Por Manuel Caballero Fotos: Eréndida Negrete González y Ochoa compartían –casualmente- muchos atributos. Los dos eran policías. Los dos llevaban 10 años en la corporación. Los dos eran casados con hijos. Los dos eran obesos. Los dos tenían 36 años. Los dos odiaban a sus esposas. Los dos sufrían de eyaculación precoz. Pero la similitud sobresaliente, y también la más cierta, era que eran un par de pendejos. A González lo alentó la tradición familiar. Su bisabuelo fue gendarme en los tiempos de Porfirio Díaz. Esto daba motivo a que…