¿Será el momento de romper con los patrones estadounidenses?


Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

Hasta la saciedad, medios de comunicación oficiales, no oficiales, libres, pagados, autogestivos, académicos, entre otros, en Estados Unidos, en el resto del mundo, y desde luego en México, además de diversos académicos, expertos, periodistas, líderes políticos, y una interminable baraja al respecto, hablan y argumentan de la progresiva caída hegemónica de Estados Unidos en la actualidad.

Lo anterior se da dentro de una era donde a partir de 2016 la correlación de fuerzas, derivadas del aspecto económico, cambió en términos de prioridades, discurso, formas, fondos, liderazgos y decisiones al interior del mando político superior en Estados Unidos. Donald Trump significó un cambio rotundo de paradigma.

Si en los últimos años en torno a este mismo momento histórico China y Rusia destacan casi intactos, sin muchas disputas internas que fragmente su liderazgo (hoy ya hegemónico).

¿Por qué no pensar que la reglamentación, los patrones y la vigilancia estadounidense en cualquier aspecto de la vida mundial deban dejar de existir, y por consiguiente tender a desaparecer?

Le sugiero replantearse este escenario con y sin miras de sumisión geopolítica (depende del bosquejo ideológico que usted tenga o asuma), sobre todo para quienes habitamos este mundo desde países pobres estructuralmente.

¿Será esta época la oportunidad para romper con el patrón de dominio norteamericano en la vida del mundo entero?; aquí intentaré destacar algunos puntos a considerar sobre los que se rige el dominio de este país en torno al planeta entero:

Cotas, patrones y sistema de normas y leyes en aspectos de tecnología, comercio, producción industrial, patrones cualitativos para medir e incidir por sobre aspectos de factores que no debieran medirse bajo normas en sí como el arte y la cultura, la dominancia de su cultura de espectáculo, cine, música, comida, valores como nación, aspectos de seguridad nacional, aspectos de seguridad y presencia militar, cotas, normas y patrones establecidos en la vida académica, empresarial y social de otros países fuertemente influenciados por Estados Unidos, modas, costumbres, valores, creencias y visiones de la vida en términos grupales, que por cierto ha ocasionado la pérdida de valores y costumbres sociales y colectivos propios de ciertos rincones del mundo por la penetración del esquema estadounidense, estos entre miles y miles de factores más que tanto usted como yo podríamos seguir enlistando y no nos alcanzaría el espacio.

Personalmente considero que estos elementos son absolutamente incidentes y determinantes para ir gestando un plan de cada nación, política y socialmente bien articulado e impulsado, que pretenda deshacerse de las cadenas de dominación que a lo largo de la última era Estados Unidos (visto como la última Roma) ha amarrado en muchos lugares del planeta.

Para poder comprender estos contextos se vuelve indispensable saber, analizar y ver política, economía y lecturas sociales desde la certeza científica pero también desde la observación, la intuición, entre líneas; se debe incentivar la visión política en base a momentos, eras, épocas, roles hegemónicos, dinámicas geopolíticas, geoestratégicas, y sobre todo reacomodo de fuerzas económicas.

Para dichos efectos es imprescindible leer el itinerario global, y todos los aspectos de la vida política de nuestros países enlazarlos al itinerario mundial, a lo que sucede en Rusia, en China y sobre todo a todo lo referido a la debacle norteamericana. Se debe de aprender el salto cualitativo que el olfato colectivo en materia política de otros países donde siempre hay un enlace a la lectura internacional para explicarse aspectos de casa.

En este sentido es un llamado muy concreto a que el olfato político mexicano se despoje de esa visión tan localista, y acceda a una forma y una comprensión más complementaria, dinámica, versátil, multidisciplinaria y multifacética. 

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