Por Alan Hernández Rangel
Foto: Edgar López (Archivo)
Fue un día de esos que parecen pesadillas y forjan el carácter, y el instinto de humanidad para ayudar a todas las personas afectadas por el terremoto. Una de esas batallas más perfiladas entre la vida y la muerte para el sismo del 2017.
Y ante un desastre natural que afectaba a miles de mexicanos, pero la gente se colmó de solidaridad, luego de que el martes 19 de septiembre del 2017, al mediodía, se registró un sismo de 7.1 grados con epicentro en el estado de Puebla.
La capital de la República volvió a resultar herida por un movimiento que trajo de nuevo las imágenes vistas en 1985, cuando hace exactamente 32 años, también un 19 de septiembre, ocurrió otro terremoto que se saldó un número incierto de muertes, que se calcula un aproximado de 20 mil fallecimientos.
Mientras el piso aún se agitaba y antes de que todos los mexicanos pudieran apoyar a sus seres queridos, decenas de personas corrieron a ayudar. Toda la gente cooperaba con garrafones de agua, Albañiles con tablas, palas y cualquier herramienta que tuviera a la mano, llegaron patrullas, ambulancias, Protección Civil y helicópteros del Ejército.
Me hizo recordar el poema “El puño en alto” de Juan Villoro que conmovió a todo México que decía:
“Llovió sobre mojado
después de las fiestas
de la patria,
Más cercanas al jolgorio
que a la grandeza.
¿Queda cupo para los héroes
en septiembre?
Tienes miedo.
Tienes el valor de tener miedo.
No sabes qué hacer,
pero haces algo.
No fundaste la ciudad
ni la defendiste de invasores”.
“Otra vez llegaste tarde…”
estás vivo por impuntual,
por no asistir a la cita que
a las 13:14 te había
dado la muerte,
treinta y dos años después
de la otra cita, a la que
tampoco llegaste…”
El número de víctimas fatales del sismo del 19 de septiembre del 2017, subió a 331 y la capital del país es la que registra más fallecidos, con 192.
En Morelos, 74 muertes, 45 en Puebla, 13 en el Estado de México, 6 en Guerrero y 1 en Oaxaca.
Asimismo, el terremoto de 1985 fue a las 7:19 horas en la capital del país y sacudió la tierra con un sismo de magnitud 8.1. El terremoto devastó la zona centro de la ciudad que provocó cientos de daños severos en muchas edificios y causó la muerte de muchas personas.
Meses después del terremoto de 1985, José Emilio Pacheco escribió un libro con poemas sobre el sismo llamado “Las ruinas en México” y en un verso exclamaba:
Absurda es la materia que se desploma,
la penetrada de vacío, la hueca.
No: la materia no se destruye,
la forma que le damos se pulveriza,
nuestras obras se hacen añicos.
El terremoto de 2017 puso a prueba el coraje de miles de mexicanos y la reacción de servicios de emergencia.
Muchos mexicanos hemos reflexionado a raíz del temblor por la espectacular respuesta de la gente ante esa situación, el impacto económico y del gobierno de la república mexicana.
La respuesta de la gente fue impresionante, nadie tiene duda de eso. En medio de toda la tristeza de los familiares de las víctimas que murieron, así de las personas lesionadas, también la rápida respuesta de la población en general, yéndose a las calles para ayudar a rescatar a personas enterradas entre los escombros, sabiendo que sus propias vidas peligraban.
Todos hemos visto a un país que sufre, pero que lucha y que en momentos de emergencia sale adelante valiente y solidario.
La luz de un México solidario y valiente todavía se ve en nuestros días, pero está en espera.