierra Maestra –principalmente las mujeres– los encargados de llevar el periódico insurgente al pueblo cubano, ávido de conocer el desarrollo de la guerra que tiene como escenario las montañas del oriente de la Isla y, además, narradas por sus protagonistas.
Ena Manso Carvajal (Manana), campesina de la Sierra Maestra y colaboradora del ejército rebelde, narra las peripecias para distribuir El Cubano Libre, así como su contribución a la lucha revolucionaria para “ganarse el derecho a un pedacito de la hermosa historia de la guerra” en este territorio.
Lo primero que yo supe del Che fue que era el jefe de toda la tropa que andaba por aquí. Pero luego supe que editaba un periódico que se llamaba El Cubano Libre y en eso participamos las mujeres. Es decir, fue una actividad directa que hicimos las mujeres de Buey Arriba: repartir ese periódico guerrillero. Al menos, pienso que otras compañeras lo harían ¿no?, porque mi cuñada Gloria Núñez y yo sí lo hicimos.
Cantidad del Cubano –como le decíamos ella y yo, porque a nosotras nos parecía más patriótico–, que transportamos, escondiéndonos los periodiquitos entre los senos. Los repartimos aquí primero, en la zona, pero luego lo llevamos a Bayamo y se lo dábamos a una maestra nombrada Sócrates Sabatés, que ya es muerta. Mi cuñada era hija de mambises, ¿no?, y revolucionaria de las buenas, como mi Manao.
En otro testimonio sobre la creatividad guerrillera para distribuir el periódico guajiro, Hedelberto Martínez Lien (Dive), colaborador del movimiento y aspirante a formar parte de la tropa del Che, narra cómo gana su ingreso a la guerrilla al cumplir con éxito una misión encomendada por el Comandante Ernesto Guevara.
Ciertamente, aquello era muy, pero muy importante: aparecía en la Sierra un periódico guerrillero que antes fue mambí: El Cubano Libre. Y yo entraba a trabajar con uno de los jóvenes más valientes, generosos e inteligentes que combatieron a las órdenes del Che: Ricardito Medina.
Ricardito era hijo de un rico hacendado (que ayudó mucho, quizás por su hijo, quizás por simpatía al Movimiento 26 de Julio) y era estudiante universitario cuando se alza. Nacido aquí en Buey Arriba, es un auténtico producto de este pueblo que tantos buenos combatientes aportó a la última jornada libertadora de los cubanos.
Y Ricardito, bajo las órdenes del Che, y trabajando junto a otros compañeros, estaba editando El Cubano Libre, que así se llamaba en honor del periódico mambí que circuló en Cuba durante la Guerra de Independencia.
Y Che me explicó bien lo del periódico, y me dijo que era necesario que yo entrara a Buey Arriba, junto con otro compañero, Pineda de apellido, y de algún modo lograra que circularan algunos ejemplares del Cubano Libre por el vecindario.
–Comandante… ¿Y yo voy a ir desarmado a esa misión?
–No, te voy a dar una escopeta y un revólver. A Pineda también le voy a dar algún arma. Tú eres el responsable.
Y en efecto, me dio el revólver, una escopeta y un buen manojo de ejemplares de El Cubano Libre. Con ellos bajamos rumbo a Las Minas.
Algunos periódicos debíamos entregarlos en la casa de unas hermanas de apellido Gill para que ellas lo repartieran, aparte de los que nosotros tiráramos, –como si fueran panfletos— en Buey Arriba.
Pero sólo podíamos llegar a la casa de las Gill si el bombillo del portal estaba apagado. Si (estaba) encendido, es que había guardias cerca.
Estábamos aproximándonos a la casa, con el bombillo apagado, cuando de momento lo encienden, y vemos algunos guardias acampados alrededor. El que iba conmigo levantó su escopeta para tirarles, pero yo le advertí que no lo hiciera, pues podían matar a las hermanas Gill que estaban en la casa. Y a su familia, pues era construcción de tablas y guano y las balas iban a penetrar fácilmente.
Ahí seguimos rumbo a Las Minas y entramos por un lugar donde yo esperaba que no hubiera vigilancia. Antes, en un potrero, cogimos un caballo que estaba pastando y lo llevamos con nosotros. Así, en una calle cerca del centro, le amarramos a la crín y a la cola del caballo unos ejemplares de El Cubano Libre, pero de modo que se cayeran si el caballo corría mucho.
Y le di dos golpes al caballo por las ancas. El animal salió disparado al galope y pudimos ver cómo el periódico era regado por el centro de Buey Arriba. Allí, los que pasaran lo irían cogiendo y los repartirían más adelante, unos por curiosidad, otros por simpatizar con el movimiento revolucionario.
Pero de contra, cuando el animal pasa corriendo por cerca del cuartel, los guardias, asustados, tiraron balas luminosas y tiros al aire, que se oyeron en las faldas de las lomas, a donde poco después regresamos nosotros dos.
Al verme de nuevo el Che, enterado de que El Cubano Libre había causado sensación en Buey Arriba, sobre todo porque nadie sabía quién lo había repartido y todo indicaba como seguro culpable a un caballo incapaz de responder a los interrogatorios oficiales, me dijo simplemente:
–Dive, ahora sí te ganaste el ingreso al Ejército Rebelde…
En los meses siguientes al asalto del cuartel de Pino del Agua, la red de información de la sierra con el llano mejora. El comandante Guevara se hace de un pequeño generador eléctrico y logra que lleguen hasta sus manos el primer tomo de El Capital, de Carlos Marx, que había comenzado a leer en México; también consigue que subiera hasta el campamento guerrillero un nuevo mimeógrafo, lo que permite mejorar la producción de El Cubano Libre, que comienza a bajar a las ciudades cercanas.
Ernesto Che Guevara expone a Fidel Castro en una nueva carta los beneficios que traería al movimiento revolucionario el nuevo mimeógrafo, y destaca que una mayor cobertura en la isla le daría a la guerrilla un halo de cercanía con la sociedad cubana en las ciudades. Y una vez más vuelve a insistir sobre la importancia que tendría un escrito firmado por el jefe de la Revolución:
Creo que desautorizar por escrito, con la inapreciable ayuda de un mimeógrafo nuevo que me llegará, y aún con este cojo que tenemos, y con envíos simultáneos a jefes políticos y publicación en el periódico, puede dar la efervescencia necesaria.
Si hacéis el escrito me comprometo a tirar 10 000 y cubrir todo Oriente y La Habana, tal vez fuera posible toda la isla. Es importante que me mandes todos los datos de batallas, ascensos, etc.
Como verás, el periódico resultó bastante mejor que el anterior y se puede levantar el tono un poco más.
Algunos testimonios de campesinos de la Sierra (citados en Ernesto Guevara, también conocido como El Che. Paco Ignacio Taibo II (Planeta y Joaquín Mortiz, México, 1997), señalan que El Cubano Libre “había que leerlo a la luz del sol o con un faro bien grande, porque la impresión de stencil era un desastre, pero subía mucho la moral”. También los guajiros recuerdan que en una ocasión el Che sufrió un ataque de rabia cuando descubre que alguien había usado un ejemplar como papel higiénico y estuvo a punto de poner a pan y agua a todo el personal de la comandancia.
Es de esta forma como la idea de crear el periódico sobre el movimiento guerrillero está clara. Se trata de romper la cortina de silencio corrida por la dictadura en torno a los acontecimientos de la insurrección, al divulgar todo lo que ocurría por entonces en la Sierra Maestra y al establecer un vínculo entre los combatientes y la población del Llano.
Resulta lógico que una mala impresión y corta tirada no son suficientes para cubrir esa información, pero el Che aspira a que con esos ejemplares se hicieran luego reproducciones a cargo del Movimiento 26 de Julio, con el mismo formato y buenas imprentas en las ciudades.
En otro artículo del Che Guevara, firmado con el seudónimo de El Francotirador, se nota un tono irónico y desafiante ante la comunidad internacional; en él se describe la insensibilidad de un sector de la sociedad estadounidense, que pide castigo para “aquellos que osaron enviar a una perrita al espacio”, y no se inmutan por los crímenes de campesinos en su mismo continente:
SIN BALA EN EL DIRECTO
Por Francotirador
Las sociedades protectoras de animales hicieron desfilar frente al edificio de la ONU seis perros con carteles pidiendo clemencia para la congénere siberiana Laika, que vuela por los espacios siderales.
El alma se nos llena de compasión pensando en el pobre animal que morirá gloriosamente en aras de una causa que no comprende. Pero no hemos oído que ninguna sociedad filantrópica norteamericana haya desfilado frente al noble edificio pidiendo clemencia para nuestros guajiros y ellos mueren en buen número, ametrallados por los aviones P-47 y B-26 enviados por las fragatas o acribillados por los componentes M-1 de la tropa.
¿O será que en el marco de la convivencia política vale más una perra siberiana que mil guajiros cubanos?
En el siguiente artículo, el Comandante Guevara compara el escenario de la lucha armada que se desarrollaba en Cuba con otros escenarios del orbe, en donde también se pelea por justicia social y, sobre todo, por la dignidad de los pueblos oprimidos:
SIN BALA EN EL DIRECTO
Por Francotirador
A los firmes de nuestra sierra llega la voz del mundo distinta a través del radio y los periódicos, más explícitos en los sucesos de allá, porque no pueden narrar los crímenes diarios de aquí.
Así nos enteramos de los desórdenes y muertes ocurridas en Chipre, Argelia, Ifni o Malaya. Todos tienen características comunes:
a) El poder gobernante “ha infringido numerosas bajas a los rebeldes”.
b) No hay prisioneros.
c) El poder gobernante “sin novedad”.
d) Todos los revolucionarios, cualquiera sea el nombre de país o región, están recibiendo “ayuda solapada de los comunistas”.
¡Qué cubano nos parece el mundo! Todo es igual. Se asesina un grupo de patriotas, tengan o no armas, sean o no rebeldes y se apunta el tanto a las armas opresoras “tras recia lucha”. Se matan todos los testigos, por eso no hay prisioneros.
El gobierno nunca sufre una baja, lo que a veces es cierto, pues asesinar seres indefensos no es muy peligroso, pero a veces también es una soberana mentira; la Sierra Maestra es nuestro testigo irrecusable.
Y, por último, la socorrida acusación de siempre: “comunistas”. Comunistas son todos los que empuñan las armas cansados de tanta miseria, cualquiera sea el lugar de la tierra donde se produzca el hecho; demócratas son los que asesinan a este pueblo indignado, hombres, mujeres o niños.
¡Qué cubano nos parece el mundo!, pero en todos lados como en Cuba, contra la fuerza bruta y la injusticia el pueblo dirá su última palabra, la de la victoria.
Luego de que el Comandante Ernesto Che Guevara inicia la invasión al centro de la isla, deja al frente de El Cubano Libre y Radio Rebelde en manos del periodista Luis Orlando Rodríguez, quien había sido el director del periódico habanero La Calle.
La aparición de El Cubano Libre se suma a la cadena de victorias del ejército rebelde desde su desembarco en la isla; representa un logro mayúsculo para los revolucionarios, dadas las condiciones en que se publica; sirve al movimiento en las ciudades y la sierra como catalizador para dirimir sus diferencias y, sobre todo, logra lo que ningún medio al servicio de la tiranía batistiana puede alcanzar: credibilidad, solidaridad con la lucha y el aglutinamiento de simpatías en torno a la gesta revolucionaria.
Las palabras del capitán de la Cuarta Columna, Andrés Meneses Ojeda, resumen el sentir de un pueblo ávido de justicia, que tiene en El Cubano Libre un aliado en la lucha para liberar a Cuba de la dictadura del tirano Batista:
El periódico se dirigía sinceramente a nuestro pueblo, a las organizaciones en ese momento, al 26 de Julio y a todas las organizaciones que luchaban contra el régimen, incluso desde la clase más humilde hasta la pequeña burguesía que en ese momento no estaba de acuerdo con el régimen. Porque en ese momento todo el que luchara contra el régimen era un combatiente por la causa de la liberación.
Logrado el objetivo de crear un periódico revolucionario, Ernesto Guevara de la Serna inicia la organización de otra de sus obsesiones dentro del movimiento insurgente: Radio Rebelde, la voz de la guerrilla cubana desde la Sierra Maestra.
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