Texto y foto: Aida Maltrana
Para dar continuidad a las intensas jornadas mundiales 8M y 9M, expertos en arte y cultura visual se reunieron el pasado 13 de marzo en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México para proponer un diálogo alrededor de la pregunta: ¿Cómo dar imagen al feminicidio?
Conversaron Emanuela Borzacchiello, Investigadora y Periodista; Zahara Gómez, Fotógrafa y Artista Visual; Iván Ruiz, Director de Investigaciones Estéticas; y Luis Adrián Vargas, Investigador de la misma institución.
Para situarnos en el tema, Emanuela Borzacchiello expuso los antecedentes de la categoría Feminicidio, y recordó que fueron Diana Russell y Jane Caputi las primeras criminólogas quienes «pronunciaron por primera vez» la categoría como Femicidio (Femicide) en el año de 1976, en el Tribunal Internacional sobre los Crímenes contra la Mujer en Bruselas, definida como «un asesinato de mujeres realizado por hombres motivados por odio, desprecio, placer o sentido de propiedad de las mujeres”.
En los noventa, cambiaron los escenarios de violencia hacia las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua; mujeres y niñas desaparecían o eran asesinadas en una total impunidad.
Fue en ese momento que mujeres mexicanas activistas, feministas, académicas exigieron dar un giro político a esta categoría de Femicide, entre ellas, la abogada feminista Marcela Lagarde quien propuso el cambio al término Feminicidio.
Ya no era suficiente la categoría propuesta por las criminólogas Russell y Caputi para atender el aumento de violencias a mujeres y niñas en la ciudad fronteriza y visibilizar la evidente inexistencia del Estado de derecho: «la mano que mata no es sólo la del victimario, la mano que mata es también la mano del Estado, que por omisión permite la producción y reproducción de la violencia; y también -aunque es difícil asumirlo- es la mano de la sociedad civil; la implicación de cada uno y de cada una de nosotras como reproductores de la violencia.»
Es una categoría que además de haber sido tipificada en el año 2012 como delito en México, a decir de la investigadora Emanuela Borzacchiello «es la única categoría en el mundo que parte de un movimiento social, del feminismo, de la frontera norte, y por lo tanto, de las mujeres latinoamericanaspara normar los códigos penales del mundo occidental».
Con esta exposición de inicio, la experta destacó la importancia del trabajo interdisciplinario para cambiar los relatos, y donde expertos en la academia, en el campo del arte y la cultura visual han compartido líneas de trabajo para entender que las violencias de género y los feminicidios son parte de un problema estructural.
Reformular la visualidad del feminicidio
Ingrid Escamilla de 25 años fue asesinada por su novio el 9 de febrero de este año 2020, pero el acto de violencia no terminó ahí, una imagen de su cuerpo mutilado «se filtró» a la prensa de «nota roja», en sus medios digitales e impresos.
Durante el encuentro, la fotógrafa Zahara Gómez mencionó este caso como un detonante para reflexionar juntas acerca de la necesidad de un cambio en la semántica.
Reconoció el trabajo de la activista y fotógrafa Sonia Madrigal en los municipios de mayores índices feminicidas en el Estado de México: Ecatepec, Chimalhuacán, y Nezahualcóyotl, de donde además ella es originaria.
Su proyecto «La muerte sale por el Oriente» consiste en un memorial en el que interviene «lo performático, la instalación y la fotografía».
Sonia, quien desde 2014 propone otras narrativas, instala siluetas elaboradas con vidrio en los lugares donde han encontrado a mujeres, jóvenes y niñas víctimas de feminicidio a la vista de la gente que transita por estos lugares, y documenta con fotografía los paisajes «desérticos, de abandono y de precarización» de estos municipios, así como los activismos y duelos de las familias que exigen justicia con la instalación de cruces de cara a las autoridades.
Contribuye con un mapeo gráfico que se actualiza permanentemente para ubicar los lugares donde han sido encontrados los cuerpos de las mujeres, a partir de una revisión detallada de las notas de prensa en la web y de otros datos que han documentado organizaciones en línea. Esta acción, para Zahara Gómez es «un acto profundamente político».
Sitio web de Sonia Madrigal: http://soniamadrigal.com/lamuertesaleporeloriente
Las imágenes mediáticas “normalizan” las violencias feminicidas
Iván Ruíz reflexionó acerca de “las fuerzas” de este campo semántico alrededor de las imágenes que «normalizan los usos del cuerpo de las mujeres, como si fueran mensajes cifrados de ciertas cofradías masculinas».
«Lo ilícito que alimenta la mirada voyeurista; lo anónimo que filtra imágenes que además infunden temor, y la visibilidad digital que refleja el malestar social de una comunidad, y la enfermedad de un Estado en descomposición».
Por su parte, Luis Adrián Vargas se refirió a la importancia de plantear contra-pedagogías de la crueldad, como lo expresa en sus tesis la antropóloga Rita Segato.
«Los feminicidios no se pueden entender sin la violencia patriarcal donde los cuerpos de las mujeres son los lugares donde ésta se ejerce».
Es ahí donde los discursos artísticos, la academia, el periodismo tienen la potencia para subvertir y enseñarnos otros modos de ver, y de interpelar a la sociedad.
Pensar en otras narrativas para comprender las historias.
«El feminicidio debe pensarse al lado de sus contextos sociales y de sus paisajes, no sólo del lado de las víctimas, sino también de los victimarios«.
Los expertos coinciden en que los feminicidios en Ciudad Juárez fueron tema de nuevas narrativas en la literatura, el periodismo crítico, la fotografía, el documental, donde no sólo se han enfocado al dolor de las víctimas y sus familias, sino también a la organización social que se ha empoderado por las circunstancias.
Han visibilizado las otras voces involucradas para entender los contextos donde las violencias culminan en feminicidios.
Emanuella Borzacchiello destacó el trabajo en el que ella participó:«Mujeres ante la guerra» del proyecto Pie de Página, realizado por la Red Periodistas de a Pie en 2017, que consistió en documentar «los relatos de mujeres, testimonios de las resistencias colectivas y de batallas individuales» presentado en un sitio web.
A partir de la imagen de una mujer como «símbolo del territorio» y de emociones vinculadas con las partes del cuerpo como «amar, cuidar, abrazar, escuchar, etc. se pueden leer las historias.»
Es un trabajo que permite entender «las heridas invisibles y profundas» que desde antes del 2006 han dejado las guerras del narcotráfico, los despojos de la tierra, la trata de personas, los abusos de poder, entre otras historias más.
Sitio:https://especiales.piedepagina.mx/mujeresantelaguerra/mujeres-ante-la-guerra.php
La resistencia visual y colectiva del 8M.
Por otra parte, y fuera del tema del encuentro de la UNAM, es importante resaltar que las narrativas visuales cambiaron durante la manifestación del 8M en el país.
En la Ciudad de México una gran cobertura visual propiciada por colectivas de fotógrafas, cineastasy videastas ha dado cuenta de «la legítima rabia« con cámaras fijas, video y drones.
Destacan Fotógrafas en México, Fotógrafas LATAM, Colectivo Trasluz, Femgrafía, Sandía Digital, y un gran número de fotoperiodistas y fotógrafas independientes; estudiantesde fotografía quienes registraban actos de ira, de emociones compartidas y de empoderamiento desde puntos de vista al ras del suelo, al lado, desde dentro, desde arriba y de la mano con todas, con la misma exigencia, pintadas de verde y violeta a favor de una vida libre de violencias para las mujeres en México.
Son contra-narrativas que ya circulan por el mundo a través de las redes sociales como parte de un acto de resistencia colectiva. Sin duda, las experiencias interdisciplinarias que dejan los movimientos 8M y 9M en el país, han abierto foros de análisis y diálogos para propiciar profundas transformaciones culturales, y que cruzan inevitablemente por la mirada.
Para consultar el Foro ¿Cómo dar imagen al feminicidio?