Los derechairos y la ideología del progreso

Por: Armando Martínez Leal

@armandoleal71

Sin memoria y sin esperanza,

vivían instalados en el presente.

A decir verdad, todo se volvía presente.

La PESTE impedía a todos la posibilidad

de amar e, incluso, la de la amistad.

Albert Camus

El “Diccionario de Mexicanismos” de la Academia Mexicana de la Lengua señala que el adjetivo Chairo, se refiere a alguien que es FEO; al miembro de una tribu urbana; o bien hace referencia a la masturbación: Te está haciendo falta una chaira. El adjetivo se acuñó en el inconsciente colectivo mexicano en su acepción de chaqueta; el chairo era aquel que profundizaba en lo que pensaba, decía cosas incoherentes, que se “clavaba en la textura”. En la actualidad el adjetivo ha sido reutilizado, en las redes sociales, la DERECHA lo usa para descalificar a los críticos del régimen neoliberal —priista, panista, perredista, etc— y a los simpatizantes de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR; se trata pues, de una manera clasista y despectiva, que la derecha utiliza para nombrar a los Otros  mexicanos.

El insulto se ha apoderado de las redes sociales. Unos dicen de los otros, los otros de los unos, aparentemente hay una confrontación. El triunfo del líder opositor al neoliberalismo y de lo que él representa significó un punto de inflexión en la historia de México. En principio por las implicaciones históricas, los derrotados de siempre —el México moreno… chairo—, aquellos que por más de tres décadas de gobiernos neoliberales hansido empobrecido hasta el límite, sumaron sus voces en un acto de rebelión. La rebelión de 30 millones de mexicanos, de una colectividad deseosa de un cambio y que por fin vio que su voto, su voz contaba, dejaron de perder para ganar.

Pero también tiene implicaciones político económicas. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR llegó al poder con un programa de gobierno eminentemente distinto con el ejercido durante décadas; no sólo se trata del combate a la lacerante corrupción, asunto no menor, si no de poner el énfasis en los derrotados, en los más de 70 millones de mexicanos en la pobreza, esto es denominado como la CUARTA TRANSFORMACIÓN de México, como un cambio de RÉGIMEN POLÍTICO.

La CUARTA TRANSFORMACIÓN no es meramente un asunto nominativo, se trata de que el Estado desde el Estado vuelva a ser Estado. En las tres últimas décadas el Estado mexicano se convirtió en un simple y mal administrador, esto producto de los dictados neoliberales, pasó de ser un Estado casi absolutista que intervenía en todas dimensiones del país, en las colectivas pero también en las individuales. De este debate, subyace implícitamente la relación entre el poder económico y el político, el Estado administrador neoliberal estaba tomado por el poder económico, obedeció durante décadas el mandato del poder económico, olvidando su verdadera naturaleza.

En la defensa taxativa de los intereses de los multimillonarios, el Estado administrador neoliberal generó una extrema desigualdad, de acuerdo el último reporte de la revista FORBES, 10 mexicanos monopolizan la riqueza y los ingresos de más de la mitad de la población. Esto ha sido producto de lo que se ha denominado el “capitalismo de cuates”; los multimillonarios mexicanos son los beneficiarios del Estado mexicano, su riqueza es producto de ser monopolios, de no pagar impuestos, se han convertido en la MÁQUINA DE LA CORRUPCIÓN.

Un CAMBIO DE RÉGIMEN se da históricamente producto de revoluciones, grandes y violentas rupturas. México vive en los hechos una ruptura, que no es producto de una revolución armada, si no de la rebelión de las urnas. Los mexicanos optaron el primero de julio pasado por una revolución institucional con un mandato eminentemente disruptivo, por lo que representa ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR y su programa de gobierno; por las promesas de campaña. La derecha mexicana, la de los 10 mexicanos multimillonarios, pensó que las reglas del juego se mantenían intactas, que el Estado mexicano tomado por ellos, les seguía perteneciendo; sin embargo, el Presidente electo, el Presidente de México dio un golpe de mano.

La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) es el signo de ese cambio de RÉGIMEN, es el Estado regresando a ser Estado. El NAIM es el emblema de la descomposición de la clase política neoliberal, fue una obra planeada para beneficio de los 10 multimillonarios, revestida discursivamente bajo el manto de una obra que llevaría a México al PROGRESO, se trata de un faraónico proyecto plagado de corrupción, que sólo beneficia a la minoría rapaz.

Minoría que no está satisfecha con estar en la lista de los multimillonarios de Forbes, que ha empobrecido a más de la mitad de los mexicanos al extremo, si no que, como monstruo voraz quiere más y no había límite que se lo impidiera. Los proyectos de infraestructura son vitales para el desarrollo económico de cualquier país, sin embargo, el NAIM no está acorde con las grandes necesidades de la patria, es necesario invertir en infraestructura, pero aquella que esté acorde con el devenir de la Nación, donde esté por encima el interés de los más de 120 millones de mexicanos y no sólo impere la necesidad de un empresariado codicioso y corrupto.

El empresariado mexicano, los 10 multimillonarios de México deben responder ante la soberanía por la descomposición de las instituciones mexicanas. Ellos son responsables de la corrupción, han sido a la postre los grandes beneficiarios. La DEMOCRACIA y la CUARTA TRANSFORMACIÓN se topa con sus intereses, ellos son los verdaderos titiriteros, sus marionetas: PRI, PAN, PRD… los opinólogos, las asociaciones empresariales y una clase media aspiracional, los DERECHAIROS.

Es cierto la forma en que públicamente se tomo la decisión para la cancelación del NAIM no es la ideal, tampoco cuidó las formas democráticas, La utilización de la consulta como una forma de legitimar las decisiones de poder, en concreto la cancelación del NAIM fue equívoca; cumple sí, con la promesa de campaña de consultar a la población, pero deja por lo menos un mal sabor de boca.

El CAMBIO DE RÉGIMEN debe de ir acompañado por nuevas formas de participación política, el ciudadano debe estar en el centro de la polis, participar activamente en los debates de la cosa pública, DEBE SER CONSULTADO. Las consultas, la democracia participativa debe estar en el centro de esa CUARTA TRANSFORMACIÓN, no más decisiones en lo oscurito, no más un Estado que renuncia desde el Estado a ser Estado.

Sin embargo, la consulta que ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR convocó sobre el NAIM, generó un gran debate sobre el asunto, el cual estuvo empañado por una estrategia, dictada por los diez multimillonarios, para desinformar a la sociedad. Sí, los especialistas hablaron en la palestra, dieron datos sobre la viabilidad de Santa Lucía, Texcoco y Toluca… pero también hubo una intención por volverlo confuso, un debate inundado de ruido y falsedades, al extremo de afirmar que el lago Nabor Carrillo no existía. La consulta sobre el NAIM arroja retos, en principio es necesario una reforma constitucional para que la democracia participativa sea realmente viable, no sólo una ordenanza en el papel, si no un DERECHO REAL. Pero también plantea el reto de la rigurosidad en el debate público.

El México actual exige que los especialistas le den información, que las instituciones educativas jueguen un papel rector en ellos, que no sean simples espectadores. A la DERECHA hay que exigirle ideas, no sólo descalificaciones, ODIO. El México actual exige una renovación de nuestros hábitos, de nuestra manera de relacionarnos, de la empatía con el OTRO. El México actual exige también un cambio de opinadores de la cosa pública, es necesario que los intelectuales” —dependientes de un extraño patrocinio, elaboren sus ideas no desde la chequera que los mantiene, que les da sentido como una sub-élite, si no que les sean fieles a su ética. Los opinólogos, la comentocracia ha demostrado su incapacidad para entender a ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR. No entienden que no entienden, criticar no es insultar.

El insulto es parte del debate público, pero no sólo ello. En la defensa a ultranza del NAIM la derecha se volvió cómplice de la CORRUPCIÓN, tal vez porque no le importa, porque se beneficia de ella… porque el que no transa, no avanza. La derecha extrañamente vive en una paradoja, desea el PROGRESO pero por otro lado quiere mantener el status quo.

Los derechairos son progres, open mind, constancia de ello es que aunque ya no creen en dios, van a misa los domingos. Los derechairos son progres, porque entre sus amigos hay alguien de “preferencias distintas”, a los que juran querer, sin embargo rechazan tajantemente. Los derechairos son progres, pero están en contra del derecho a decidir de las mujeres, aunque extrañamente la experiencia del aborto no les es ajena.

Los derechairos son progres, porque aspiran a un México moderno, con monumentales edificaciones… Reforma 222 es su hábitat aspiracional. Los derechairos son progres van a la renovada Cineteca a tomarse una selfie, pa’ comprobar que son cultos. Los derechairos admiran y aspiran a una existencia preciosista, a superar el México moreno y salvaje… el México FEO… CHAIRO. Los derechairos son progres tienen cuenta de twitter y facebook.

Los derechairos son progres, porque aspiran a ser modernos, se informan, no entienden bien a bien lo que pasa a su alrededor… pero ejercen el legítimo derecho de tener una opinión y expresarla públicamente. Los derechairos son progres, en veces compran libros… intentan afanosamente leer a Murakami, aunque no le entienden, como si Murakami implicara un grado de dificultad. Los derechairos son progres, están a la moda y escuchan LUISMI, el aggiornamento de su nacionalismo. Los derechairos son progres, están al día, ven Netflix, pa’ tener qué conversar. Los derechairos son progres, ávidos consumidores: ropa, teléfonos… piden comida desde su app, en veces andan en bici… porque está de moda ser ecológico y vegano.

Los derechairos son progres… tienen un aspiracional sueño del PROGRESO, de abandonar el pasado, superarlo… desecharlo. Los derechairos son progres y tuvieron a su grandes gobernantes, una bola de ladrones ignorantes… Salinas, Zedillo, Fox, Carderon y el burro de Peña. Los derechairos son progres aunque ya extrañan la puerilidad del antiguo régimen.

Pero los derechairos se equivocan Larrea, Slim, Baillères, Salinas Pliego, Valle Ruiz, Gonda de Rivera, Calderon Rojas, Aramburuzabala y Arango Arias… no viven, ni aspiran hacerlo… en Reforma 222, no compran ni aspiran hacerlo en Plaza SAMARA… tampoco se emborrachan con Jäggermeister, no estudian en el ITAM, UVM, las Américas, Tec o Ibero… ni publicitan sus bodas en HOLA. Los derechairos son aspiracionales y merecen el mundo, un mundo blanco, que no sea mal oliente y con aeropuerto de Norman Foster- Slim.

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