Lisístrata: la primera huelga sexual de la historia

Por María Serrano/SocioPolis

Lisístrata (en griego Λυσιστράτη “la que disuelve el ejército”) es una obra de teatro del dramaturgo Aristófanes. En clave de comedia, el escritor de la antigua Grecia, describe la primera huelga sexual de la historia llevada a cabo por mujeres y que fue representada por primera vez en el año 411 a.C.

Debido a las continuas luchas que mantenían Atenas y Esparta, las mujeres de ambas ciudades deciden iniciar una huelga de sexo hasta que los hombres dejen las armas.

La revuelta es ideada por la ateniense Lisístrata que, harta de no ver a su marido, plantea al resto de mujeres de la “polis” la solución perfecta para acabar con la interminable guerra del Peloponeso: la abstención sexual.

Lisístrata consigue convencerlas (pese a las reticencias de muchas) y todas pactan un juramento por el que se comprometen a excitar a sus maridos para luego negarles tener sexo. El pacto se propaga por las ciudades para que repercuta en los combatientes de ambos lados.

Juramento inicial (fragmento)

Lampito, todas las mujeres toquen esta copa, y repitan después de mí: no tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.

Cleónica: No tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.

Lisístrata: Aunque venga a mí en condiciones lamentables

Cleónica: Aunque venga a mí en condiciones lamentables. (¡Oh Lisístrata, esto me está matando!)

Lisístrata: Permaneceré intocable en mi casa.

Cleónica: Permaneceré intocable en mi casa.

Lisístrata: Con mi más sutil seda azafranada.

Cleónica: Con mi más sutil seda azafranada.

Lisístrata: Y haré que me desee.

Cleónica: Y haré que me desee.

Lisístrata: No me entregaré.

Cleónica: No me entregaré.

Lisístrata: Y si él me obliga.

Cleónica: Y si él me obliga.

Lisístrata: Seré tan fría como el hielo y no le moveré.

Cleónica: Seré tan fría como el hielo y no le moveré.

(…) Lisístrata: ¿Todas han jurado?

Mirrina: Todas.

Las mujeres toman el Acrópolis (símbolo de la toma de poder del espacio público y de la ciudad) y prohiben la entrada a los hombres.

Estos guerreros acostumbrados a reforzar su moral al final de día -tras la batalla- en el lecho conyugal entienden que sus vidas han cambiado por completo: ahora son ellos los que se encargan de limpiar la casa, hacer la comida, cuidar a los hijos y- lo que peor llevan- dormir solos.

Durante los días de huelga la moral de los hombres es muy baja y no hay batallas. Aunque no pueden entrar en el Acrópolis, tratan de persuadirlas llamando a su instinto maternal. Llega un momento en que los hombres (quienes aseguran tener “inflamada la ingle”) y varias mujeres suplican interrumpir la huelga por unas horas pero Lisístrata se niega.

Finalmente se firma la paz entre Atenas y Esparta: los hombres deciden terminar la guerra, les ha podido su deseo sexual. Las mujeres han ganado.

Esta obra se ha convertido en un símbolo del esfuerzo organizado a favor de la paz, un argumento utilizado habitualmente por Aristófanes para protestar contra la guerra. Muchos le consideran un pacifista y el primer feminista, aunque este segundo atributo es cuestionado por otros tantos.

Un ejemplo son las razones (bastante convincentes) que ofrece María Teresa López de la Vieja en su libro “Feminismo: del pasado al presente”.

López de la Vieja recuerda que Aristófanes utiliza la figura de la mujer para criticar la política “mal dirigida” por los hombres. Durante la obra las mujeres toman el control de la sociedad, pero al final de la comedia el sistema patriarcal vuelve a instaurarse. Igualmente advierte que el dramaturgo no ofrece en su relato un parlamento a favor de la mujer.

 

https://www.youtube.com/watch?v=GsMDU8gb5sQ

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