Son impresionantes las imágenes de la llamada “Caravana de Migrantes”. Miles de personas hartas de la inseguridad, la pobreza, la falta de empleo y en general de sus gobiernos, han comenzado un éxodo para buscar mejores oportunidades, teniendo como objetivo principal los Estados Unidos.
San Pedro Sula es la segunda ciudad más grande de Honduras y la capital administrativa, y en la última década ha sido catalogada como la capital más violenta del mundo, en el país que ha servido de tránsito para la droga desde Colombia hacia México y Estados Unidos. Tan solo en el año 2014, la localidad registró una tasa de 142 homicidios por cada 100,000 habitantes, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Sin duda, gracias a diversos programas sociales, esa cifra ha recibido cambios drásticos, llegando en el año 2016 a 59 homicidios; asimismo, hay una mayor inversión en seguridad, un aumento del padrón y también disminución de los conflictos entre la policía y las pandillas. Sin embargo, el estigma persiste, los habitantes de San Pedro Sula tienen miedo de pasear por las calles de esa ciudad.
Por su parte, El Salvador es un pequeño país centroamericano que tan sólo en el mes de enero del presente año registro 317 homicidios, 58 más que en el mismo mes del año 2017, lo que supone un aumento del 22.39%.
De igual forma, la pobreza en El Salvador, ha sido uno de los factores que por décadas ha azotado a su población. De acuerdo a un informe del Banco Mundial llamado “Los Olvidados”, se advierte que el 25% de la población salvadoreña se encuentra en pobreza crónica, es decir que, el 25% de la ciudadanía nació pobre y se mantendrá pobre hasta la muerte.
En el mismo sentido, del mismo informe es posible señalar que el38% de la población se encuentra en movilidad social descendente, lo cual es más preocupante, puesto que implica que más personas van encaminadas hacia la pobreza.
En cuanto a la inseguridad, El Salvador se encuentra entre los países más violentos. Tan sólo en el 2017, 3,954 personas fueron asesinadas, y aunque la situación mejoró respecto del año anterior, la nación centroamericana aún es una de las más violentas del mundo
En ese orden de ideas, el Informe “Impacto Económico de los Conflictos Sociales en Nicaragua para 2018”, publicado en junio de este año por la no gubernamental Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social, proyecta un panorama crítico para Nicaragua, por la persistencia del conflicto político en que está sumido este país.
Cerca de 215,000 personas han perdido su empleo como efecto de la crisis y los daños económicos en pérdidas directas sobrepasan los 638 millones de dólares; según el informe referido, los rubros más afectados por la crisis son el turismo, el comercio y la construcción que representa un 77% del empleo perdido, además de una crisis política debido a las protestas que se viven en contra del gobierno de Daniel Ortega.
Además, Nicaragua es considerado como el segundo país latinoamericano más pobre, además que se ubica en una de las regiones más violentas del mundo por las maras (pandillas) y el narcotráfico.
Por otro lado, Guatemala es también considerado como uno de los países más violentos del mundo, al tener uno de los índices de asesinatos que más han aumentado en los últimos años.
Lo anterior, debido al auge de la criminalidad que se aúna con la situación de pobreza, desamparo, miseria, desempleo y carestía de la vida que ha generado la ruptura de la paz social, todo ello aunado al auge de las maras en todo el territorio Centroamérica.
El número de mujeres asesinadas se disparó y se ha traducido en un aumento de ataques contra las mujeres, quienes son atacadas por las maras, que son organizaciones ilegales que se dedican a actos ilícitos basados en la agresión a la sociedad.
Sus actividades van desde el tráfico de drogas, armas, blanqueo de capitales, secuestros, asesinatos, robos, extorsiones, etc. La palabra mara viene de la palabra marabunta, un tipo de hormiga que los consume todo y daña el entorno donde se encuentra.
Además de todos estos conflictos, en los países centroamericanos está la desestabilización política, social y económica en Venezuela, Brasil, Argentina, los conflictos de narcotráfico en Colombia, que han hecho que esa llamada “Caravana de Migrantes” sea cada vez más grande.
Al ver esas imágenes de personas peregrinando fuera de sus países, madres con bebés desnutridos en brazos, con los pies lacerados por haber caminado tanto, desesperados por no tener dinero, comida, seguridad social, y a la vez esperanzados por una vida mejor para ellos y para sus familias.
Alimentados por la esperanza de llegar a Estados Unidos y conseguir un mejor empleo, remuneración en dólares y alejarse de todos esos conflictos en sus países de origen, al ver todo eso en la pantalla de la televisión, o en las imágenes de los diarios, sólo me surge la duda de ¿en qué momento pasó todo esto en América Latina?
Por su parte, Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, ha manifestado que cerrará la frontera sur con México para que la “Caravana Migrante” no pase, incluso ha amenazado con militarizar la frontera para impedir el paso de los migrantes, y quitar el apoyo económico que da a los países centroamericanos.
Sin duda, el problema es preocupante, y lo único que procede es sentir una impotencia de escuchar todas esas historias de desesperación, pobreza, indignación, humillación y evidentes violaciones a los derechos humanos, cuando los gobernantes se despachan con la cuchara grande, cuando viven rodeados de lujos insostenibles y absurdos.
Ojalá México esté muy lejos de sufrir una crisis como la que se vive en América Latina y siga siendo ese pueblo unido y que siempre está dispuesto a apoyar, basta ver los apoyos que se les ha dado a los migrantes en su frontera sur, al darles alimentos, cobijas, ropa, incluso techos a aquellos migrantes que van pasando en su recorrido hacia Estados Unidos.
Eso siempre ha sido algo que caracteriza a México, ser un pueblo que siempre ayuda, solidarizándose con quien lo necesita.
Twitter @JuanAlberto3035