Covid-19: De la ficción a la realidad

Por Juan Alberto Alva

Todos hemos visto alguna película en que la humanidad colapsa por alguna enfermedad, por algún ataque zombi, por algún desastre natural o porque algún monstruo decidió terminar con el mundo. Escenas de las ciudades desoladas, destruidas o simplemente solas. Sin humanos por sus calles. Son recurrentes en esas películas.

Hoy la ficción ha alcanzado a la realidad. Lo que parecía el guion predecible de esas películas, es real. La humanidad en su totalidad vivimos un acontecimiento sin precedente. Se trata de una enfermedad mortal, sumamente contagiosa, que ha mantenido a la gran mayoría de la gente en confinamiento en sus casas.

En mi caso, nunca imaginé vivir una realidad sin centros comerciales, sin cines, teatros, o en donde el principal peligro fuera un abrazo o un beso.

Sin duda, esto es una prueba que la vida nos pone a todos y de la cual algo bueno debemos sacar, pues debe hacernos reflexionar y meditar sobre lo que hemos hecho y seguimos haciendo como sociedad.

En noviembre de 2019 se comenzó a hablar del coronavirus (Covid-19). El epicentro del mismo era Wuhan, China. Se trataba de un virus que podía causar enfermedades en humanos. Los principales síntomas eran parecidos a una gripe, tales como fiebres altas, tos y disnea, o dificultad para respirar. En los casos más graves pueden causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e, incluso, la muerte.

Lejos de culpar a cualquier gobierno o tomar algún revanchismo político, es indudable que el momento que nos tocó vivir merece un lugar en la historia universal.

Es momento de tomar conciencia de lo que deberíamos hacer para enderezar el camino y cambiar algunas cosas. Es triste ver, en el caso de México, como la gente no toma en serio esta situación. Se ve en las calles mucha gente con la idea sensata de que se trata de algún episodio político, de un grupo que sólo pretende desacreditar al presidente de la República, cuando el evento es a nivel mundial y no tiene nada que ver con desacreditar a nadie.

Preocupa ver las noticias y observar que las grandes potencias como Estados Unidos, China, Italia, Francia y España están al borde del colapso social y económico porque no se tomaron las decisiones correctas en el tiempo respectivo. El número de contagiados actualmente rebasa el millón y medio de personas, mientras que se habla de cerca de medio millón de muertes a causa del Covid-19.

Cuando la situación a nivel mundial empeoraba, en marzo de 2020, en México no le dieron importancia, y lejos de tomar medidas preventivas, se continuó con la vida “normal”, haciendo eventos masivos, grandes reuniones. Fue hasta el día 12 de ese mes cuando se comenzó a hablar de cuarentena, de mantener a las personas en sus hogares para evitar la propagación del virus.

Las cifras se han maquillado. No se han dado las cifras de contagiados y de muertes reales, pues se hablaba hasta hace unos días de 1,800 infectados, cuando en otros países se mencionaban miles y miles de contagiados.

Hasta hace unos días el encargado de dar todos estos informes, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, hablaba de 1,800 contagiados y, de un día a otro, la cifra incrementó a más de 26,000 contagiados y más de 200 fallecimientos. Esta cifra puede aumentar debido a la irresponsabilidad e imprudencia de las personas. No sólo eso, el sistema de salud en cualquier momento puede colapsar debido a la falta de medicamentos o de aparatos médicos.

El presidente de la República no ha tomado medidas contundentes en contra de este virus, empezando por él, ya que no ha suspendido giras al interior de la República; sigue el contacto con la gente, no toma las medidas higiénicas recomendadas por la propia Organización Mundial de la Salud, y continua con su paranoia diciendo que los conservadores, neoliberales, sólo pretenden aprovecharse de esta situación para desestabilizar su gobierno.

Se debe de tomar otro rumbo por parte del jefe del Ejecutivo, pues de seguir con esas ideas y acciones, el país pronto entrará en una etapa de la que tardará en salir. La economía colapsará, se perderán empleos, y la cifra de contagiados y de muertos aumentará de manera considerable, saliéndose las manos de los responsables del país.

Además de todos los problemas que venía arrastrando López Obrador, se suma la ineptitud con la que ha manejado esta contingencia por la que atraviesa el mundo entero.

El señor debe entender que los mexicanos necesitamos un rumbo y él fue el elegido por la mayoría para llevar ese rumbo político que requiere ahora el país. No necesita un populista que regale dinero, castigando a una clase privilegiada, porque en estos momentos de pandemia no se distingue entre buenos o malos, entre ricos o pobres, es algo que está afectando a todos por igual y de la cual tenemos que salir juntos.

Además de la concientización del gobierno, debe haber una sensibilización de la sociedad. No puede seguir habiendo gente en las calles, creyendo que esto es un invento de las clases altas, como se ha venido diciendo. Es hora de cuidarnos y cuidar a los demás, ser responsables y, si no hay un apoyo o acciones concretas por parte del gobierno, como grupo social, como gente responsable, debemos empezar por nosotros para salir de esta situación lo más pronto posible.

Es un momento clave para tomar las riendas de nuestra vida y reflexionar, para saber que lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo bien, y si no es así, enderezar el rumbo.

Debo ser franco. El encierro por tantos días ha sido la prueba más difícil que me ha puesto la vida, y no por conflictos personales o familiares, sino porque como sociedad consumista, estamos acostumbrados a tomar siempre la salida fácil a cualquier situación, y lo que siempre hacemos es huir. No estamos acostumbrados a convivir con nuestras familias, con nuestros hijos y, en lo personal, ha sido complejo y muy difícil.

Como lo he dicho, es hora de reflexionar y, en un aspecto personal, me ha hecho pensar en lo que puede venir, en los problemas económicos y sociales que tendremos cuando esto termine, pues es innegable que, como mexicanos, como padre de familia y como humano, no volverá a ser lo mismo.

Debemos estar agradecidos por lo que tenemos, ayudar cuando se pueda y continuar de la mejor forma con nuestra vida. Tengo preocupación, tengo miedo, pero lejos de eso, tengo fe en que esta pesadilla pronto acabará y volveremos a ver gente en los centros comerciales, en los cines, niños corriendo en los parques.

Al menos hay una buena noticia, debido a toda esta contingencia. El mundo respiró, el mundo tomó un segundo aire. Se pueden ver las grandes urbes con menos contaminación, las playas que, comúnmente se encuentran aglomeradas, hoy se ven limpias, sin personas; los animales han salido de sus escondites para aprovechar estos momentos sin humanos. Las aguas de Venecia se ven con peces de colores, limpias y sin contaminación.

El mundo necesitaba un respiro. La forma en que se lo tomó nos pegó a todos, pero debe servirnos para mantenerlo así, pues si esto no nos hace mejorar como personas, sinceramente no sé qué lo hará.

Por favor #QuedateEnCasa

Twitter @JuanAlberto3035

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