Foto y texto: Fabiola Garduño Rivera
Término de vieja historia. Desde el griego kyōn o el latín canis hasta llegar a Can.
Canis dio nombre a la fauna de un grupo de mamíferos, entre ellos: el lobo, el chacal, el coyote y, por supuesto, el can, término sustituido en español por la palabra perro, de la cual nada se sabe. Una teoría tiene que ver con la onomatopeya prrr, prrr, sonido del “prrr erro” al gruñir.
Lo cierto es que los expertos coinciden en que no hay una raíz léxica que nos lleve al origen de esta palabra, de tal forma que sólo existe en castellano.
Se presume también que Can tiene que ver con una parte de la historia de las Islas Canarias.
Plinio el Viejo narra en su Naturalis Historia que en un viaje de exploración a estas islas “sorprendió la cantidad de canes de enorme tamaño, de los cuales llevaron dos a Juba II (rey de Numidia), quien se dice denominó a este lugar Insula Canaria, que en latín significa “Isla de Canes´”.
Por otro lado, en términos meteorológicos y siderales, la época del año en que el calor es más intenso se llama canícula, debido a que la aparición de la Estrella Sirio o Estrella Perro, la más sobresaliente de la constelación Can Mayor (Canis Mayor) sobre el horizonte coincidía con la salida del Sol en los primeros días de agosto, los más calurosos o “días perro” en el Hemisferio Norte.
En cuanto a palabras que con el tiempo transforman su significado, tenemos que, antiguamente, para referirse a un grupo de Canes se utilizaba la palabra canalla. Hoy, sin embargo, se utliza para definir a “gente de malos procederes”.
Finalmente, advertir que si viajas por el sureste de México y algunas regiones del norte, cuando escuches o leas: “cuidado con el chucho” muy probablemente no se refieran a una persona, sino a un perro, pues así les llaman.
Alguien me contó que este término tiene que ver también con una onomatopeya, en este caso, con el sonido que hacemos muchas personas para ahuyentar a los perros o a lo que sea: ¡shu shu! = ¡chu, chu! = chu, cho= ¡chucho!
¿Será?
Este sonido coincide con el náhuatl Xu, interjección utilizada para ahuyentar o echar a alguien o a algo de un lugar; valga mencionar la curiosa coincidencia.
Las lenguas recorren caminos insospechados, cuentan historias fabulosas. Las lenguas son de quien las habla, las palabras surgen de las calles, de un murmullo, de los sonidos de todo lo que nos rodea.