Por Rivelino Rueda –¡Todavía queda el plato más importante! –Oh –dijo Diamante Jin pensativamente–. Entonces traedlo. Una chica de rojo apartó el cactus de en medio de la mesa. Entonces otras dos chicas de rojo entraron con una gran fuente en la que estaba sentado un niño asado que desprendía un aroma irresistible. Mo Yan/La República del vino Apetito inexistente. Estómagos aletargados por la manipulación voluntaria del sueño. Hambre a las tres de la mañana. Dietas letales de fritangas, refrescos, café todo el día. Vuelcos alimenticios.…