Por Rivelino Rueda
De concretarse la nueva reforma electoral que cocinan Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados, que entre otros puntos plantea la remoción del actual consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, el organismo contaría con un récord de tres consejeros presidentes en 12 años, los cuales serían relevados del cargo por desavenencias con Andrés Manuel López Obrador.
Y es que luego de las controvertidas elecciones presidenciales de 2006, los partidos en el Congreso de la Unión consensaron en septiembre de 2007 una reforma electoral que, con el condicionamiento de los partidos que postularon a AMLO como su candidato en esos comicios (PRD-PT-Convergencia), avanzaron en la remoción de Luis Carlos Ugalde, presidente del entonces Instituto Federal Electoral (IFE).
Las fuerzas políticas de izquierda también pidieron la cabeza de cinco consejeros más y de aprobar el régimen de nombramientos del Consejo General del instituto, que a partir de entonces sería escalonado.
En aquella ocasión, la medida provocó reacciones encontradas entre quienes calificaban esta determinación como una vulneración a la independencia del INE e, incluso, un “ajuste de cuentas” por el papel de los consejeros en la elección presidencial, y los que la catalogaban como medida indispensable para la recuperación de la certidumbre de la autoridad electoral.
Aunque el periodo constitucional de Ugalde como consejero presidente del IFE terminaba hasta 2010, el académico fue removido del cargo con la aprobación de la nueva reforma electoral, por lo que culminó sus funciones el 14 de diciembre de 2007.
Para el 7 de febrero de 2008 rindió protesta como nuevo consejero presidente de ese organismo Leonardo Valdés Zurita. Ese mismo día, en Yecapixtla, Morelos, López Obrador declaró que no le tenía confianza al nuevo consejero presidente del IFE.
“No tengo con fianza en los integrantes del IFE, ni en los que estaban ni en los que han nombrado. Es la misma gente, dependiendo del PRI y del PAN. Ese es mi comentario”, señaló.
Tras los comicios presidenciales de 2012, y ya con AMLO fuera del PRD, el Congreso de la Unión avanzó en una nueva reforma electoral a finales 2013. El hoy presidente de la República comentó, previo a la discusión de esa legislación, que era vital cerrarle la puerta a una reelección de Valdés Zurita.
“Tienen que salir los funcionarios del IFE, incluido el corrupto de Leonardo Valdés Zurita, quien es el actual presidente nacional del organismo y encubridor de Enrique Peña Nieto en las pasadas elecciones. Son gente deshonesta y sin escrúpulos. Los tiene maiceados por el sueldo que les dan”, mencionó el 5 de octubre de 2013 en Zacatecas.
La decisión del entonces consejero presidente del IFE fue no buscar la reelección en el cargo, porque –argumentó—“no la pondré a consideración de personas con criterio poco objetivo”. Leonardo Valdés culminó su encargo el 30 de octubre de 2013.
Ahora, un grupo de legisladores de Morena busca una reforma electoral que remueva al actual consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, y que establezca la renovación en ese cargo cada tres años.
Y es que con calificativos como “alcahuetes”, “floreros”, “privilegiados”, “cínicos”, “falsos”, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mantenido un discurso, al menos en los últimos dos años, contra el actual Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE).
Como precandidato y candidato presidencial, y ahora como jefe del Ejecutivo federal, López Obrador no ha bajado la guardia en contra de ese organismo, y cada que se presenta una oportunidad es blanco de severas críticas y descalificaciones.
Uno de los últimos encontronazos se dio a finales de septiembre, luego de que AMLO acusó a los consejeros del INE de “convertirse en paladines de la democracia”.
El presidente se refería a un oficio de la Unidad Técnica de lo Contencioso del INE, en el que lo citó a comparecer a él y a otros miembros de su gabinete por una queja presentada por el PRD por la supuesta realización de actos de promoción personalizada en la indumentaria de los llamados “Servidores de la Nación”, que son los encargados de levantar los censos de los programas sociales del gobierno federal.
“Voy a enviarles un escrito para contestar todas sus dudas y ejercer mi derecho a la defensa. Lo único que les voy a decir es ‘vámonos respetando, no somos iguales, que no me confundan porque eso sí calienta’”, señaló el presidente en Palacio Nacional.
Pero desde el 27 de diciembre de 2017, en Centla, Tabasco, como precandidato presidencial, López Obrador aseguró que los consejeros del INE eran “unos alcahuetes, porque “se han hecho de la vista gorda con todo el dinero que ha utilizado la mafia del poder para hacer fraudes electorales”.
“En el INE no vieron cuando un empresario de Odebrecht entregó sobornos para la campaña de Enrique Peña Nieto, “no dijeron ni pío”. En la elección en el Estado de México (en 2017), Peña Nieto impuso a su primo Alfredo Del Mazo a billetazos, se compraron votos y lo tercero, cuando se dio a conocer que Luis Videgaray dio la orden para que el gobierno de Chihuahua entregará al PRI 250 millones de pesos”, señaló en aquella ocasión.