Por: Armando Martínez Leal
…mantened abiertos los ojos,
la oportunidad no se ha de repetir
Y no habléis demasiado pronto
pues la rueda gira todavía.
Bob Dylan
En 1966 el realizador francés Alain Resnais filmó La guerre est fine (1966), basada en un guión de Jorge Semprún, la película relata la historia de “un revolucionario profesional, Carlos, Diego, Rene Sallanches… Domingo… Dimenche. La historia narra la resistencia y el desencanto de Carlos, ese arquetípico miembro de Partido Comunista Español exiliado en Francia y que es parte de la resistencia contra la dictadura franquista. España fue el único país que conservó una vez derrotado el fascismo y el nazismo un régimen político dictatorial emanado de ese gran mal de la democracia.
Es cierto Carlos está cansado, lo inunda la incertidumbre de la eterna derrota, que España de los sesentas, se haya convertido en un espacio turístico y el pueblo español sobrevenga en el olvido. A Carlos la realidad del mundo se le resistía, no llegaban las condiciones objetivas… y su trabajo político clandestino se veía mermado por el acoso, la represión y desaparición de la dictadura franquista. Las acciones del los miembros de Partido Comunista Español, escribía Semprún: “parecían como un sueño de progreso indefinido”; cuarenta años después los restos del dictador fueron exhumados cuarenta años después, en un espectáculo fantasmagórico, donde la derecha falangista conmemoró la barbarie. Los rescoldos del nazismo siguen presentes en el proyecto civilizatorio actual, son gérmenes que están dispuestos en cualquier momento a tomar el poder y repetir la historia.
El pensador francés Georges Bataille (1897-1962) afirma en: “El Estado y el problema del fascismo”, que el nazismo no fue una anomia de las democracia, sino un producto eminente de la misma; es decir, no puede olvidarse que el Partido Nacional Socialista llegó al poder vía el triunfo electoral, fracaso sí de la República de Weimar, pero democrático al fin y al cabo. El proyecto democrático liberal que falsamente pretendióexpulsar los totalitarismos fascistas, dejó indemne el proyecto civilizatorio de las camisas negras. la SS… Sin embargo, podemos estar en las postrimerías del nacimiento de las nuevas alternativas de construcción colectiva; la cual evidentemente está en mano de los pueblos.
El 11 de septiembre de 1973, el gobierno democrático encabezado por Salvador Allende fue duramente reprimido hasta su eliminación. El golpe militar, encabezado por el asesino Pinochet, estuvo asesorado por la CIA, el Estado norteamericano fue pieza fundamental en los diversos coup d’etat que configuraron la historia político y social Latinoamericana en siglo pasado. De ese golpe de Estado emerge como proyecto alternativo la respuesta a la crisis de acumulación del capitalismo (1976), la llamada Reconversión industrial, que tiene su cara ideológica en el Neoliberalismo se implementó a raja tabla en Chile, ni la transición democrática, el triunfo del ¡NO! en el prebirscito de 1989, lograron el derrocamiento del regimen autoritario neoliberal. Un proyecto económico que a la postre ha producido una desigualdad económica inequiparable en la historia reciente de la humanidad.
El neoliberalismo pone en jaque el dilema democrático, produce una docena de multimillonarios que se quedan con la riqueza del resto de la población, destinando a grandes franjas a la miseria. A más de cuatro décadas de la reconversión industrial y del golpe de Estado en Chile, hoy emerge una revuelta mundial, la cual no responde necesariamente a las circunstancias (aumento del transporte público), sino a un proceso de pauperización de las sociedades y fundamentalmente a un cansancio. La tarde del 1 de diciembre de 1955, la afroamericana Rosa Parks se negó a ceder el asiento del autobús, cederle al blanco. ¡Estaba cansada!, cansada de ceder, cansada de agachar la cabeza, cansada de una vida sin dignidad, cansada de ser considerada un subespecie. Los chilenos hoy se rebelan como Rosa Parks hace 64 años.
El neoliberalismo ha generado una desigualdad que no puede equipararse en la historia de la humanidad, devela en sus fauces los límites de la democracia liberal que se antepuso como Sumo proyecto frente a los totalitarismos; pero esa democracia liberal que se enmascara en la democracia representativa, no genera igualdad de oportunidades, sino la eliminación de millones de habitantes del mundo que en la medida que no sirven como mano de obra, ni como masa consumidora hoy son indispensables.
Este estallido social también se expresa en Brasil, Haití, Ecuador, España, países árabes… diversas expresiones en el mundo dan muestra del hartazgo de una sociedad que sólo había sido considerada como consumidora y que en los hechos la tendencia tiende a su eliminación. En 1992, un politólogo norteamericano, dictaminó el fin de la historia, en su libro exponía una diatriba sobre la muerte de la Utopía y el triunfo del capitalismo, frente al fracaso del Socialismo realmente existente, la chabacana opinión tuvo un fuerte eco mediático, sin embargo, el dilema humano sigue presente.
La contradicción que se expresa a través de la historia,que Hegel planteó como el origen del movimiento, sigue en pie, la historia no ha concluido. La pregunta por tanto sigue en el aire… como la respuesta misma. Hoy millones de jóvenes, adultos, mujeres y varones toman las calles de sus ciudades, en la plaza pública se define el porvenir de la humanidad. Los muertos chilenos de ayer… los muertos chilenos de hoy, los muertos de Haití, Ecuador… los muertos de Barcelona… configuraran la cara que el siglo XXI ha de conformarse.
La historia no la hacen los poderosos, eso han aprendido los pueblos. La historia es suya, el devenir será configurado por ellos. Dice el tuitero y combativo@Juanco_org en Twitter “A Chile el neoliberalismo entró chorreando sangre, por desgracia también se irá así.” Estamos ante un parto doloroso las mujeres y varones del siglo XXI deberán apoderarse de su presente, de la realidad del mundo que se les resiste, de ese sueño en progreso indefinido; porque solo así sabrán que existimos, sabrán que habitamos el mundo, que merecemos una vida digna, con comida y techo, educación y salud, cultura y entretenimiento.
La larga noche neoliberal está en su final, Game is over.
Son tiempos difíciles para mi generación, tiempos delicados, se confronta una disyuntiva histórica. Nacimos en un mundo distinto, bajo un régimen autoritario, enmascarado de democrático. Cada nación, es un país autoritario, empobrecido, que condena amillones de seres a la miseria y la cancelación de futuro; donde cientos de jóvenes son perseguidos por pensar distinto, querer una vida diferente donde hayapan y techo, educación y salud, deporte y cultura. Ellos, nosotros luchan por transformar el tiempo que nos tocó vivir. Son tiempos difíciles para mi generación, el mundovive una revolución, se trata de un proceso históricoclave, por el que luchamos, soñamos, los jóvenes de ayer, los de hoy.
Marchamos, marchamos, marchamos, protestamos, marchamos y protestamos; expresamos nuestro descontento… creemos en la locura. En la locura de un mundo sin desigualdades sociales, sin mujeres y hombres, niños habitando en las calles, sin gente muriendo de enfermedades de las que no se debe morir. ¡Morir de hambre! Soñamos y luchamos por un mundo donde todos cabemos, tenemos oportunidades de vida, comer, estudiar, soñar, tener un techo, ir al cine. Protestamos y nos matan, protestamos y luchamos… protestamos con paciencia e ironía, con cansancio. Porque nos han borrado muchas veces, porque hemos desaparecido, nos han torturado, hemos asistido a nuestro entierro… y lloramos, pero no olvidamos, seguimos cantando, resistiendo, por los desaparecidos, los torturados… por muertos, los políticamente muertos, lo socialmente muertos.
No hay enterrador… porque la historia no ha llegado a su fin, porque la revuelta sigue vigente, porque hemos dicho basta y echado a andar. Andamos como el Che, como Sandino, Zapata y Villa, como Allende… andamos como Jara, como Mella, andamos y resistimos, porque hemos de hacerle justicia a los derrotados de ayer. El parto será doloroso, pero nos jugamos nuestro futuro.