El Porfiriato, dos visiones encontradas

Por Marco Jimenez

Porfirio Díaz fue el presidente/dictador mexicano de 1876 a 1911 que pudo posicionarse en el poder gracias a ser un héroe de guerra contra la invasión francesa en México, el apoyo del presidente de la Cámara de Diputados y una lucha contra la no reelección, algo que él no respetaría en lo absoluto, para mantener el poder más de 30 años.

Dentro de la lectura de “El porfiriato” se profundiza un poco lo que fue este proceso dentro de la historia de nuestro país; una perspectiva diferente de lo que se cuenta de la historia de Díaz y el impacto social, económico y cultural de aquellos años, así como modernización del México de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Referente a la política con la que inicio Díaz y con lo vivido desde la Independencia, el país no se había serenado en cuanto a movimientos bélicos: la Independencia, la invasión de Estados Unidos, la Guerra de los Pasteles, la Guerra de Reforma, por lo cual Díaz comenzó a serenar cualquier movimiento armado que estuviera en contra de su gobierno.

Algo que en un principio sería bueno y a la larga le afectaría, ya que la población no tendría forma de expresarse libremente e incluso muchos serían exiliados en otro país, pero sin duda serviría para apaciguar cualquier nuevo levantamiento y la creación de la paz social.

Casi al final de su mandato empezaron a surgir periodistas, como los hermanos Flores Magón, de corte crítico y que al presidente por supuesto no le gustaba, ya que había podido controlar todo tipo de levantamientos y críticas hacia el régimen, pero como comentó al final de su estadía en el poder, un viejo Díaz no podría contener por siempre este tipo de crítica.

Esto incluía también grupos de personas que tenían como puntos de reunión los llamados “clubes”, donde también discutían ideas y posiciones políticas y que sería un gran impulso para la creación de partidos políticos y, en lo sucesivo, quitar a Díaz del poder y el surgimiento de la Revolución Mexicana.

Otro punto importante de su política fue el avalar a gobernadores y que estos avalaran el poder de Díaz. Un círculo vicioso donde crearían una política de amigos leales al poder, ya que muchos de ellos, al igual que Díaz, durarían décadas en el poder, como el caso del gobernador de Tlaxcala, Prospero Cahuantzi, que duró 26 años como gobernador, o Bernardo Reyes, que fue gobernador de Nuevo León durante 20 años.

Sin duda era un poder dictatorial que tenía que servir y apoyar las políticas de Díaz para no ser reemplazados por alguien que cumpliera con los requisitos exigidos por el presidente.

No sólo fueron gobernadores los que se eternizaron en el poder. También el Poder Legislativo y el Judicial, aun con la separación de poderes, algunos de ellos eran escogidos por voto popular y otros directamente por el presidente y, al igual que los gobernadores, todos lo que tenían un puesto juraban lealtad al presidente.

Por otro lado, Díaz creó una Guardia Nacional que en un principio tenía labores específicas, sin embargo, con el crecimiento de ésta, Díaz se dio cuenta que podía ser contraproducente ya que estaría el poder militar en una posición de quitar el poder al presidente, por lo cual también fue quitando poder castrense entre los gobernadores.

De ser 21 gobernadores militares, los disminuyó a ocho y paulatinamente fue disminuyendo la presencia del ejército hasta eliminar la Guardia Nacional.

Pero he hablado y tocado puntos que tal vez ya se conocían y ahora me enfocaré en puntos positivos dentro del porfiriato y qué tal vez no tenían cabida en la historia de nuestro país, porque soy un creyente de que la historia se cuenta como a veces conviene ser contada, con juicios y prejuicios sobre personajes y momentos claves de la humanidad o de un país.

En economía, Porfirio Díaz pudo conectar al país por medio de las vías de ferrocarril, lo cual impulsó de manera positiva a la nación, ya que juntaban diferentes industrias como la agrícola y de producción minera. También impulsó las exportaciones y la creación de inversión extranjera, sobre todo de Europa.

Parte importante de la recuperación económica que tenía México se debió a la plata y la explotación de este metal con la ayuda de empresas extranjeras y la tecnología moderna que podían ofrecer en aquellos días. Otro punto para la recuperación económica fue la activación de la economía en diferentes estados, desde la frontera con Estados Unidos hasta la frontera con Guatemala.

Los ingresos del gobierno pasaron de 16 millones de dólares en 1870 a 111 millones en 1910. Se creó el Banco de México que, siendo una institución privada, logró renegociar la deuda externa entre 1886 y 1888. La inversión privada creció sobre todo de países como Gran Bretaña, Francia y Alemania, sin olvidar a Estados Unidos, que en 1910 sumaba un total de 800 millones de dólares.

Mucho del capital de inversión se fue a zonas mineras que lograron explotar y dar auge al mercado interno y a la modernización del país como por ejemplo infraestructura portuaria, electricidad y drenaje, principalmente en ciudades como Puebla y el Distrito Federal.

Otro punto importante que creció en la dictadura fue la población, ya que el país tenía una densidad demográfica de de 9.5 millones de personas y pasó a más de 15 millones, esto gracias a la baja mortalidad y el incremento de la natalidad.

Por ejemplo, en Guanajuato morían cerca de 572 niños de mil; en Querétaro morían 677 de cada mil. También se pudieron combatir enfermedades como paludismo, viruela, tuberculosis entre otras. Pudo incrementar a los trabajadores migrantes de 50 mil a 100 mil en 15 años y conseguir que la población mexicana empezara a migrar a estados más grandes y menos centralizados, lo cual era positivo.

Sin embargo, tuvo un efecto negativo ya que tardó en modernizarse la industria agrícola. Como punto negativo la igualdad no se daba en México y esto fue tan notorio que se fotografiaba y medía a la población con el afán de justificar las diferentes capacidades, creando prejuicios y divisiones que hasta el día de hoy están tan presentes en nuestro país.

Se crearon asilos, se construyeron cárceles al estilo Lecumberri, donde los presos aprendían un oficio. Dentro de la cultura se tomaron puntos importantes, sobre todo de la cultura Europea. La educación también dio un paso importante, ya que de 4 mil 500 escuelas que existían, aumentaron a 9 mil, con cerca de 700 mil estudiantes de primaria.

Por otro lado, la educación media creció a un menor ritmo. De 44, cuando antes había 25. Se dio un modelo como el de la Escuela Nacional Preparatoria y creó la Universidad Nacional en 1910. Se dieron a conocer nuevos escritores como Salvador Díaz Mirón, Amado Nervo y José Juan Tablada.

En conclusión, Díaz duro muchos años en el poder, trató de modernizar a este país, sin embargo, durar mucho en el poder afecta y más aun con 80 años.

Díaz tuvo errores y aciertos, sin embargo, la historia se ha contado con los desaciertos que este personaje tuvo y olvidando los aciertos que lo caracterizaron.

Es lamentable saber que desde hace más de 100 años, por ejemplo, no se ha invertido en la industria ferroviaria y que esas vías que conectaron México siguen en la tierra y no han sido ampliadas, ni modernizadas.

El poder afecta notoriamente a las personas, sobre todo en este país, y parte de la lectura “El Porfiriato”, escrita por Sandra Kunt y Elisa Speckman Guerra, da una perspectiva distinta a lo que sabemos de este personaje. Tal vez pudo hacer más o pudo hacer menos, pero lo hizo y queda a la historia, una historia que está enterrada en Francia, a más de 100 años de su muerte.

Fuente:

Sandra Kunt y Elisa Speckman Guerra, Nueva Historia General de México, México, El Colegio de México, 2010.: Capítulo El Porfiriato.

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