“El Moro”, el vendedor de churros que hizo un emporio en San Juan de Letrán

Por Joana Mayen Guerrero

“Hay gente que espera entre 30 y 40 minutos para poder degustar un delicioso churro con una taza de chocolate caliente”, comenta Lorena Hernández, jefa de piso de la churrería El Moro.

“Ahí viene el Moro con los churros”, gritaban las personas  cada vez que pasaba el vendedor de churros por las calles de San Juan de Letrán y sus barrios aledaños.

Así es como inicia uno de los lugares para comer churros más emblemáticos entre los habitantes y visitantes de la Ciudad de México.

“El Moro”, así es como apodaba la gente a Don Francisco Iriarte, aquel vendedor de churros que, tan solo con una canasta y una bicicleta, se hizo  conocido por su delicioso producto que ofrecía a los transeúntes.

Don Francisco duró como vendedor ambulante dos años, hasta que en 1935 logró comprar el local que estaba abandonado en la antigua avenida de San Juan de Letrán, hoy conocida como Eje Central Lázaro Cárdenas.

Así, y debido a su peculiar apodo, decidió llamar a la ya tradicional y conocida churrería.

El lugar se caracteriza por su original y antiguo diseño, el cual  es parte del paisaje urbano de la zona.

Su vitrina exterior es lo más llamativo para las personas que van pasando por ahí, ya que se puede observar la manera  en que la masa en forma  de cilindro va cayendo al aceite hirviendo y la habilidad que tiene el churrero para irle dando vueltas con un fino alambre hasta formar una gran rueda muy doradita que, posteriormente corta y revuelca en el azúcar con canela para ser servidos con un delicioso chocolatito caliente, haciendo que desees uno de estos suculentos churros recién hechos.

Al entrar al establecimiento te atiende el cadenero. Él te indica si debes esperar a que se desocupe una mesa o bien te da el mejor lugar si es que no está muy llena la churrería.

Estaba en una mesa al centro, desde ahí se podía observar cómo la gente hacía gestos de satisfacción a la hora de degustar su orden de churros doraditos y calientitos y su espumoso chocolate.

De igual manera no puede pasar desapercibida el peculiar decorado del establecimiento, pues alrededor se pueden ver fotografías muy antiguas de la Ciudad de México. Quizá por dentro eso sea lo más llamativo, pues algunos clientes no se van sin antes tomarse la foto del recuerdo.

“El paquete más vendido es el chocolate francés con cuatro churros, ya que es el tradicional de la churrería, sin embargo, hay temporadas en las que las malteadas son muy solicitadas”, menciona Samantha, mesera de la churrería El Moro.

Con más de 81 años de trayectoria, El Moro ha sido testigo de las celebridades que no podían dejar de visitar este lugar y, sobre todo, de degustar un delicioso churro.

Miguel de la Madrid, Luis Echeverría, Cantinflas, Chabelo, Lolita Ayala, Emmanuel, e hijos de políticos y de la farándula son algunos de los famosos clientes que no han podido resistirse a su delicioso sabor de esta churrería.

Sin embargo, esto no es lo único por lo que se conoce a esta peculiar churrería. Sus irresistibles tortas al pastor o de mole con pollo no podían faltar en El Moro.

Éstas se venden en la parte de afuera. El cliente que quiere disfrutar de alguna de torta la tiene que pedir al tortero y, una vez que tenga este suculento antojo, puede pasar sin ningún problema al establecimiento.

Por otro lado, El Moro cuenta aproximadamente con 90 trabajadores, tomando en cuenta la parte de bodega, además de ocho personas extras, quienes se encargan de atender el negocio de las tortas.

Y para que sea más satisfactorio el servicio para los clientes, la churrería cuenta con cinco sucursales más en diferentes puntos de la Ciudad de México: La Roma, La Condesa, Cuauhtémoc, Polanco y obviamente la del Centro Histórico, que es la más concurrida.

“La churrería del centro es la más visitada porque esta abierta las 24 horas del día. Aquí estamos dando servicio desde las 10 de la mañana para las familias que vienen a desayunar. En la tarde tenemos la visita de trabajadores y estudiantes que buscan alguna de nuesras tortas que ofrecemos y en la noche nos frecuentan las parejas de enamorados y muchachos que salen del antro y quieren comer algo para bajarse la cruda”, menciona Lorena, jefa de piso de la churrería El Moro.

Según información publicada por el periódico El Universal, desde hace algunos años la Churrería El Moro rediseñó toda su marca, pero no ha perdido la calidad de sus productos y hoy se ha posicionaado como uno de los lugares más socorridos de la Ciudad de México, y El Moro Roma y Cuauhtémoc son lugares de reunión de los locatatios o los jóvenes para echar un churrito, ya sea para llevar comiendo o para comer ahí.

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