Trump y el esquema estadounidense de lo político empresarial

Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

En muchas de las ocasiones en torno a las declaraciones públicas, decisiones políticas, pronunciamientos y discursos del presidente estadounidense se han escuchado frases, expresiones, coloquialismos, que ratifican la pertenencia de clase de Donald Trump, aquella que va hacia los limbos de miel del mundo del dinero y del negocio altamente redituable, por consiguiente, del génesis empresarial del mandatario norteamericano.

Un génesis diferente al que los últimos años ha estado en la parte medular de los negocios prioritarios en Estados Unidos, es decir en torno a los grupos de acumulación de capital trascendentales en el plano de las decisiones estratégicas del Gobierno de Estados Unidos hasta antes de Trump, siempre relacionados a rescates bancarios y problemas de deuda y finanzas públicas en torno a la balanza de pagos, es decir sectores desregulados de las finanzas, la banca y el mercado bursátil, quizás como aquellos que tuvieron que ver con el crack del 2008 y el rompimiento de los precios desregulados del mercado inmobiliario.

Este génesis empresarial de Trump tiene que ver con la manera tradicional, muy ligada al origen fundacional del estado norteamericano, de empresas de alto valor agregado, de gran capacidad tecnológica elaborada por manos norteamericanas, de la gran dinámica industrial y comercial de los grandes corredores al interior de las zonas de alta dinámica económica de Estados Unidos como Baltimore, Detroit, Carolina del Norte, Massachusetts, Nueva Jersey, Silicon Valey, etc.

Este fundamento económico que se vinculó por cierto a la toma de poder hegemónico de postguerra que vinculado al fundamento político y filosófico de la Doctrina Monroe pues rindieron frutos de imperialismo en los últimos años del mundo.

La grandeza de Estados Unidos proviene de la inercia de sus negociantes, independientemente del origen criminal de muchos de los apellidos conocidos en el mundo de los negocios y el poder económico de aquel país.

Palabras de Trump como: “Los anteriores presidentes de Estados Unidos han sido unos perdedores”, “Volveremos a ser grande otra vez”, “América First again”, “Soy un partidario de lo estadounidense”, ratifican el significado histórico de la manera de concebir a la política, del nacionalismo económico bastante claro en países de alto desarrollo como Estados Unidos, y en términos generales del ideal conservador, fundamentalista y tradicional de la empresarización y máxima corporativización de la política norteamericana desde sus pilares fundacionales iniciales.

Está claro que ante estos ponderadores del espíritu social y político del mandatario norteamericano, en franca representación de los grupos de poder económico de Estados Unidos rezagados con el modelo neoliberalista financierista globalista que dominó las esferas del poder estructural y ejerció influencia dominante en la Casa Blanca, dan una razón de ser de esta propuesta tan fundamentalista, por momentos fascista, nacionalista al máximo, xenófoba, altamente militarista y de ideales sanguinarios tan compactos, con el que el Gobierno norteamericano se muestra ante el mundo.

Ver a Trump con sus reality shows de antes en pro de la cultura empresarial altamente norteamericana, sus especies como deBig Brother o Two and a Half Men, pero encaminados al diseño de negocios al estilo estadounidense, como lo fue en su momento The Apprentice “El aprendiz”, con mucho éxito mediático y de millones de teleespectadores que aprendieron de negocios, programa conducido, financiado, producido y llevado a cabo por Donald Trump, anunciaban con anticipación de las convicciones de regresar la política económica, social y estructural del ahora mandatario norteamericano a su vínculo tan estrecho con los negocios.

A efectos de ver este contexto, vincular el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=bmhSnhNfskU

Hay quien dice que Estados Unidos es en realidad un consorcio de empresas, con presencia nacional e internacional, de calado dominante. En este caso Trump prioriza las de valor agregado, economía real, dinámica generadora de valor agregado, prioritariamente con recurso humano de origen estadounidense tradicional fundacional.

No es casual, que incluso para asentar aún más el amor hacia Estados Unidos de parte de Trump, ese amor enfermo, nacionalista, fundamentalista, alimentado por ese espíritu tan particular del patriotismo norteamericano con la presunción de su joven proyecto social, comparado con culturas milenarias como China

Por ejemplo, el Presidente estadounidense ofrezca en reuniones ejecutivas bufetes de comida naturalmente estadounidense, aludiendo además a que el siempre priorizará todo aquello que refleje la cultura norteamericana a como dé lugar. Para efectos de ver este contexto, hacer click en el siguiente vínculo:

https://www.youtube.com/watch?v=Y3GxK4iwbr0

¿Será que dentro de Estados Unidos ocurrió en los últimos años una internacionalización, a tal grado que rompió con los valores más cruciales de la cultura social estadounidense, de origen fundacional?

¿Ante el declive hegemónico de Estados Unidos, alcanzará con regresar este molde tan tradicionalista y fundacional, de la forma en que se concibe la vida económica de aquel país?

¿Trump representa la esperanza del espíritu norteamericano en toda su plenitud?, ¿Qué riesgos corre la humanidad entera con la presencia de esta vertiente de nueva cuenta en la Casa Blanca?

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