Colombia, al borde de la historia

Lamentable el papel jugado por el expresidente Álvaro Uribe

 

Por Melchor Arellano

El triunfo del NO en el Referéndum o Plebiscito en Colombia, convocado el domingo 2 de octubre para ratificar los acuerdos de paz entre gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC- EP), puso de hinojos al país, ante quienes claman venganza y no justicia. Si bien el rechazo, deja abierta la posibilidad de reanudar hostilidades entre gobierno y guerrilla, así como una desangelada e improbable continuidad en el diálogo, ahora el proceso se presenta con una cruz de incertidumbre y desolación de por medio.

La sociedad tabacalera, se auto negó la posibilidad histórica de obtener la paz y optó por la vigencia de más de 52 años de odio y muerte. Más de medio siglo de confrontación entre Estado y guerrilla, con incontables muertes, expatriados, inválidos, presos, desarraigo, destrucción familiar, tragedia migratoria, al parecer no fueron motivo suficiente para detener un conflicto execrable.

Se falló a la juventud, misma que habrá de resentir con mayor fuerza los efectos del fracaso o la reconstrucción del camino que lleve a otra tentativa de paz, transitando por un camino cubierto de espinas. Producto de un intenso diálogo llevado a cabo en la Habana, Cuba entre el 23 de febrero y 26 de agosto del 2012, se firmó el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC- EP.

La convocatoria el domingo 2 de octubre del 2016 a un Plebiscito sobre los acuerdos de paz en el país tabacalero, como mecanismo clave para validar el convenio marco de alcanzar la anhelada paz en la patria de García Márquez, hacía renacer la ilusión por una nueva convivencia y reconstrucción de vida de los colombianos.

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El Referéndum, buscaba que los colombianos aprobaran o rechazaran los acuerdos firmados entre gobierno y FARC-EP en La Habana. El SI debía contar, al menos con 13 por ciento del censo electoral (4,396,626 votos) y superar en número de sufragios al NO, hecho que infortunadamente no ocurrió. No deja de ser lamentable el papel que jugó a favor del NO, el expresidente Álvaro Uribe. Dicho personaje, se asumió como estela funesta del Otoño del Patriarca de García Márquez, que no quiere perder el poder perdido, ejerció notable influencia en la campaña por el NO. Con un doble discurso, abonó el terreno para mayor discordia, muerte, abandono, exclusión, marginación, atraso, abusos del poder, asesinatos y crímenes sin castigo.

ESCENARIOS

Podemos analizar el conflicto (que buscó ventilarse de modo integral) a la luz de los siguientes escenarios o puntos clave:

1.- Trato a la guerrilla y su incorporación a la vida política

Las FARC- EP, deben situarse en un contexto distinto respecto al resto de la criminalidad en el país. Nacieron y crecieron con el objetivo de lograr la sublevación social y dirigirla hacia la construcción de un sistema de gobierno distinto al capitalista. Eso ocurrió hace más de 52 años, tiempo en el cual, no lograron su objetivo, pero tampoco el gobierno colombiano desmantelarlos o incorporarlos a la vida política del país. De ganar al SI, la intención era su asunción al sistema político colombiano convertido en partido político. Dentro de los objetivos del Plebiscito, se buscaba construir una paz estable y permanente, vía la participación de todos los colombianos. Ese fue el objetivo, acabar de una vez y para siempre la historia de violencia y fincar las bases para una paz efectiva. Pero las cosas no ocurrieron así.

No podemos negar que asistimos al regreso de la derecha en América Latina: Perú, Argentina y fuertes presiones de esta en Bolivia y Brasil. De suyo, ellos serían los ganadores del rechazo al Plebiscito del domingo. En el Punto 2 del convenio marco, se contiene el acuerdo Participación política: Apertura democrática para construir la paz, que apuntala el proceso pacificador.

En este se reconoce que construir y consolidar la paz, demanda una ampliación democrática que facilite el surgimiento de nuevas fuerzas en el escenario político para enriquecer el debate y deliberación sobre los grandes problemas nacionales y, de esa manera, fortalecer el pluralismo y representación de las diferentes visiones e intereses de la sociedad, dando garantías para la participación y la inclusión política. En especial, la ejecución del Acuerdo Final contribuiría a la ampliación y profundización de la democracia ante la dejación de las armas y proscripción de la violencia como método de acción política para los colombianos y transitar a un escenario de democracia, con garantías plenas para quienes participen en política, y así abrir nuevos espacios para la participación.

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El Punto 3 se refiere al Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la Dejación de las Armas, que busca terminar definitivamente las acciones ofensivas entre la fuerza pública y FARC-EP. En general, el cese de hostilidades y acciones que rigen el cese al fuego, incluida afectación a la población.

De ese modo, se crearían las condiciones para iniciar la implantación del Acuerdo Final y dejación de armas. Asimismo, preparar la institucionalidad y al propio país, para la reincorporación de las FARC-EP a la vida civil. Contiene también el acuerdo Reincorporación de las FARC-EP a la vida civil de acuerdo con sus intereses.

Sentar las bases para la construcción de una paz estable y acuerdo final duraderos, exige la reincorporación efectiva de las FARC-EP a la vida social, económica y política del país. La reincorporación, ratifica el compromiso mismo de las FARC-EP de cerrar el capítulo del conflicto interno, convertirse en reconocido actor dentro de la democracia colombiana y contribuir a la consolidación de la convivencia pacífica, así como transformar las condiciones de violencia territorial.

El Punto 3 citado,  también incluye el acuerdo sobre “Garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores y defensoras de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz”.

Para cumplir con lo anterior, el acuerdo incluye medidas como el Pacto Político Nacional; la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad; la Unidad Especial de Investigación; el Cuerpo Élite en la Policía Nacional; el Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política; el Programa Integral de Seguridad y Protección para las Comunidades y Organizaciones en los Territorios; y las Medidas de Prevención y Lucha contra la Corrupción.

2.- Narcotráfico

Se ha sostenido que el narcotráfico transfería fondos para el mantenimiento de las FARC-EP. Esta última, ha rechazado categóricamente esa tesis. De ser lo contrario (y al margen de que hubiese ciertos indicios de dicho apoyo), entonces el proceso de paz, nunca se hubiese abierto. En el deslinde, la guerrilla fundó su rechazo de que, si el narco financiara sus operaciones, entonces no hubiese ganado simpatía política en el país, puesto que el narco está ligado a una actividad esencialmente delincuencial. Sostuvo que el crimen organizado, ha actuado bajo sus propios medios y ligados en gran medida al narco. Hablamos de sectores diferentes que merecieron y recibieron un tratamiento por separado.

Quedó claro desde un inicio que, contener a la guerrilla implicaba la asunción política de esta, puesto que su arraigo popular y fines de lucha por el poder, son totalmente opuestos al narcotráfico. De hecho, más de medio siglo, no fue suficiente para terminar con el conflicto, que en sí mismo, siempre constituyó un llamado a la sublevación y toma del poder político.

Este deslinde, lo entendieron, gobierno (nacional y extranjeros) y guerrilla, pero no la sociedad. O porque no se lo explicaron, o porque la macabra tradición del conflicto marcó las condiciones, o sencillamente no se entendió. Si a ello agregamos grupos políticos conservadores y de poder financiero mediático que promovieron el NO, las cosas no podían salir bien, puesto que estos, solo sembraron temor y confusión.

La sociedad y juventud colombiana no comprendieron o no les explicaron las diferencias entre narco y guerrilla. Sobre todo, el elevado valor de la pacificación como elemento toral de reconciliación y desarrollo del país, qué de seguir teñido en sangre, seguirá sumido en el atraso y subdesarrollo.

La parte respectiva al narco, se trata en el punto 4: Solución al Problema de las Drogas Ilícitas. Se prevé que, para construir la paz, es necesario solucionar definitivamente el problema de las drogas ilícitas, incluyendo cultivos de empleo ilegal, producción y comercialización de enervantes. Para ello, se promueve un tratamiento distinto y diferenciado al fenómeno del consumo, cultivo, uso ilegal y criminalidad organizada, asociada al narcotráfico, “asegurando un enfoque general de derechos humanos y salud pública, diferenciado y de género”.

3.- Reconversión del campo

Gran parte del origen del conflicto, tiene su origen en la redención de la gente del campo, que dejaron tierras y familias para integrarse (vía forzada o voluntaria) a las FARC- EP, al igual que al narcotráfico. Podemos ver, que en el acuerdo marco se pone en el vórtice de fuego, los avatares del campo colombiano.

El Punto 1 del acuerdo plantea una Reforma Rural Integral, que contribuirá a transformar estructuralmente al campo, acorando la brecha con la ciudad, mediante la creación de condiciones de bienestar y convivencia entre la población rural. La Reforma Rural Integral, estaría orientada a, integrar las regiones, contribuir a erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía. Hablamos de una tentativa real y efectiva de centra la solución al conflicto en los puntos nodales de su origen: la tragedia del campo y abandono de las poblaciones rurales del país. Estas, en medio del aislamiento y pobreza extrema, son foco de incorporación a la guerrilla y al narco mismo.

4.- Atención a víctimas

Podemos acotar como corolario de los aspectos anteriores, el Punto 5 que contiene el acuerdo Víctimas. En este, se establece que, desde el Encuentro Exploratorio de 2012, se acordó que, “el resarcimiento de las víctimas debería estar en el centro de cualquier acuerdo”. Pare el efecto, el acuerdo creó el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. Dicho sistema, contribuye a la lucha contra la impunidad integrando mecanismos judiciales que permitan la investigación y sanción de violaciones a derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario.

Lo anterior, mediante mecanismos extrajudiciales complementarios que contribuyan al esclarecimiento de la verdad, búsqueda de desaparecidos y reparación del daño a personas, colectivos y territorios. Dicho Sistema Integral, está compuesto por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición; la Unidad Especial para la Búsqueda de Personas dadas por desaparecidas en el contexto y en razón del conflicto armado; la Jurisdicción Especial para la Paz; las Medidas de reparación integral para la construcción de la paz; y las Garantías de No Repetición.

Para concretar los acuerdos, en el Punto 6 se estableció el acuerdo “Mecanismos de implementación y verificación” en el marco del cual, se crea una “Comisión de implementación, seguimiento y verificación del Acuerdo Final de Paz y de resolución de diferencias”, integrada por representantes del Gobierno Nacional y las FARC-EP para dar seguimiento a los acuerdo y verificar su cumplimiento, así como “servir de instancia para la resolución de diferencias, y el impulso y seguimiento a la implementación legislativa”. En general y cómo podemos ver, se contemplaron todos los elementos de un acuerdo efectivo de paz y conciliación nacional.

Sin embargo, tras el impacto del resultado electoral, son más las incógnitas que las certezas sobre el camino para retomar las negociaciones que llevan a la paz en Colombia. Lo cierto, es que un proceso de paz aparentemente garantizado, se volvió un complejo y espinoso laberinto para solucionar un episodio sangriento que ha ensombrecido más de medio siglo a los colombianos y ojalá no se traduzca en una inesperada y desencantada continuidad en el conflicto.

 

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