Ayer “terror mediático” como política de Estado, hoy la línea de oposición al régimen de la #4T

Por Guillermo Torres
Foto: Cortesía

A poco más de un año de la rebelión electoral, popular y ciudadana que le dio el triunfo al presidente Andrés Manuel López Obrador, y transcurriendo ya el primer año de su gobierno el panorama del espectro político electoral en México resulta ser el desdibujamiento de la oposición.

Ya no se diga derecha, sino como complemento de propuestas y el trabajo que todos los mexicanos deben enfocar en su esfuerzo.

En todos los niveles de gobierno, hoy en día la derecha solamente espeta descalificaciones y calumnias (como desde su mal gobierno lo hacía), pero ahora con mayor desempacho en un intento de mitigar sus carencias de enfoque y servicio al pueblo, a las causas colectivas populares y justas de este dolorido México, al tiempo de aferrarse a sus prebendas y manejos del dinero público.

Esa es la respuesta de una “clase política” anacrónica, decadente, en etapa terminal y en sus últimos estertores; por supuesto que no deja de ser su principal referente el desbordamiento de su brazo represivo, denominado crimen organizado. Incluso es más adecuado y correcto definir a la derecha recalcitrante como el brazo político y financiero del crimen organizado.

Esta definición es muy precisa, y no por descalificar al PAN, ni al PRI…ni cualquiera de sus satélites de lavado de dinero y desvío de recursos que hoy en día es lo que le sigue preocupando a esta inmadura y tendenciosa clase política mexicana.

Desatar el índice de criminalidad y violencia de manera intermitente, incluso con mayor intensidad que cuando estos partidos partían el queso con el crimen, es la manera más elocuente y congruente con sus criterios para impactar en la opinión pública y recuperar un poco del posicionamiento que llegaron a tener en medio de su ladina zalamería y antidemocrática vocación.

De la mano con todo ello está el inevitable tema para el régimen de generar nuevos esquemas, en los que mucho hay la interpretación de que se están reciclando políticos de otras instituciones y colores, cosa que tampoco puede ser omitida por objetividad y apertura a la pluralidad de ideas y enfoques que deben complementar un todo al final del día para que se refleje en la cotidianidad de México.

Y está el tema de figuras que no precisamente tengan algo de rescatable para su integración, y ahí el descontento de parte de la ciudadanía y militancia del partido en el poder.

Lo cierto es que resulta imposible volver a “batir” un país de más de cien millones de personas de la noche a la mañana. Ahí entonces estamos hablando de que esto requiere mayor participación ciudadana, en vez de esperar todo del Gobierno.

En particular para las bases, militancia y dirigencia de esta derecha carente de propuestas y capacidad de retroalimentación de las cosas importantes para la Nación Mexicana. Seguro que hay muchos aspectos que cuidar, tanto hacia dentro de la estructura gubernamental, como hacia dentro del partido; eso es también una necesaria realidad.

Al tiempo de que la Cuarta Transformación plantea y trabaja temas de interés nacional, como el saneamiento de las finanzas públicas mediante el combate a la corrupción. Un tema fundamental: evitar la fuga del recurso público para uso particular de grupos de interés.

Seguramente México pasa en este momento por algo muy distinto a lo que es una economía líquida y en movimiento con dinero lavado y situaciones de ese tipo.

Lo cierto es que si bien nadie en el régimen ha manifestado que este sea la panacea, también es verdad que se están planteando coyunturas de fondo y no la simulación de un país a la puerta del primer mundo, cuando este, dicho sea de paso, está también en la apremiante necesidad de una nueva correlación de fuerzas, que social y políticamente le den un mayor dinamismo, de acuerdo a la situación actual mundial, planetarias quizá sea el término correcto, empezando por el mismo planeta ya devastado, como congruente reflejo de la situación social y el espiral que hasta ahora ha andado.

Hoy en día México requiere del enfoque y catártica sinergia de sus sectores sociales e institucionales, públicos y privados, de la mano de su Gobierno, para consolidar los cambios que apremian de manera urgente.

Lo que en su momento fue “terrorismo de Estado”, hoy no se puede definir como un grupúsculo hecho al chantaje y a la coacción. Hoy más que nunca México necesita de sus jóvenes trabajando en equipo y total sinergia. Hoy más que nunca México necesita líderes entregados a las causas justas y no a los intereses propios y grupales. Hoy es cuando México necesita de toda la fuerza y creatividad de su ciudadanía.

México no necesita más de lo que prevaleció en su momento, que fue servir de botín a personajes sin escrúpulos y enajenados, que aún hoy intentan desangrar a México a cualquier costo social y político. Hoy es cuando México debe apoyar a un gobierno democráticamente electo, y no solamente limitarse a emitir su voto en su momento.

Hoy es cuando lo más decrépito y carente de todo enfoque de la derecha debería dimitir y abrir espacios a la ciudadanía para que sus intereses sean verdaderamente representados para la gente que aún confía en ellos y les ha dado su voto, aunque ahí también hablamos de que, el clavo ardiendo al que se han sujetado, son sus prácticas antidemocráticos de la compra, coacción y manipulación del voto, a sus tan socorridos y redituables fraudes electorales.

Hoy más que nunca también es una realidad que es lo único que les da un poco de forma, porque ya ni consistencia dejan entrever.

 

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