Estados Unidos y Rusia: amistad y disputa geopolítica (panoramas)

Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

Existen frentes marcados de forma robusta en los resquicios más importantes de la inercia mundial en torno a la disputa geopolítica en pro del nuevo orden internacional, algo que los diplomáticos mexicanos actuales más algunos de los que entrarán a partir del primero de diciembre de 2018 en México tristemente no saben, desconocen o no tienen la capacidad para considerarlo. Lo digo con absoluto respeto y de forma políticamente correcta.

 

No estamos siendo capaces de distinguir los aspectos en los que Estados Unidos y Rusia están teniendo serias rivalidades: una nueva competencia o carrera armamentística oculta por los medios de comunicación globales y el mainstream académico internacional, serias incompatibilidades en el manejo político y militar de zonas muy tormentosas del medio oriente, del norte de África y algunas naciones de la América Latina como Venezuela y Cuba, así como discrepancias de incumbencia diplomática en torno a algunas formas y fondos en las relaciones de ambas naciones con China y Europa occidental respectivamente, entre otras cosas más.

 

Tampoco estamos siendo serios en la forma de admitir y analizar las compatibilidades y los lazos bastante formales entre Rusia y Estados Unidos como lo concerniente a las políticas económicas, el manejo de la nueva reestructuración del patrón monetario global, y las similitudes de la forma de ejecutar política y regulación a las actividades más redituables del mercado financiero, bancario y bursátil, con presencia e incidencia internacional.

 

Es trascendental desde luego la toma de postura que está teniendo el Estado (tanto el ruso como el norteamericano) en ciertos aspectos concernientes a la cultura y un nuevo sistema de valores al interior de sus países.

 

Por más irónico que parezca, y quizás increíble, hay una pretensión del Gobierno estadounidense de reconfiguración desde abajo del viejo esquema fundacional con aspectos modernos, en torno a los valores sociales y culturales por tradición de Estados Unidos, entre ellos la cultura de la guerra por la defensa sin límites de la nación. Saquen ustedes sus conclusiones.

 

Europa occidental yace derrotada geopolíticamente, dependiente de la compasión sociopolítica y estructural que tanto Estados Unidos, como Rusia y China puedan reorientar con nuevas rutas, una refundación de los canales amplios de comercialización y una nueva dinamización de espacios productivos.

 

Europa en el pasado reciente fue absolutamente condenada a los caprichos del mercado financiero internacional con la aplicación literal, punto por punto, de los manuales, estándares, equivalencias, reglamentos, pautas y normas que a modo de un marco jurídico de un banco, casi de forma literal e íntegra, a cada país se le ordenó seguir.

 

Europa periférica, en países como España por citar alguno, cada vez se acerca más a los estragos estructurales que igualan las condiciones que se tienen en las naciones más “prósperas” de la América Latina. Antes algunas cosas que sólo se veían en países en desarrollo medio, más nunca en Europa, ahora es posible observarlas en muchas latitudes de este continente.

 

Todo lo citado anteriormente enmarca en sí un inevitable camino a ver en el futuro muchísimos nuevos nacionalismos de orden populista, neofascista o quizás de progresismo medio, pero marcando de forma bastante robusta una derrota imparable y creciente del programa internacional globalista neoliberal de corte financierista.

 

Insisto con citar hacia donde van las preferencias electorales que a mediano plazo vendrán en Inglaterra, en Italia, en las elecciones intermedias venideras de Estados Unidos y la continuidad casi garantizada de los gobiernos de China y Rusia.

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