Fakes, improvisación, nulo rigor y cosificación, la tónica de algunos medios en cobertura de Marcha #8M

Por Rivelino Rueda

Foto: Fabiola Garduño

Hubo de todo. Los que se colgaron de la manera más burda a la ola feminista en México el 8 y 9 de marzo, como los periódicos Reforma y El Heraldo, con sus ediciones especiales en impreso y digital.

También hubo los que “felicitaron a las mujeres” el domingo, como Aristegui Noticias, e incluso los que –en medio de la emergencia nacional por los feminicidios—cosificaron, criminalizaron y cuestionaron las formas de protesta.

Parece que nada se ha entendido sobre la forma de realizar coberturas de las movilizaciones feministas en México. La tónica ha sido “poner el ojo” en las acciones de los grupos radicales, de anarquistas y de mujeres embozadas. Siempre el punto central de la protesta queda en un segundo plano.

Editores y periodistas escandalizados por “bombas molotovs”, “pintas”, “petardos” y “destrozos” se cosifican con la simplicidad escalofriante de los términos “actos vandálicos”, “mujeres encapuchadas” y “cuantiosas pérdidas económicas”.

Se protesta, se alza la voz y se realizan estrategias de “acción directa”. Así se llaman. No “actos vandálicos”. Pero no. Lo que vende es el alarmismo, la criminalización y el escándalo mediático a costa de las formas legítimas de violencia.

No me imagino a periodistas como Svetlana Alexiévich o Ryszard Kapuściński escandalizándose en sus libros por el uso de bombas molotov, petardos y pintas de paredes en las revoluciones y conflictos armados que cubrieron. No me los imagino redactando sus textos con la consigna de criminalizar, cosificar y abandonar por completo el rigor periodístico.

Pero también se presentaron publicaciones lamentables, como los supuestos líderes de opinión Enrique Galván Ochoa, editorialista de La Jornada y de Aristegui Noticias, quien calificó de “feminazis” a las mujeres anarquistas y de grupos radicales, o Raymundo Riva Palacio, director editorial de Eje Central y columnista en El Financiero, que se basó en “dichos” para asegurar que había hombres embozados que portaban martillos y palos que habían golpeado a “varias mujeres”.

En las coberturas de la Marcha del #8M también se registró la “felicitación a las mujeres” por el Día Internacional de la Mujer en la transmisión en vivo que realizó la conductora de radio Carmen Aristegui, con el hashtag #FelizDíaeLaMujer, cuando los mismos colectivos feministas han señalado que una forma de violencia es “felicitar” a las mujeres el 8 de Marzo.

También se registraron fakes news e improvisaciones durante la cobertura de la histórica movilización de este domingo. En la cuenta de Twitter del periódico El Financiero se subió un video en donde señalaba que “El gobierno federal utilizó el gas lacrimógeno en la #Marcha8M (sic)”.

Un detalle. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador y las fuerzas de seguridad de esta administración no participaron en el operativo de vigilancia que se dio el domingo en la movilización de mujeres, sino que corrió a cargo del Gobierno de la CDMX, pero tampoco se utilizó en ningún momento gas lacrimógeno. El tuit fue bajado a los pocos minutos.

Para rematar, la mayoría de los medios difundieron el video y la foto de una joven de lentes oscuros frente a Palacio Nacional, responsabilizándola de ser la presunta mujer que lanzó una bomba molotov hacia Palacio Nacional, lo que provocó quemaduras a fotorreporteras y a mujeres policías.

Aún no se ha entendido que difundir estas imágenes (eso sí, las de los presuntos feminicidas siempre aparecen difuminadas o despixeleadas) criminalizan per se y ponen en riesgo la vida de la muchacha que participó en la protesta.

En resumen. Los medios no entienden que no entienden.

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