¿Qué debemos entender en torno a la llegada del USMCA?

Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

Estados Unidos ha aparecido como el gran vencedor del nuevo acuerdo trilateral llamado USMCA (Nuevo acuerdo Estados Unidos, México, Canadá), en sustitución del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, NAFTA por sus siglas en inglés), porque son los planteamientos, lineamientos, esquemas y fundamentos teóricos y estructurales que han definido la política socioeconómica de Donald Trump, los que aparecen como partes medulares del trasfondo político e ideológico de este nuevo tratado.

 

La dominación de Estados Unidos en este nuevo acuerdo se puede constatar en función de la forma en que se desarrollaron las reuniones previas en Washington, especialmente por los plazos que los funcionarios estadounidenses, acatando las ordenes de Donald Trump, han venido imponiendo a los funcionarios mexicanos (y ahora, recientemente, a los canadienses), para acceder a los protocolos centrales.

 

Todo de acuerdo a la dinámica de sus intereses diplomáticos en otras partes del mundo: sus prioridades bélicas internacionales, sus fragilidades globales diarias frente a Rusia y China, y sus estrategias geopolíticas generales.

 

El mismo AMLO ha tenido que ser indirectamente condescendiente y hasta se ha visto obligado a hablar bien del mandatario estadounidense. Así olvida, de forma paulatina y deplorable, el sentimiento antimexicano que Donald Trump pregona desde su destape como precandidato presidencial en el año 2015, que ha irritado a millones de compatriotas en suelo estadounidense.

 

Él ha fortalecido, con sus enérgicas intervenciones y sus amagues provocadores, en cabal actitud de campaña por las elecciones legislativas de noviembre de este año, más la búsqueda de su reelección en 2020, el apoyo masivo de la población norteamericana, los lobbies y las grandes élites internacionales que están vinculadas al proyecto America First, con ideología supremacista WASP[1].

 

Los detalles técnicos, las reformas reglamentarias, los estatutos arancelarios y otros detalles particulares de cada país, irán puliéndose con el paso del tiempo, y seguramente nos enteraremos de las distintas modificaciones particulares que cada nación deberá realizar para ser compatibles con la nueva inercia que este acuerdo internacional definirá e impondrá en largo plazo.

 

El fondo ideológico con que el nuevo acuerdo está fundamentado, es un ejemplo bastante importante del viraje progresivo mundial que sustituye los patrones mayoritariamente neoliberales, de orden financiero como bancarios internacionales, con todo y la cadena de valores sociales, culturales y políticos que han desarrollado en los últimos años.

 

Los sustituyeron con nuevas expresiones, paradigmas y modelos socioeconómicos que reencarnen en viejos lineamientos intervencionistas, con discursos que pueden ir desde un progresismo nacionalista laxo hasta nuevos lenguajes neofascistas; irán acoplados a las nuevas relaciones internacionales de estrecho vínculo global, desembocando en un nuevo orden multipolar dominado por China, Rusia y Estados Unidos.

 

Observo con azoro que en México no existen cuadros de intelectuales, ni grupos de asesores de prestigio en las cámaras legislativas, ni tampoco analistas de reputación digna en la TV o los periódicos de divulgación nacional, salvo honrosas excepciones, capaces de analizar la realidad nacional y nuestras perspectivas, de cara al desarrollo económico y la soberanía energética.

 

Carecemos  de una línea de trabajo que rompa con los enfoques de la política casera e indague, desde una dinámica metodológica compacta, con recursos teóricos de vanguardia internacional desde un enfoque geopolítico, el nuevo tipo de relaciones internacionales del mundo, el significado de las marcadas rivalidades y los vínculos estrechos entre Rusia y Estados Unidos.

 

Sin soslayar el debilitamiento europeo en el nuevo orden internacional, vinculado a los ascensos de los grupos políticosneonacionalistas, en países como Italia o Alemania, o de los nuevos grupos progresistas en Inglaterra y países de la periferia europea como España.

 

¿Habrá alguien que nos pueda ofrecer un diagnóstico acerca de las posibilidades que tenemos de encauzar un programa de desarrollo nacional, integral y soberano, con las nuevas acotaciones que de forma natural nos impondrá Estados Unidos con el nuevo USMCA?

 

¿Qué perspectivas tenemos, de acuerdo al discurso político que nos ha pregonado el próximo presidente Andrés Manuel López Obrador, de desarrollarnos con independencia estratégica, de acuerdo a nuestras necesidades más inmediatas, en las áreas que aquejan nuestra realidad?

 

¿O sólo seremos parte de un nuevo proyecto de transformación global en el orden social, económico, ideológico y político, donde está limitada nuestra capacidad de auto-determinar nuestro futuro?

 

Es momento de poner a prueba a los grupos académicos de nuestras universidades. Las líneas de análisis van a transformarse crecientemente desde la realidad internacional. Es tiempo de no llegar otra vez tarde a la vanguardia reflexiva. Se tiene la obligación histórica de llevarlo a cabo.

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