Por Juan Alberto Alva
¡Qué carajos pasa! Apenas comenzando el año, en una colaboración para este semanario digital, hablaba del caso de un menor de edad que habría matado a su maestra y después se pegó un tiro en una primaria.
Después habla de una mujer que habría sido asesinada por su pareja sentimental y, luego de ser asesinada, desollada y descuartizada. Tan solo una semana después aparece el cadáver de una menor de edad, una pequeña de tan sólo 8 años de edad, que mostraba señas de tortura, violación e, incluso, algunas versiones hablaban de que le habían quitado sus órganos vitales.
No puedo entender cómo estos feminicidios han sido ejecutados con tanta saña. No puedo imaginar la sangre fría de las personas para matar a una mujer y, no conforme con ese acto atroz, todavía desollar y descuartizar el cuerpo y, menos aún, puedo imaginar lo insensible de las personas para matar, violar y torturar a una menor de edad.
Pero tampoco puedo entender la indolencia de las autoridades para estos crímenes aberrantes que están ocurriendo. No me cabe en la cabeza que el presidente prefiera seguir hablando de una irrisoria rifa, por seguir manteniéndose como un vulgar populista en lugar de, por lo menos, mostrarse conmovido y solidario con los familiares. ¿Cómo puede culpar a gobiernos anteriores o al neoliberalismo de estos sucesos que, en lo personal y como padre de familia, me causan terror?
Pero el problema no está en el gobierno a pesar de ser parte de él. El problema también está en la sociedad pues, como en su momento lo indiqué, se trata de una descomposición social que, día con día, crece más y más. Sin duda hay temas que deben atenderse y que deben ser prioritarios. Uno de ellos es la seguridad.
Se puede tener indiferencia por el problema, se puede omitir dar algún comentario, pero basta ser muy insensible e indolente para hacer declaraciones diciendo “nomás me pinten las paredes y las puertas”.
Debo confesar que hace unos meses me mostré en contra de las manifestaciones que hacían los grupos feministas, porque se dedicaban a quemar y hacer pintas en monumentos. Hoy, ante todo lo que ocurre, pienso que no es suficiente y que se trata de un grito desesperado para abrirle los ojos a las autoridades, para llamar la atención y hacer ver lo que está ocurriendo.
Como hijo, hermano, esposo y padre de grandes mujeres, me aterra pensar que les pueda pasar algo, que ya no vuelvan a casa sanas y salvas. Me aterra pensar que algún malnacido las lastime o les haga algo. Me llena de impotencia escuchar las declaraciones del presidente, con una total frialdad y con cero empatía ante tal situación.
Como lo he dicho en otras ocasiones, no solo es cosa del gobierno en turno. La educación comienza en casa, y es ahí donde, ahora, además de los buenos ejemplos y sanos, debemos enseñarles a defenderse, a tener códigos secretos para que no les pase nada, para alertar a la gente a su alrededor
Ante la ineptitud del presidente de la República y el gobierno que encabeza, es necesario tomar medidas, es necesario entrar en acción a fin de que no sigan pasando estas situaciones.
Los casos de Ingrid Escamilla y de Fátima no pueden quedar como “casos más”, como casos aislados, y tampoco nos debe sorprender que estén ocurriendo este tipo de sucesos. La violencia contra las mujeres ha estado presente siempre, no es un tema novedoso. Basta con recordar cómo se vivía en Ciudad Juárez hace unos años, en el miedo que tenían las mujeres que vivían en ese lugar de salir a las calles.
Según cifras oficiales, 3 mujeres mueren cada día por el simple hecho de ser mujeres, y esta cifra ha aumentado porque los mexicanos lo hemos permitido.
No podemos seguir tolerando que el gobierno siga haciendo un circo de este país, que hablen estupideces diarias, dejando de lado los verdaderos problemas. No se puede permitir que estén matando a las mujeres y niñas con esa violencia y el Jefe del Ejecutivo diga que los delincuentes son seres humanos y que merecen nuestro respeto.
No creo que los familiares de estas mujeres que han sido asesinadas tengan respeto por esos delincuentes, no se puede decir que son seres humanos cuando ellos no se tocaron el alma para asesinar, violar o torturar mujeres.
Señor presidente, no puede estar diciendo esas banalidades, debe comprometerse con la sociedad, debe mostrarse solidario con las víctimas, por lo menos dar el pésame de estas situaciones y no tener su típica sonrisa burlona, estúpida, culpando a la derecha, cuando usted se comporta como un verdadero tirano de izquierda.
Twitter @JuanAlberto3035