Morena también repite vicios y viejos esquemas

Por Víctor Del Real Muñoz 

Foto: Edgar López (q.e.p.d.) 

Es claro que ante los ojos del devenir político nacional aquellos que creían que Morena rompería con los viejos esquemas de hacer política interna de partido ha caído en una linda ilusión, o quizás pecaron de ingenuos.  

Estoy casi seguro que el presidente López Obrador no está contento con su partido, pues en lo más íntimo siguen evidenciando metodologías priistas absolutas, aunque fiel a su pragmatismo sea muy bueno para ocultarlo.  

Es importante acotar que Morena no es un partido obrero, ni tampoco de linaje revolucionario contra capitalista, y los sectores internos de ese partido que defienden una convicción radical son minoría y se les deja afuera de las candidaturas de representación popular.  

Valen más aquellos perfiles ubicados en estratos de clase media, universitarios, que defienden la idea de un modelo más justo. Esos son perfiles más seguros.  

Estando a la vuelta de la esquina de las venideras elecciones intermedias de 2021 queda claro que este partido sigue repitiendo viejos métodos, prácticas, vicios y formas NO POPULARES de hacer una verdadera política de cambio contra sistémico, más allá del arquetipo socialdemócrata liberal (entiéndase, más de lo mismo pues, aunque más cercano al Estado benefactor).  

Las formas de agrupación y asociación popular siguen siendo de la misma forma que el PRI del desarrollo estabilizador, lo siento mucho. 

En Morena sigue imperando el método del dedo que señala al “elegido”, casi siempre, de gente que se vincula a los “líderes” o a los “dueños del pastel” de la 4T. 

Ellos también tienen cúpulas, así como sucedió en Guerrero entre el Toro y su torita, independientemente de que se apliquen métodos de “dimensión” de las preferencias o las famosas “encuestas”; las formas de generar el respaldo siguen siendo las mismas, aún en la conducción de las preferencias para las dichosas encuestas; para esto, tipos siniestros como Mario Delgado son expertos. 

En Morena se cree que simpatizar por “zoom” con la “revolución” Bolivariana de Venezuela o con el peronismo “de izquierda” argentino, o bien condenar en Facebook y twitter las masacres de la franja de Gaza o haber celebrado el triunfo del “demócrata” y “pacifista” Joe Biden en 2020 los hace tener un claro diagnóstico internacional, nada más alejado de la verdad.  

Morena no tiene vocación de partido radical ni transformador, en todo caso tiene facilidad de convencimiento para lograr base social en pro de la mejoría de aspectos estructurales de la vida inserta en un capitalismo más “digno”. 

Este partido en lo absoluto es de izquierda, es en todo caso de linaje liberal progresista, de cúpulas un poco más letradas y preparadas que las que tiene el PAN o el PRI, impregnados por etiquetas humanistas, de dignificación de los derechos humanos y “preocupación” estéril por el cambio climático. 

Es decir, simples paliativos para lo que realmente implicaría transformar el mundo y derrotar un sistema social, cultural y económico que vive gracias al fetiche, la explotación y la ilusión. 

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