Texto y fotos por Priscila Alvarado Solana
“Piensan que si ellos tienen la capacidad de matar, ustedes también la tienen”, enuncia un hombre identificado como “Negociador N”, en la protesta que se desarrolla el martes 13 de febrero frente a la Embajada de Israel en México.
Dos “negociadores” son enviados por el jefe de seguridad de la sede diplomática judía. El motivo de su intervención es convencerlos de mudar el mitin a la esquina porque el personal no puede retirarse debido al miedo de un “potencial peligro” por una supuesta bomba dentro de la mochila de alguno los integrantes del contingente.
El activista Pawo Wróbel es amenazado por los oficiales, sin embargo, nunca abandona la mesa que se perfila digna frente a la embajada de Israel, colmada de empastados en contra de la represión palestina y la detención de Ahed Tamini. En ella, Pawo monta una bocina con música de protesta, un montículo de panfletos y el altavoz que hace cimbrar el interior de la sede diplomática.
La concentración se suscita por motivo del juicio contra Ahed Tamimi (las manifestaciones se han realizado desde el 6 de febrero, día del primer juicio de la adolescente), acusada de agredir a soldados israelíes a los 16 años de edad, que comienza ese día a puerta cerrada en un tribunal militar de su país.
Ahed Tamimi se convirtió, a partir del pasado 15 de diciembre, en el principal símbolo actual de la resistencia palestina ante la ocupación israelí de Cisjordania y Jerusalén Oriental. La niña palestina se hizo famosa a raíz de la difusión de un vídeo en el que, en presencia de una prima, propinaba patadas y lanzaba puñetazos contra dos soldados israelíes que habían entrado en el jardín de su casa familiar, en la aldea cisjordana de Nabi Saleh.
A miles de kilómetros de distancia, en la exclusiva colonia chilanga de Lomas de Chapultepec, y tras las exigencias de autoridades oficiales, el mitin se muda a más de diez metros de la entrada.
Pero Pawo permanece frente al edificio con una mesa blanca de plástico, su botella de agua y folletos con poemas y recopilatorios de autores árabes, sirios y palestinos, como Mahmud Darwish y Nizar Qabbani, además de narrativas en primera persona sobre víctimas del aparato militar represivo israelí.
Los negociadores se acercan a él e intentan persuadirlo para abandonar el lugar, amenazándolo incluso con “encapsularlo”.
Ante la amenaza, los integrantes de la manifestación regresan gradualmente al punto de reunión para protegerlo y colocan un megáfono con la canción Leve Palestina, del grupo Krossa.
Leve Palestina och krossa sionismen/Leve Palestina och krossa sionismen/Leve Palestina och krossa sionismen.
Leve, leve, leve Palestina/Leve, leve, leve Palestina/Leve Palestina och krossa sionismen/Leve Palestina och krossa sionismen.
“¿Qué objeto tiene la manifestación y protesta pacífica sino el de presionar activamente? Acceder a las peticiones de las autoridades de la Ciudad de México, concertadores políticos, significaría deslegitimar nuestra propia protesta”, dice Pawo.
El “Negociador N”, vestido con pantalón de mezclilla, sudadera azul claro y gorra del equipo de futbol americano Broncos de Denver, asegura que “la forma de pensar de ellos (personal de la embajada) se debe a las creencias de su país”, y que con eso están justificando el desalojo de los manifestantes:
“Si son asesinos, creen que todo el mundo es asesino, por eso sus protocolos piden este tipo de cosas”, lanza.
Manifiesta que “el embajador (Jonathan Peled) ni vino (a la sede diplomática), ya que monitorea las publicaciones y convocatorias que las páginas Resistencia Mundial y Mexicanos que apoyamos Palestina, dedicadas a la difusión y crítica de acontecimientos en Medio Oriente”.
La manifestación se diluye a las 18 horas con 30 minutos. El colectivo acuerda la próxima reunión para el 10 de marzo frente a la explanada del Palacio de Bellas Artes.
Mientras tanto, Ahed Tamimi tendrá que enfrentar el juicio de uno de los Estados con el mayor poderío bélico y propagandístico de la historia contemporánea, que pide una condena para la menor de diez años de prisión, y que busca realizar este proceso sin testigos, en la oscuridad del ensañamiento, del odio, de la venganza, de eso de lo que se nutren los verdaderos criminales.
Y es aquí cuando cobra más fuerza esa descripción que realizó el gran maestro del periodismo, Ryszard Kapuściński, en su libroCristo con un fusil al hombro, donde dice que “el patriotismo del palestino se expresa en cosas concretas, exacta y claramente definidas: la casa, el campo, el huerto, la aldea.
“Es el firme, inquebrantable patriotismo del campesino, para el cual la tierra tiene un valor supramaterial; forma parte de su personalidad y es fuente de su vida. Expulsado de su aldea, el palestino se siente desposeído de todo, desnudo, envilecido, despojado del sentido de la existencia. Y por eso, expulsado de esa aldea por la fuerza, se aferra al menos a su nombre”.
Excelente reportaje.