La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó al movimiento antivacunas entre las 10 amenazas a la salud para 2019, junto con otros fenómenos como la contaminación y una futura pandemia de gripe.
El movimiento antivacunas surgió en 1998 en Reino Unido, encabezado por Andrew Wakefield, quien argumentó mediante supuestas investigaciones científicas que las vacunas causan problemas de salud y autismo, principalmente en niños.
La comunidad médica británica calificó de falsos estos reportes y la licencia médica de Wakefield fue retirada. Sin embargo, posteriormente el movimiento tomó mayor fuerza en otros países, principalmente Estados Unidos y en otras naciones de Europa.
Es necesario destacar que más allá de la descalificación británica de los hallazgos de Wakefield, existen más de dos siglos de investigación en torno a la efectividad y utilidad de las vacunas.
Asimismo, durante este lapso de tiempo se ha logrado erradicar la viruela, reducir las tasas de mortalidad infantil y evitar las consecuencias causadas por enfermedades agresivas, por ejemplo, la parálisis que causa la poliomielitis.
Aunque existe evidencia sobre prácticas ancestrales con el objetivo de inmunizar a las personas, por ejemplo, en China; Edward Jenner es considerado el fundador de la vacunología moderna, específicamente desde el Siglo XVII.
Posteriormente, en los Siglos XVIII y XIX las investigaciones de Louis Pasteur sumaron a favor del desarrollo de la vacuna contra el cólera. A finales del Siglo XX, se desarrolló la vacuna contra la polio; enfermedad que prácticamente ha desaparecido.
El objetivo actual es eliminar de este mismo modo el sarampión. Sin embargo, el surgimiento del movimiento antivacunas hace alrededor de 20 años, ha complicado el escenario. Dada la influencia y el alcance de las redes sociales en la actualidad, el movimiento antivacunas ha tomado esta plataforma para difundir su mensaje con relativo éxito.
En la última década, las expresiones a favor de los antivacunas se han propagado en países cercanos a México, como Estados Unidos y Canadá, entre otros. Publicaciones y páginas en redes sociales están dedicadas a promover las ideas de Wakefield, entre las que se encuentran supuestos trastornos mentales y enfermedades consecuencias de la aplicación de vacunas.
Por tanto, la comunidad científica en Estados Unidos, principalmente aquella dedicada a la salud, ha decidido emprender una campaña para promover el conocimiento a favor del uso efectivo de vacunas para prevenir enfermedades como el sarampión, y otras ocasionadas por diversos virus. No obstante, el uso de redes sociales para difundir las ideas del movimiento antivacunas ha ocasionado que incremente el número de personas que niega vacunar a sus hijos e hijas.
Ante este escenario, el principal reto de los Gobiernos alrededor del mundo es implementar medidas que contrarresten los riesgos a la salud que provoca el no acceder a vacunación adecuada. No obstante, el desafío es mayúsculo, principalmente por la naturaleza del contagio, el cual no respeta fronteras entre países.
Por ejemplo, los movimientos de desplazamiento humano, como la migración y el turismo mundial, aumentan el riesgo de propagación de enfermedades a través de las fronteras políticas. Sin embargo, a pesar de los controles fronterizos y posibles restricciones de viaje a personas sin vacunación, el fenómeno abarca otras dimensiones.
La OMS ha explicado que la enfermedad en la que se ha detectado el mayor aumento de casos relacionados con este movimiento, el sarampión, se transmite a través del aire. Dicho virus se mantiene vivo por horas, afecta principalmente a poblaciones vulnerables como niñas y niños, y países en recuperación tras desastres naturales o conflictos. Por ende, posterior a un viaje turístico o intercambio de mercancías efectuado por alguien infectado, el virus podría propagarse.
Según la OMS, la vacuna contra el sarampión ha prevenido más de 21 millones de muertes durante los últimos 18 años. Además, se ha reducido el porcentaje de muertes por sarampión en un 80% entre 2000 y 2017. De modo tal que, puede deducirse que en caso de que las ideas del movimiento antivacunas aumenten su impacto en la población, en los próximos años podría modificarse el número de afectados por esta enfermedad.
Actualmente, ya se ha detectado un ligero aumento en los casos de sarampión, enfermedad que se creía había desaparecido en distintos países. Por ejemplo, la OMS encontró que, durante el año 2017, alrededor de 110,000 fallecimientos de niños menores de cinco años se debió al sarampión.
“Múltiples regiones se vieron afectadas por grandes brotes de sarampión en 2017, causando muchas muertes. De continuar la tendencia actual en materia de cobertura de salud e incidencia en contra de la vacunación contra el sarampión; el Grupo de Expertos Consultivos Estratégicos sobre Inmunización (SAGE) de la OMS concluyó que la eliminación de esta enfermedad podría estar amenazada, así como la desaparición en varios países en los que habían alcanzado o estaban cerca de lograr su eliminación completa”.
Algunos mitos y realidades sobre la vacunación
El movimiento antivacunas argumenta que las vacunas ocasionan serios problemas de salud, entre ellos autismo, especialmente en los niños. Sin embargo, de acuerdo con uno de los estudios más recientes (5 de marzo de 2019) del Annals of Internal Medicine, revista publicada por el American College of Physicians(Colegio de Médicos estadounidense), “no se observó un aumento en el riesgo de padecer autismo, después de aplicar la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola)”.
Este estudio, entre otros, comprueba que la vacuna contra estas enfermedades no contribuye al padecimiento de autismo o incluso fallecimientos. Por el contrario, concluye que sí existen riesgos a la salud pública de las poblaciones en donde radican personas sin vacunación. Especialmente en la actualidad, donde los viajes y desplazamientos son más frecuentes y en consecuencia los contagios a nivel internacional podrían aumentar.
En este sentido, la comunidad científica, y en general los Gobiernos alrededor del mundo, coincide en que las vacunas son uno de los principales mecanismos de prevención, erradicación y contagio de enfermedades. Incluso, su éxito ha sido tal que algunos padecimientos han desaparecido gracias a los buenos sistemas de vacunación.
Algunos otros argumentos que forman parte del movimiento antivacunas son de índole religioso, dudas sobre su efectividad, las probabilidades que existen de presentar algún síntoma de enfermedad tras recibir una vacuna, o temor de alterar el funcionamiento del cuerpo.
Sin embargo, una de las razones que más ha estado vinculada con el movimiento, es la idea conocida como “Herd Mentality”. De acuerdo con un estudio elaborado por distintos expertos y publicado por el Cureus Journal of Medical Science, revista científica conocida por su proceso de revisión por pares, explica que esta idea se basa en el mito de que, si la mayoría de la población se encuentra vacunada, la probabilidad de contagio para una persona que no lo está, es mínima.
Sus partidarios afirman que algunas personas podrían estar exentas de vacunarse, por ejemplo, por motivos religiosos, y aun así no serían propensas a contagiarse o propagar una enfermedad porque estarían protegidos por el resto de la población que sí se encuentra vacunada.
Sin embargo, esta afirmación, importante base del movimiento antivacunas, no es del todo cierta. En primer lugar, es posible que la cobertura de protección no sea total en varios países; ya sea por el difícil acceso a vacunación en comunidades físicamente remotas o porque dado las circunstancias personales de ciertos individuos sea imposible vacunarse, por ejemplo, por padecer enfermedades relacionadas con deficiencias en el sistema inmunológico o incluso por edad avanzada. Esto implicaría que en algunos países existan altos porcentajes de personas sin vacunas, por razones que no están precisamente vinculadas a su rechazo ideológico.
En segundo lugar, sólo bastaría que una persona portadora de alguna enfermedad ingresara a una comunidad para afectar a los individuos no vacunados. El “Herd Mentality” es efectivo cuando se intenta proteger a personas que no pueden vacunarse por circunstancias como las mencionadas anteriormente.
Sin embargo, si algún individuo vacunado de esta primera comunidad se expone a alguna enfermedad en un segundo espacio donde hay menores índices de vacunación; al regresar a la comunidad original, uno expondría gravemente a las personas sin vacunas.
Por ende, es de suma importancia que el “Herd Mentality” sea usado exclusivamente para personas que en realidad no puedan vacunarse por razones de salud o edad y a su vez aumentar las tasas de vacunados en todas las comunidades dado los fenómenos de movilidad humana actuales.
Los riesgos que implican la propagación de las ideas del movimiento antivacunas no sólo se reducen al individuo que decide no acceder a este mecanismo de prevención de enfermedades, sino afecta también a su entorno. Principalmente, a otros niños y niñas, vulnerables debido a la etapa de crecimiento y formación en la que se encuentra.
Pero también a personas en general que no pueden acceder a vacunación ya sea por enfermedades especialmente agresivas como el cáncer, diabetes, o portadores del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), debido a que su sistema inmune es más débil que una persona sana, por lo que exponerse a contagios podría ser fatal; o por casos en los que los factores socioeconómicos imposibilitan el acceso a la vacunación.
Casos a nivel mundial con afectaciones por el movimiento antivacunas
Costa Rica
Aunque el movimiento antivacunas es de relativa reciente creación, en algunos países ya se han presentado casos problemáticos vinculados a estas ideas. Por ejemplo, en febrero de este año, en Costa Rica se declaró una alerta de sarampión en todo el país, aun cuando desde 2014 no se hubiese presentado ningún caso.
La posible causa de la reintroducción de esta enfermedad, en un país en el que el sarampión se consideraba casi extinto, fue la llegada, el pasado 18 de febrero, de una familia francesa abiertamente antivacunas.
Uno de los hijos presentó durante su estancia en ese país síntomas de sarampión y fue atendido en el hospital Sanabria en el puerto de Puntarenas. Posteriormente, el ciudadano francés fue diagnosticado con sarampión. Durante su tratamiento fue puesto en estricto aislamiento. Sin embargo, la alerta por posibles contagios se emitió dado que había pasado algunos días en Costa Rica, por lo que pudo haber contagiado a algún ciudadano de ese país.
Este caso es de suma relevancia, en primer lugar, porque Costa Rica había erradicado completamente el sarampión. Desde 2006 no se registraba un caso de un costarricense con esta enfermedad a nivel nacional. Mientras que en 2014 se registró el último caso proveniente del extranjero. Las vacunas en este país son de carácter obligatorio desde 1973.
Por tanto, el 95% de la población se encuentra vacunada. El sistema de salud costarricense es tan estricto en este sentido que en caso de presentarse una situación en que los padres de un menor se rehúsen a aplicarle las vacunas proporcionadas por el Estado, el Departamento de Salud con el apoyo de la Fuerza Pública y del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) intervendría para dotar al menor de la protección necesaria contra enfermedades prevenibles.
A pesar de que el caso del ciudadano francés con sarampión fue atendido inmediatamente; dado que esta enfermedad se encontraba ya erradicada, se presentaron problemas para conseguir las dosis necesarias para el posible incremento de la enfermedad.
En este sentido, el Departamento de Salud de ese país instó a la población a que “si conoce a alguien víctima de síntomas del sarampión (fiebre, congestión nasal, tos, conjuntivitis, sarpullido que empieza en la cabeza y se expande por el cuerpo hasta los pies, alcanzado la cadera al segundo día) es vital que lo notifique a las autoridades de salud lo más pronto posible”.
Finalmente, luego de que el niño contagiado y su familia pasaron siete días de aislamiento, se declaró el fin del período de cuarentena. Durante este período, las autoridades costarricenses intentaron contactarse con los 300 pasajeros del vuelo en el que los franceses llegaron a Costa Rica y los huéspedes del hotel en el que se hospedaron. De este grupo, por lo menos 104 personas lograron ser vacunadas contra la enfermedad.
Tras las comunicaciones entre el Gobierno de Costa Rica y de Francia, éstas últimas informaron que se habían registrado casos de sarampión en otros niños en su territorio, que habían estado en contacto con el menor francés en Costa Rica.
En este punto cabe señalar que el sarampión es una de las principales causas de muerte en niños pequeños, a pesar de que existe una vacuna segura y eficaz. De acuerdo con la OMS, en 2017 la enfermedad causo el fallecimiento de 111,000 personas y se registró un aumento del 30% en los casos, respecto al año anterior. Esta misma organización afirma que desde 2016 los contagios por esta enfermedad han aumentado un 30%, luego de varios años en que la tendencia fue a la baja. Además, agrega que en los países donde se ha eliminado la enfermedad, los casos de personas que llegan desde el extranjero representa una fuente principal de infección.
En este sentido, se podrían afirmar que el reto para combatir dichas enfermedades no depende únicamente de políticas públicas de salud a nivel local, sino que debería considerarse un tema de lucha y cooperación internacional.
En Europa es donde se presentan mayores personas adeptas al movimiento antivacunas. De acuerdo con información de la OMS, los casos de contagios de enfermedades prevenibles que se registraron durante 2018 resultan alarmantes, debido a que incrementaron exponencialmente.
En ese año se presentaron cerca de 60,000 casos de enfermedades para las que existen vacunas, esta cifra es el doble que en 2017 y el índice más elevado de este siglo. El objetivo para 2019 es buscar reforzar los mecanismos de prevención de enfermedades, principalmente la vacunación.
Italia
Italia es uno de los casos más alarmantes respecto al incremento de casos de sarampión y por ende en los últimos meses se han implementado medidas sumamente restrictivas en la materia. En 2017 se empezaron a registrar enfermos de sarampión en Boloña, Italia.
De modo tal que, el Gobierno decidió aplicar la ley de las diez vacunas obligatorias para los menores. En este sentido, se estipuló que en caso de que los padres o tutores legales de un menor decidan no utilizar este esquema mínimo de vacunación, se enfrentarían a una sanción de €500. El mínimo de vacunas que deben tener los infantes es diez, entre las que se encuentran activos contra la varicela, polio, sarampión, paperas y rubeola.
Asimismo, en caso de que un niño o niña menor a 6 años no cuente con las vacunas correspondientes, sería excluido de la educación básica, que abarca la guardería y jardín de niños. Por otro lado, aquellos que se encuentren entre seis y dieciséis años y no cubran el esquema mínimo de vacunación, no serían vetados de la escuela. Sin embargo, sus padres o tutores legales tendrán que pagar la multa correspondiente.
Dado el incremento en los casos de enfermedades prevenibles como el sarampión, aumento vinculado con el movimiento antivacunas; se esperaría que la ley permita incrementar el porcentaje de vacunación entre la población italiana que se encuentra en un 80%.
El objetivo sería alcanzar el 95%, cifra recomendada por la propia OMS. La organización argumenta que este porcentaje reduce la posibilidad de contagio en una población, incluso señala que los riesgos son sumamente bajos.
Estados Unidos
Es importante tomar nota del caso estadounidense, debido a la relación geográfica, política y social con México. Luego del surgimiento del movimiento antivacunas a finales del siglo pasado, ese país se convirtió en uno de los principales territorios donde encontró mayor arraigo el movimiento. Este caso es de suma relevancia dado que los adeptos a estas ideas se han presentado principalmente en el sur del país, en estados cercanos a la frontera con México.
La elección de Donald Trump como Presidente de Estados Unidos fue celebrada por partidarios del movimiento antivacunas. En algunos momentos, el mandatario estadounidense ha expresado su escepticismo sobre el uso de vacunas para la prevención de enfermedades. Incluso, invitó a Andrew Wakefield, líder del movimiento, al acto inaugural de su administración. Además, se dijo que el Presidente Trump ha considerado crear un comité para investigar la efectividad de las vacunas, que estaría bajo el mando de Robert F Kennedy Jr., declarado antivacunas.
La relevancia de estas ideas ha tomado fuerza en ese país y ya se pueden medir algunas de sus consecuencias. Desde inicio de este año, el Center for Disease Control and Prevention de Estados Unidos (CDC) reportó que se han confirmado 314 casos de sarampión en 15 estados de ese país, a saber: Arizona, California, Colorado, Connecticut, Georgia, Illinois, Kentucky, Michigan, Missouri, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Oregón, Texas y Washington. El número de casos reportados va en aumento dado que, en 2016 sólo se reportaron 86 casos de esta enfermedad.
Aunque en general la mayoría de las religiones permiten la vacunación entre sus seguidores, es verdad que en el movimiento antivacunas se encuentran relacionadas algunas comunidades religiosas específicas.
En Estados Unidos, algunos de los estados donde se han registrado nuevos casos de dicha enfermedad, hay leyes que permiten la dispensa de vacunación por razones filosóficas o religiosas.26 Por lo tanto, Nueva Jersey, Nueva York, Iowa, Maine y Vermont se han planteado eliminar dichas exenciones por los recientes casos en el aumento de contagios de sarampión en Estados Unidos.
En 2015, tras el brote de sarampión en Anaheim, California, que también afectó a Canadá y a México, el Congreso de ese estado aprobó el Proyecto de Ley 277, en vigor desde 2016, que eliminó las exenciones a la vacunación por creencias personales.28 Cabe mencionar que, en 1905, la Suprema Corte de Estados Unidos confirmó a través de la resolución 197 U.S. 11, la autoridad de cada estado para hacer cumplir con la vacunación, bajo el argumento de que el bienestar común debe ser prioridad a las creencias individuales.
Dado que en Estados Unidos las regulaciones sobre salud son competencia estatal, gran parte de éstos cuentan con exenciones religiosas a la vacunación. Incluso, ha crecido la preocupación dado que en lo que va de este año, por lo menos en 20 estados se han presentado proyectos de ley que facilitarían a las personas acceder a eximiciones para no vacunar a sus hijas e hijos. De 2016 a 2017, las exenciones legales a vacunación para niñas y niños en educación básica aumentaron a más del doble, pasando de 931 a 2,850.
El internet como mecanismo de propagación de información a favor del movimiento antivacunas
Como se mencionó al inicio de este documento, una de las principales vías de propagación de las ideas del movimiento antivacunas es el internet, específicamente a través de redes sociales. Mediante éstas, los seguidores del movimiento han aumentado. Por ejemplo, videos en contra de las vacunas en plataformas como Facebook y YouTube han alcanzado miles, e incluso millones de reproducciones.
No sólo esta información se transmite en plataformas como Facebook y Twitter, sino que se han formado grupos de seguidores que permiten la auto confirmación de estas ideas. Si una persona visualiza un video o lee un artículo a favor del movimiento antivacunas, es muy probable que las redes sociales le sugieran videos, comunidades, entre otros distintos materiales, que reafirmen sus ideas. Estas plataformas ratifican las creencias de los usuarios, facilitan su propagación y en consecuencia aumentan a sus partidarios.
En México
Durante el XVII Congreso Latinoamericano de Infectología Pediátrica de 2017, la entonces Coordinadora de Investigación del Hospital General de México, Carmen Espinoza, aseguró que en este país existe uno de los esquemas de vacunación más completos de toda Latinoamérica. Por tanto, este programa permite disminuir y controlar enfermedades tales como la influenza, dengue y cáncer cervicouterino.
Asimismo, destacó la importancia de que en México se exija la cartilla nacional de vacunación para que niñas y niños puedan tener acceso a guarderías y escuelas públicas. De modo tal que, se tenga un mayor control y seguimiento de padecimientos entre este sector de la población.
Además, señaló a los grupos antivacunas, que desde su perspectiva se encuentran en sectores de la población socioeconómicamente altos. En este sentido, agregó que se debería legislar a favor de la vacunación obligatoria. No obstante, en México la concientización de madres y padres de familia ha permitido que el país cuente con altos índices de cubertura de vacunación, con el 90% de su población protegida. Aunque como se mencionó la cifra ideal es del 95%.
Por último, a pesar de los buenos resultados en México, que se reconocen a nivel internacional en materia de cobertura de vacunación, hay un aspecto en el que el país debe trabajar. De acuerdo con información de la Secretaría de Salud, en el país bajo la cobertura de vacunación contra el sarampión.
Actualmente, se encuentra en 75%, cuando la cifra ideal es del 95%, por lo que hay mucho trabajo que hacer para alcanzar ese nivel. El pasado mes de febrero, Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, confirmó que la disminución en la cobertura de vacunas de sarampión se debe a ineficiencias en el programa de vacunación. Sólo el año pasado, se dejaron de aplicar 776 mil vacunas en territorio mexicano.