Por Rivelino Rueda
Foto: Edgar López (q.e.p.d.)
Sin estar en guerra con otra nación, sin estar en un conflicto armado que ponga en riesgo la estabilidad interna del país y en medio de la insistencia de las autoridades de que las tareas del Ejército se tienen que alejar lo más que se pueda de las tareas policiacas, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) erogó, el año pasado, 367 millones 669 mil 144 pesos en esposas, bastones y fajillas policiales.
De acuerdo con tres contratos de la institución armada, que aparecen en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), las erogaciones presupuestales del Ejército Mexicano consistieron en 81 mil 420 fajillas policiales, color negro, con un valor de 250 millones 602 mil 422 pesos.
Además, 81 mil 420 bastones policiales telescópicos, con un valor de 69 millones 871 mil 094, así como 83 mil 520 esposas policiales metálicas de la marca Simth & Wesson, Modelo 100-1 Nickel, con un valor total de 47 millones 195 mil 628 pesos.
Lo anterior fue adquirido por la Secretaría de la Defensa nacional bajo el concepto de “contribuir a las operaciones de orden interior y seguridad nacional”, de acuerdo a los contratos publicados en la Plataforma Nacional de Transparencia.
Las adquisiciones realizadas por la institución castrense, a través del Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar –que tuvo un monto anual de patrimonio en 2020 de 30 mil 166 millones 201 mil 425 pesos—podrían someter a la totalidad de habitantes de poblaciones medianas en México, como el caso de Salina Cruz, Oaxaca, que tiene una población de 89 mil 211 habitantes.
Los artículos militares-policiacos comprados por el Ejército también podrían someter el equivalente a dos veces la población de Palenque, Chiapas, que tiene 42 mil 947 habitantes, o tres veces la población de Tepoztlán, Morelos, con 36 mil 145 habitantes.
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Cabe destacar que el costo total por la adquisición de estos 83 mil 420 bastones policiales telescópicos, 81 mil 42 fajillas policiales y 83 mil 520 esposas policiales metálicas (367 millones 669 mil 144 pesos) representa, por ejemplo, una tercera parte del presupuesto de 2021 asignado al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que es de 905 millones 335 mil 647 pesos.
El “equipo táctico” adquirido por la Secretaría de la Defensa Nacional para uso de efectivos de la Policía Militar también representan más del doble del presupuesto al Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, que es de 116 millones 092 mil 765 pesos, y casi el mismo presupuesto que recibirá este año el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, de 393 millones 144 mil 120 pesos.
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La compra multimillonaria de este equipo táctico policiaco-militar se da en medio de las facultades extraordinarias que ha otorgado el presidente Andrés Manuel López Obrador al Ejército Mexicano y a la Guardia Nacional, entre las que destacan la construcción y vigilancia permanente de los llamados megaproyectos de la Cuarta Transformación, entre los que se encuentran el Tren Maya, el Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía y la Termoeléctrica de Huexca, en Morelos.
Pero además, al control y vigilancia de aduanas y puertos en todo el territorio nacional; a labores de contención y disuasión de migrantes centroamericanos en la Frontera Sur, así como con el despliegue extraordinario por la crisis epidemiológica de Covid-19.
Ante ello, organizaciones sociales e indígenas como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), han advertido que están listos para impedir, “hasta con su propia vida”, la construcción y puesta en marcha de estos megaproyectos.
“Estos megaproyectos de la muerte ponen en riesgo la soberanía nacional, ya que estas zonas tendrían sus propios gobiernos y administraciones regidas por empresarios estadounidenses, blindando esta región militarmente para resguardar la integridad de las inversiones extranjeras, siendo estas ‘franjas de desarrollo’, la frontera para mitigar el avance migrante al norte del país y Estados Unidos, ya que aquí se le daría trabajo precario y mal pagado a las hermanas y hermanos migrantes”, señalaron en febrero del año pasado el EZLN, el CNI y el CIG.
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En cuanto a las características técnicas de las esposas policiales metálicas marca Smith & Wesson, Modelo 100-1 Nickel, la Sedena solicitó que estuvieran elaboradas de “acero al carbono con acabado de níquel satinado, anti reflejantes y resistentes a la corrosión. Apertura mínima de muñeca de 4.5 centímetros. Primera muesca dentro del perímetro 21.3 centímetros. Última muesca dentro del perímetro de 14.7 centímetros”.
Además, con un “mecanismo de bloqueo doble por deslizamiento del doble seguro de ranura. Peso de 288 gramos. 23 posiciones de bloqueo. Aros de sujeción unidos mediante dos eslabones elaborados en acero al carbono. Número de serie. Dos llaves metálicas”.
La empresa Internacional de Seguridad y Comunicaciones S.A. de C.V. fue la que obtuvo el contrato para la adquisición de estas 83 mil 520 esposas policiales metálicas. En su portal de internet, la compañía –que también vende armamento de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y equipo antimotines—presenta así este artículo, que tienen un precio unitario en el mercado de 1,260 pesos.
Aquí puedes ver el contrato de la Sedena para la adquisición de esposas policiales:
http://www.sedena.gob.mx/leytrans/sipot/dn10/fideicomiso/DN10SAG0209F2020.pdf
Textiles Lopagui S.A. de C.V. fue la empresa que ganó el contrato para vender a la Sedena las 81 mil 420 fajillas policiales, color negro, con un valor de 250 millones 602 mil 422 pesos, cuyas características establecidas por la institución militar tenían que cumplir con los siguientes requisitos: “cinta de material rígido prehormado de polipropileno de alta resistencia a la abrasión y al desgarro. Reforzada con costuras de seguridad. Ancho 57 milímetros, con tolerancia de +/- 2 milímetros”.
En cuanto a los accesorios que debería contener la fajilla, el contrato señala que será una “fajilla compuesta por ocho accesorios: porta radio, porta pistola, porta esposas, doble porta cargador, porta bastón, porta gas, bolsa universal y porta lámpara”.
En su portal de internet, la empresa Textiles Lopagui S.A. de C.V. se presenta como una compañía que tiene cinco años realizando la “fabricación y comercialización de uniformes tácticos, camisas, pantalones, así como equipamiento balístico y táctico”, y puntualiza que sus áreas de negocio están tanto en el sector privado como en el gobierno.
Aquí puedes ver el contrato de la Sedena para la adquisición de las fajillas policiales:
http://www.sedena.gob.mx/leytrans/sipot/dn10/fideicomiso/DN10SAG0004F2020.pdf
Aquí la página de la empresa y la imagen de la fajilla de siete elementos que adquirió la Sedena:
Emprotex S.A. de C.V. fue la empresa que distribuyó al Ejército Mexicano los 81 mil 420 bastones policiales telescópicos, con un valor de 69 millones 871 mil 094.
Las características que fijó la Secretaría de la Defensa Nacional para la adquisición de estos accesorios eran que los bastones policiales telescópicos fueran de la “marca Damascus, fabricado en acero 4130 tratado con calor, peso de 540 gramos, largo total expandido de 26 pulgadas”.
Aquí puedes ver el contrato de la Sedena para la adquisición de los bastones policiales telescópicos:
http://www.sedena.gob.mx/leytrans/sipot/dn10/fideicomiso/DN10SAG0208F2020.pdf
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