Por: J. Tonatiuh Pérez Cisneros
Foto: Eréndira Negrete
Platanohf aún sigue vigente a lo largo de toda la Línea 3. Nuestro entrevistado todavía recuerda su experiencia con el difunto. Lo conoció en vida y, ya desde el más allá, se le hizo presente.
Fue en 2008, durante un recorrido en el exterior de la estación del Metro Copilco, Línea 3, para verificar la cantidad de agua que se acumulaba en el exterior de la estación por la lluvia.
Ahí le ocurrió lo más extraño y sobrenatural en el Metro. Hace memoria. Relaciona los hechos con su excompañero.
Todo inició en la estación de Metro Balderas, Línea 3, a las16:30 horas, tarde de lluvia y de protocolos de seguridad. A la espera del gusano naranja para trasladarse al sur de la Ciudad de México, antes Distrito Federal.
Después de años de laborar en el Metro, eran pocos los que no conocían a nuestro Platanohf. “Destino”. Pero el conductor de ese convoy, de nombre Celio, era conocido y también convivió con Platanohf sin tenerlo en mente ni premeditado. El tema de conversación fue precisamente Víctor Castilla Platanohf y la infinidad de anécdotas que cada uno tenía del difunto, todas ellas dentro de la vida laboral.
El convoy siguió su camino y nuestro entrevistado descendió en Copilco. Se dirigió a la salida norte pasando el cubículo del Jefe de Estación. Sintió un golpe en la espalda, volteó de manera instantánea y observó un hueso, al parecer de ciruela, en el suelo y aún dando vueltas. A un costado del hueso estaba un display de lotería instantánea.
Ya en el exterior realizó un recorrido por los alrededores de la estación de aproximadamente media hora. Encendió un cigarro y notó que no traía su reloj, un Citizen Azteca de Oro que había sido un regalo.
Consternado y triste por el extravío, se encaminó a la estación. Algo lo hace voltear al suelo y de manera inexplicable encuentra su reloj en el suelo de forma que pareciera que se estaba exhibiendo. Lo más curioso es que el reloj estaba a la altura de donde cayó el hueso de ciruela que le pegó en la espalda. Más raro es que no había gente pasando, como si alguien hubiera cerrado la puerta, y recordó que al momento que le pegó el hueso nadie se encontraba en el pasillo.
Lo recogió, lo revisó y notó que no tiene ningún daño. Después de esa experiencia con el reloj observó que la pila le dura menos, algo así como tres días, y el costo de cada batería es o era de 250 pesos. Decide guardarlo.
Ya en su casa y con el cansancio encima se dispuso a dormir. Dejó que Morfeo se apoderara de él. Horas después y de manera intempestiva despertó abrumado por una pesadilla que lo obligó a romper su descanso. Contrariado, hizo lo propio con su familia, al filo de las 3:00 de la mañana. No podía creer lo que soñó
Nervioso, reunió a su esposa e hijos y les platicó la experiencia de su reloj. Lo mejor o peor estaba por venir. Su despertar intempestivo y violento tuvo que ver con un sueño en el que los personajes principales fueron su reloj Azteca de Oro y Víctor Castilla Platanohf.
Hasta el día de hoy sigue siendo una experiencia increíble y traumática. Encontrar su reloj después de media hora, en una estación en donde el ir y venir de gente es constante, y terminar su día soñando con su excompañero. Ya jubilad, no da crédito y menos le encuentra una posible explicación a lo vivido.